En concreto, España se ha beneficiado de la posibilidad de gastar en un periodo más amplio que el inicialmente previsto de dos años los fondos concedidos en 2007.
También Italia, Reino Unido, Alemania y Países Bajos se quedarán con entre 56 y cuatro millones de euros que, con las reglas anteriores, tendrían que haber devuelto a las arcas comunitarias por no haberlos invertido en el plazo previsto, que expiraba a finales de 2009.
Países como Estonia, Letonia, Lituania, Hungría y Rumanía han contado con 775 millones de euros adicionales al haber tenido que recurrir a un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) o haber visto su PIB desplomarse más de un 10%.
Entre las nuevas medidas que flexibilizan el uso de los fondos figura situar en 50 millones el límite por debajo del cual los Estados miembros podrán dar luz verde a los pequeños proyectos financiados por la UE sin esperar a la aprobación previa de la Comisión Europea, facilitando así que los trabajos arranquen más rápidamente.
También es posible que los grandes proyectos reciban fondos de más de un programa, algo que con el anterior reglamento no estaba permitido. Y la revisión de los programas se hace con arreglo a un procedimiento simplificado que facilita adaptarse mejor a los retos actuales.
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