lunes, 7 de junio de 2010

Europa cierra filas frente a un renovado escepticismo sobre el euro en los mercados

LUXEMBURGO.- Los países de la Eurozona defendieron a capa y espada su moneda, que en seis meses se ha depreciado más de un 20% frente al dólar y el lunes cayó a un nuevo mínimo, en un intento por aplacar los temores renovados que se ciernen sobre la estabilidad financiera en el continente.

La reunión de este foro agrupa a los 16 ministros de Finanzas de la zona euro en Luxemburgo.

Y su aparente falta de inquietud contrasta con la que se percibía en los mercados: el euro cayó el lunes por debajo de 1,19 dólares por primera vez en más de cuatro años, antes de rebotar tímidamente hasta 1,1919 dólares hacia las 21.00 GMT.

Algunos de los ministros de Finanzas destacaron que la moneda única ha conocido tiempos peores desde su lanzamiento en 1999 y trataron de poner por delante la ventaja de un euro débil, esto es, el abaratamiento de las exportaciones europeas frente a otras potencias competidoras.

La tasa de cambio actual del euro coincide "más o menos con su promedio histórico" y está por encima de su nivel más bajo, que alcanzó en 2000, a 0,8230 dólares, indicó el titular holandés, Jan Kees de Jager.

"¿Qué hay de malo en que el euro nos permita ganar en competitividad?", se preguntó el ministro belga, Didier Reynders, en alusión al beneficio para las exportaciones.

Reynders sí advirtió contra "las fluctuaciones rápidas y frecuentes", una inquietud que también expresó el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn.

"Lo que preocupa es más bien el ritmo (de caída) que el nivel" del euro, admitió Rehn.

La moneda única se depreció más de un 20% desde diciembre de 2009, un ritmo vertiginoso, víctima de los temores de los mercados de que los agujeros presupuestarios de países como Grecia, España, Portugal e Irlanda se propaguen a toda la Eurozona sumiéndola en una crisis irreparable.

En los últimos meses, Europa se vio forzada junto al Fondo Monetario Internacional (FMI) a tomar medidas tan insólitas como draconianas para devolver la calma: tras adoptar un plan de rescate para Grecia, aprobó un fondo de 750.000 millones de euros como 'parachoques' para la zona euro.

Al mismo tiempo, obligó a los países más expuestos a las turbulencias de los mercados - España, Portugal e Italia - a adoptar planes de austeridad para reducir sus déficit y actualmente prepara una reforma para reforzar la coordinación en política económica y sanciones para los Estados más laxistas.

También la principal economía de la zona euro, Alemania, presentó el lunes un presupuesto para 2011 que prevé un severo recorte del gasto público, mientras que Gran Bretaña - al margen de la Eurozona - advirtió que se avecinan "tiempos dolorosos" con las medidas que se tomarán para sanear las finanzas públicas.

Pero tantos esfuerzos parecen caer en saco roto y la más "mínima noticia negativa en Europa dispara" el nerviosismo de los mercados, declaró el lunes Chris Blair, consejero de la sociedad de gestión Patersons.

El último ejemplo fueron las recientes declaraciones alarmistas de altos responsables del partido en el poder en Hungría sobre la situación económica del país, "comparable", según afirmó uno de ellos, "a la de Grecia".

Pese a que tales afirmaciones fueron rectificadas y que Hungría no forma parte de la Eurozona, el comentario lastró el viernes y el lunes las bolsas mundiales y estuvo detrás del nuevo retroceso del euro.

"No hay ningún elemento particular de inquietud" sobre Hungría, defendió el lunes en Luxemburgo el director gerente del FMI, el francés Dominique Strauss-Kahn, sumándose a los esfuerzos de los responsables europeos por evitar que se agrave la crisis de confianza económica que vive el continente.

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