Esta es una de las opciones que maneja el Ejecutivo comunitario para regular las operaciones con derivados, a las que los líderes europeos acusan de agravar la crisis de endeudamiento de Grecia y su contagio a España y Portugal. La Comisión responde así a las presiones de Francia y Alemania, que exigieron la semana pasada que se acelere la regulación de los derivados.
El Gobierno de Berlín ya prohibió en mayo de forma unilateral las ventas a corto, una decisión que provocó críticas del resto de Estados miembros por no haber sido ni siquiera consultados. Ya entonces, el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, dijo que esta acción hubiera resultado más eficaz si se hubiera coordinado a escala de la UE.
Por ello, la Comisión propone ahora dotar a los supervisores nacionales de poderes uniformes para "restringir temporalmente o prohibir las ventas a corto y los CDS en situaciones de emergencia". La nueva Autoridad Bursátil Europea, donde están representados los 27, sería la responsable de coordinar estas prohibiciones.
Esta mayor coordinación "aumentará la resistencia y la estabilidad de los mercados financieros en la UE", resaltó el Ejecutivo comunitario.
Bruselas también propondrá medidas para aumentar la trasparencia de las posiciones cortas, tanto de cara a los reguladores como de cara al mercado. A partir de un determinado umbral, las posiciones cortas deberían notificarse a los supervisores. Ello les permitirá "vigilar y, si es necesario, investigar las ventas a corto que puedan plantear riesgos sistémicos o constituir un abuso". Cuando se supere un umbral superior, las posiciones cortas deberán comunicarse también al mercado.
Otra posibilidad es que haya un régimen específico de notificación únicamente a los supervisores de un volumen importante de posiciones cortas sobre bonos de países de la UE.
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