viernes, 18 de junio de 2010

La joyería china, en plena expansión, aspira a pasar de la fantasía al lujo

SHANGHAI.- En un tiempo récord, los chinos se han convertido en los segundos consumidores mundiales de moda y de lujo, ávidos de productos de marca, por lo que los diseñadores locales se ven obligados a ponerse a la altura de sus nuevas exigencias.

El país, que compra el 27,5% de los bienes de lujo mundiales, justo por detrás de Japón, debería convertirse en el principal consumidor del sector dentro de cinco años, según la Academia de las Ciencias Sociales de China.

Pero en materia de lujo, reina aún Occidente y China está decidida a recuperar su retraso. En particular ,en materia de joyas.

De momento, "las joyas chinas siguen principalmente siendo las de fantasía" vendidas por todo el planeta, releva Zhang Fuwu, responsable del Instituto de joyas y accesorios de Shanghai, uno de los cinco agrupados en el seno del joven Instituto de artes visuales de Shanghai, abierto en 2005 y que cuenta como socio con la prestigiosa Universidad de Fudan.

"Desde hace treinta años, ha habido grandes cambios; las demandas en materia de cultura y de belleza han evolucionado mucho (...). Pero todavía tenemos que progresar", subraya.

El año pasado, China no solo era el segundo mercado del diamante -en 2006 era cuarto-, sino también el segundo consumidor de oro del planeta, según el Consejo Mundial del Oro. En 2009, las importaciones de diamante pulido en China alcanzaron los 699 millones de dólares, según cifras chinas.

En el taller del instituto, los estudiantes trabajan con cuero y hueso de yak, a la espera del día en el que lo hagan con materiales más nobles y la creatividad de la joyería china goce de reconocimiento.

"Tienen destreza y técnica, pero necesitan más libertad en el diseño. El cambio de mentalidad es todo un proceso", comenta Grace, la profesora, una joven china diplomada de la Universidad de Dundee (Reino Unido).

"El consumidor quiere productos occidentales. Un día se reencontrará con las cosas bonitas de su cultura pero hoy, para los jóvenes, lo que es bueno viene de Occidente, Japón o Corea del Sur", explica Zhang.

"Hay cierta contradicción en los chinos: un nuevo orgullo, sobre todo desde los juegos olímpicos, y al mismo tiempo les falta confianza en ellos mismos", comenta Mark Brauner, presidente en Hong Kong del Instituto Internacional de Gemología (IGI), instituto mundial de valoración y certificación fundado en Amberes.

"En materia de lujo, se sigue soñando, en Asia, con lo que viene de Europa o de Estados Unidos", añade el responsable.

Por otra parte, "los chinos consideran la compra de un diamante más como una inversión que como un acto emocional, romántico, y cada vez quieren saber con más precisión lo que compran, lo cual obliga a los joyeros a ser cada vez más competentes. Están a menudo dispuestos a gastar un poco más por el valor añadido de un certificado extranjero", explica.

Son nuevas exigencias estéticas, pero también cualitativas. El Instituto de Shanghai ha fichado a expertos del IGI, que a partir del curso que viene formarán a los aprendices joyeros en el análisis científico de las gemas.

Ahí les iniciaran en las '4C', que son los factores determinantes del valor de un diamante,-el Carate (peso), Color, Claridad (pureza) y Corte-, al cálculo del peso de la futura piedra a partir del diamante en bruto, los ángulos que reflejan la luz y a otros secretos de la profesión. El IGI considera que este es un "gran paso para el desarrollo del mercado chino".

"China es el futuro. Nuestros clientes están en plena expansión aquí. Se ve claramente que el sector del lujo se ha beneficiado del plan de reanudación de la economía", dice Brauner.

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