jueves, 17 de junio de 2010

Las empresas extranjeras, blanco de las huelgas en China

SHANGHAI.- Las protestas obreras en China, que contaron con una fuerte repercusión mediática y la aparente aprobación de las autoridades, afectaron exclusivamente a las empresas extranjeras, cuyos trabajadores esperan ver satisfechas sus reivindicaciones aunque sea por una cuestión de imagen.

Una preocupante serie de suicidios en la fábrica del taiwanés Foxconn y las repetidas huelgas en la japonesa Honda, conjugado con la preocupación de estos grupos por mantener la producción y preservar su imagen, desencadenaron alzas salariales.

Los obreros "piensan probablemente que pueden llamar un poco más la atención con una empresa extranjera, en especial si es muy conocida", estima Patrick Chovanec, economista de la Universidad Tsinghua, en Pekín.

"Los grupos se preocupan mucho por su imagen en casa y en el extranjero, mientras que probablemente un fabricante chino de jabón no se preocuparía por lo que el mundo piensa de él", agregó.

Los diferentes movimientos sociales permiten pensar que el trabajo barato ya forma parte del pasado para los inversores extranjeros que montaron empresas en China, el 'taller' del mundo.

Después de 11 suicidios entre los obreros chinos, Foxconn -que provee componentes electrónicos a gigantes de la informática como Apple, Dell o Sony- duplicó los salarios, cuando se hacían llamamientos a un boicot mundial del iPhone, de Apple.

Honda acordó un aumento salarial del 24% a los empleados de su principal fábrica de montaje, mientras que los obreros de Honda Lock, que provee cerraduras y llaves, retomaron el trabajo tras lograr aumentos salariales cuyo monto no fue precisado.

El taiwanés Merry Electronics Co. tuvo también que aumentar bajo presión los salarios en un 17% para los 7.000 obreros de su fábrica de Shenzhen, en el sur de China, para poner fin a una huelga.

Para Chovanec, los conflictos de hoy recuerdan las desventuras de Nike a comienzos de los años 1990, cuando el grupo estadounidense era atacado por las condiciones de trabajo en sus fábricas de Asia. Nike "no fue el blanco porque era el peor", dijo, "lo fue porque era el grupo que tenía más notoriedad. Los militantes pensaban que ello llamaría más la atención y que (Nike) sería más apto para reaccionar".

Los obreros también saben que pueden contar con el apoyo de las autoridades cuando se oponen a los empresarios extranjeros, en vez de a los chinos, explicó Geoffrey Crothall, portavoz del China Labour Bulletin de Hong Kong. "Los propietarios de fábricas chinas tienen mejores relaciones con los responsables oficiales y pienso que esto explica ampliamente aquello", dijo.

Los movimientos sociales despertaron mucho interés en China estas últimas semanas. El primer ministro Wen Jiabao, visiblemente inquieto por el riesgo de contagio, reclamó un mejor trato para los obreros migrantes, pequeñas manos del "milagro" económico chino y a menudo los olvidados de las bonanzas del crecimiento.

La prensa, controlada por el Partido Comunista, concentró por su parte la cobertura en las empresas con capitales extranjeros, dando la impresión de que la calma reina en las factorías chinas. "En general, las huelgas en China no son objeto de importantes coberturas mediáticas", destaca Crothall. "Creo que hay muchas (en las fábricas chinas) de las que nunca nos enteramos", señala.

Pero la comprensión de las autoridades podría ser de corto plazo. "Parece que el gobierno desea alzas salariales y mejores condiciones para los obreros chinos", explicó Mark Williams, analista de Capital Economics de Londres. "Pero si las huelgas obligan a los extranjeros a estudiar nuevamente sus inversiones en China el gobierno pondría probablemente fin a las protestas", afirmó.

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