El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona --anfitriona del encuentro--, Miquel Valls, afirmó que actualmente existen acuerdos bilaterales de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y la práctica totalidad de los países del sur del Mediterráneo, "pero muchos están anticuados y cubren sólo un número limitado de cuestiones".
Puso como ejemplo que la convergencia del comercio de servicios es insuficiente, a pesar del gran potencial en áreas como los servicios financieros, la telecomunicación, la distribución, la energía, los servicios medioambientales, la logística y el transporte.
Los representantes económicos reclamaron la eliminación progresiva de aranceles, la reducción de barreras no arancelarias, la mejora de las normas sobre la inversión y la protección de la propiedad intelectual, una reducción de la burocracia y la creación de un mecanismo de resolución de conflictos vinculante y eficaz, así como un marco legal simplificado y regulado.
Los participantes en la Cumbre de Barcelona criticaron que, después de dos años desde su lanzamiento, la Unión por el Mediterráneo (UpM) "sigue concentrándose más en su implementación que en sus resultados", aseguró Valls.
Añadió que la cancelación de la Cumbre Política de Jefes de Estado y de Gobierno (aplazada hasta noviembre) "es una decepción y una señal más de que la Unión no está consiguiendo resultados beneficiosos para la zona euromediterránea".
Entre las conclusiones también destaca la necesidad de hacer reformas para estimular el sector privado, la inversión en el Mediterráneo, el desarrollo de las pymes y la mejora de la competitividad.
El documento insta a combatir activamente el proteccionismo, eliminar las barreras a la comercialización transfronteriza y la inversión, mejorar el acceso a la financiación, invertir en proyectos de infraestructuras entre regiones a través de proyectos de asociación público-privada, y proveer un marco para la cooperación en investigación y estudios universitarios.
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