miércoles, 30 de junio de 2010

Taiwán se interroga sobre las intenciones de China tras su inédito acuerdo

TAHIPEI.- La firma del histórico acuerdo comercial entre China y Taiwán suscitó recelo en parte de la opinión pública taiwanesa, que teme que Pekín intente extender su poder sobre la isla, destacaron varios analistas.

El acuerdo marco de cooperación económica (ACCE) firmado el martes es comercial y fija tarifas aduaneras preferenciales, pero entre los 23 millones de taiwaneses hay muchos que temen que a término sea la sentencia de muerte para la independencia de la isla, establecida de hecho desde hace 60 años.

"Al público le cuesta mucho no preocuparse políticamente por este acuerdo", estimó Tung Chen-Yuan, un taiwanés autor de varios libros sobre los vínculos económicos entre la China continental y la isla.

"¿Quién podría ser tan ingenuo para creer que China no tiene segundas intenciones políticas? ¿Qué le haría firmar sino un acuerdo favorable a Taipei, cuando Taiwán tiene ya un enorme excedente comercial cada año?", se pregunta.

Este excedente respecto a China alcanzó 37.600 millones de dólares en 2009, según estadísticas taiwanesas.

El ACCE no debería reducirlo, con sus tasas a la baja para más de 500 categorías de productos taiwaneses exportados a China, contra la mitad menos en sentido contrario.

Para el principal partido taiwanés de oposición, el Partido Demócrata Progresista (DPP), tal acuerdo puede relegar a Taiwán al nivel de Gobierno local, como Hong Kong o Macao, en sus relaciones con Pekín.

Ex colonias extranjeras, Hong Kong y Macao volvieron bajo el alero de la madre patria en 1997 y 1999, algo que los taiwaneses no desean que les ocurra.

A pesar de su proximidad cultural y lingüística con China, los habitantes de la isla reivindican una identidad propia y la mayoría de ellos no tiene más que lejanos parientes llegados de China hace siglos, según Zhang Baohui, de la Universidad Lingnan de Hong Kong.

China subestima la cuestión de la identidad. "Desde hace diez años, los isleños se han replegado en una identidad taiwanesa, considerándose cada vez menos chinos. Ningún beneficio económico cambiará esto", destacó el experto.

Si se sienten amenazados por el acercamiento con Pekín, podrían manifestarlo en la elección presidencial de 2012.

China debe entonces mostrarse discreta sobre la cuestión de vínculos políticos, abogó Lui To-Hai, especialista de ciencias políticas en la Universidad nacional Chengchi de Taipei.

"China debería evitar presionar a Taiwán sobre cuestiones políticas o de seguridad durante los dos o tres próximos años, o por lo menos de aquí a la elección presidencial", dijo.

El acuerdo podría ser sinónimo de victoria para el gobierno del presidente taiwanés, Ma Ying-Jeou, pero sólo si cumple sus promesas, y en particular la creación de miles de empleos que había evocado antes de la firma.

Pero, a pesar de eso, para algunos la sombra del gigante chino nunca será muy tranquilizadora.

"Debido a la diferencia de tamaño aplastante, algunos se inquietan por la integración de las economías, lo que podría hacer perder (a Taiwán) su autonomía, a corto plazo económica y a largo plazo política", dijo Zhang, de la Lingnan University.

"La parte más débil se sentirá siempre vulnerable y China no puede hacer mucho al respecto (...) Es el fruto de una relación asimétrica", concluye.

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