El director asociado de Fitch Ratings, Doublas Renwick, explicó que la incorporación al euro "mejorará el perfil de riesgo" de Estonia y "reducirá los riesgos asociados a los altos niveles de deuda externa del país y a los préstamos en moneda extranjera en el sistema bancario doméstico". Además, destacó que dará a las entidades del país acceso a las facilidades de liquidez del Banco Central Europeo (BCE).
En este sentido, la agencia de calificación crediticia considera que la pertenencia al euro reduce significativamente la financiación exterior, así como los riesgos de la moneda extranjera asociados a ese elevado nivel de deuda.
Asimismo, señala que, al unirse a la zona euro, Estonia se convertirá en el más pobre de sus 17 miembros, pero, sin embargo, sus perspectivas de crecimiento a largo plazo son mejores que la media.
Fitch señala que en algunos aspectos Estonia ya parece un miembro habitual de la unión monetaria, debido su sólida gobernanza y sus fuertes instituciones, su robusto marco político y su entorno empresarial acomodado. Pese a ello, su economía ha sido más "volátil" que la de cualquier otro país del euro, con un caída acumulada del PIB del 19% desde el cuarto trimestre de 2007 hasta la fecha y unas grandes oscilaciones en la inflación.
En esta línea, subraya, en cambio, que las finanzas públicas de Estonia son de las más fuertes de la Unión Europa (UE) y tienen un probado historial de conservadurismo fiscal, como demuestra que el déficit gubernamental fue el 1,7% del PIB en 2009 y la deuda pública suponía sólo el 7,2% del PIB a finales de 2009, el nivel más bajo de la UE.
Los ministros de Economía de la UE aprobaron el pasado 13 de julio que Estonia adopte el euro el 1 de enero de 2011 y se convierta así en el decimoséptimo Estado miembro de la eurozona por considerar que cumple los criterios exigidos de convergencia económica pese a la actual crisis.
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