La reforma, diseñada para endurecer la legislación que regula a la industria financiera estadounidense y para prevenir prácticas de riesgo como las que llevaron a la crisis vivida entre 2007 y 2009, fue aprobada por el Congreso el jueves.
Elaborada por la Administración Obama y por varios legisladores durante un año, la nueva ley establece la creación de una oficina para la protección de los clientes, así como límites a las actividades de riesgo bancarias, y proporciona mayores poderes a los reguladores para rescatar a las firmas importantes que se encuentren en problemas.
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