domingo, 22 de agosto de 2010

El Papa afirma que decir que la satisfacción material sacia al hombre es una "mentira peligrosa"

CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI advirtió hoy que la idea de que la satisfacción material puede saciar al hombre es una "mentira peligrosa porque contiene sólo una parte de verdad".

El Pontífice así lo manifestó en una carta enviada a los organizadores de la XXI edición del "Meeting de Rimini" que comienza hoy bajo el título "Encuentro por la amistad entre los pueblos" y que tiene como tema principal "esa naturaleza que nos empuja a desear cosas grandes es el corazón".

El "Meeting de Rimini" es una reunión que celebran anualmente las élites políticas, económicas, intelectuales y religiosas nacionales e internacionales desde 1979.

Benedicto XVI señaló que el hombre "se ve tentado con frecuencia a no ir más allá de las cosas pequeñas, a aquellas que dan satisfacción y placer a 'buen mercado', a aquellas que sacian por un momento, cosas tan fáciles de obtener como ilusorias".

Y así subrayó que "la meta última del corazón del hombre no es cualquier cosa, sino sólo las 'cosas grandes'".

El hombre no vive tan sólo de satisfacciones materiales, insistió el Pontífice, que recordó que el Evangelio fija que "no sólo de pan -satisfacción material- vivirá el hombre, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios".

"Dios sólo es suficiente. Él sólo sacia el hambre profundo del hombre. Quien haya encontrado a Dios, lo ha encontrado todo. Las cosas finitas pueden conceder un fulgor de satisfacción y alegría, pero tan sólo el Infinito puede llenar el corazón del hombre", afirmó el Papa.

Asimismo, el Pontífice explicó que "el hombre, en el fondo, sólo necesita una cosa que todo contiene, pero primero debe aprender a reconocer, incluso a través de sus deseos y sus anhelos superficiales, aquello que verdaderamente necesita, es decir aquello que puede satisfacer a su propio corazón".

Acoger las legítimas diferencias humanas

El papa Benedicto XVI recalcó hoy que los textos litúrgicos recuerdan que todos los hombres están llamados a la salvación y que ésta es también una invitación para saber acoger la legítimas diferencias humanas, después de que Jesús viniera para reunir a los hombres de todas las naciones e idiomas.

El Pontífice así lo manifestó tras el rezo del Ángelus dirigiéndose a los peregrinos de lengua francesa que asistieron al patio central de la residencia de los papas de Castel Gandolfo, al sur de Roma, donde pasa el verano.

Las palabras del Papa llegan después de la actuación de la política de deportación de gitanos que ha emprendido Francia a través de la repatriación asistida.

Durante el Ángelus el Papa subrayó también que "Dios rebaja a los soberbios y a los poderosos de este mundo y eleva a los humildes" y precisó que la Virgen María es un claro ejemplo de esta "verdad evangélica.

Benedicto XVI recordó que en la jornada de hoy la liturgia invita a venerar a la Virgen María con el título de "Reina", cuando se cumplen ocho días de la festividad de la Asunción, e hizo hincapié en el pasaje del Evangelio en el que Jesús afirma: "los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".

El Papa pidió además la mediación de la Virgen para que favorezca "la paz, especialmente allí donde prevalece la absurda lógica de la violencia, con el fin de que todos los hombres comprendan que en este mundo debemos ayudarnos los unos a los otros".

Benedicto XVI aprovechó además la ocasión para saludar "al grupo de Legionarios de Cristo llegados de diferentes países" a la ciudad de los papas.

La congregación de los Legionarios de Cristo se ha visto azotada en los últimos meses por los escándalos de abusos sexuales contra seminaristas cometidos por su fundador, el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel (1920-2008).

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