viernes, 13 de agosto de 2010

El trabajo de los niños yemeníes alcanza proporciones alarmantes

SANÁ.- A la muerte de su padre, hace dos años, Rasil y Anuar fueron colocados en un garaje de Saná, donde se sumaron a la cohorte de niños obligados a incorporarse al mercado laboral en Yemen, el país más pobre de la península arábiga.

Rasil Al Kamiri, de 11 años, y su hermano Anuar, de 8 años y mudo de nacimiento, pasan la mayor parte del tiempo limpiando a mano recambios para poder dar de comer al resto de la familia, que permanece en el pueblo de Al Akhmoor, 300 km al sur de la capital.

"Trabajo día y noche", dice sin más Rasil mientras Anuar, con sonrisa inocente, observa los gestos de su hermano mayor para poderlos imitar.

Según un estudio realizado este año por la ONG norteamericana CHF International, cinco de los once millones de niños yemeníes trabajan. Tres quintas partes de estos niños no están escolarizados.

Según la organización, un 40% de estos niños son obligados a trabajar entre los 7 y 13 años de edad y un 10% empiezan a trabajar con 9 años. La proporción sube al 20% con 12 años y pasa a un 40% a la edad de 13 años.

Peor aún, un 80% de esta población infantil realiza trabajos peligrosos o cansados y un 60% utilizan herramientas peligrosas para sus edades, mientras que un 30% confiesan que se hirieron o enfermaron en el trabajo.

Uno de cada cinco niños reciben malos tratos y un 10% son víctimas de abusos sexuales, según el estudio, que revela que algunos padres incitan a sus hijos a ir a trabajar a la vecina Arabia Saudí, donde pueden ganar unos 400 dólares mensuales, una cantidad muy superior a los sueldos yemeníes.

Según la organización yemení de Derechos Humanos Seyaj, cientos de niños son utilizados en las provincias de Hijja y Hudeida (noroeste) en el tráfico de drogas con los países vecinos.

"Más de 200 niños son utilizados para el narcotráfico en Arabia Saudí (...) a cambio de modestas sumas de dinero", afirmó Ahmed Al Qurachi, el jefe de la ONG.

El Gobierno es consciente del problema pero se confiesa impotente.

Adel Al Charaabi, director del Ministerio de Asuntos Sociales y Trabajo señala que "la pobreza explica el trabajo de los niños". "La única solución consiste en desarrollar la economía".

Pero en un país con recursos limitados y sacudido por la violencia, la situación de los niños que trabajan no parece prioritaria.

Según un estudio realizado en junio por el Ministerio de Asuntos Sociales, "192.000 niños son empleados en la agricultura" y están expuestos a los pesticidas, que les provocan numerosas enfermedades de la piel, asma, bronquitis y a veces pierden la vista.

Cerca de la mitad de estos niños sufren enfermedades cutáneas y un 30% sufren infecciones, según el estudio. "La agricultura, que era el oficio más seguro, se han convertido en uno de los más peligrosos con la generalización de los pesticidas", dice Qurachi.

Los talleres de reparación de automóviles utilizan a gran número de niños, según el mismo estudio.

"Niños soldados" es el destino de otros jóvenes, señala Qurachi, e indica que han combatido a la vez en las filas de los rebeldes chiítas en el norte del país y con las tribus que se les oponen.

"El Gobierno lo sabe muy bien", recalca este militante.

Además del trabajo, los niños yemeníes sufren desnutrición. "La mitad de los niños yemeníes sufren desnutrición crónica y uno de cada diez muere antes de cumplir los 5 años", según el Programa Alimentario Mundial. Figuran en segunda posición detrás de los afganos y son los terceros en falta de peso, detrás de los niños de la India y Bangladesh.

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