jueves, 26 de agosto de 2010

Francia espera con la expulsión de gitanos los compromisos de Rumanía ante la Unión Europea

PARÍS.- Francia consiguió hoy con su política de expulsión de gitanos un compromiso de las autoridades rumanas para reorientar sus políticas de cara a una mayor integración de esta comunidad, bajo la advertencia velada de que hasta ahora no ha dado ese uso a los abundantes fondos europeos que recibe.

El secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Claude Lellouche, tras recibir durante más de dos horas en París al nuevo responsable rumano para la Integración de los Gitanos, Valentin Mocanu -por segunda vez en dos días-, trató de dar la vuelta a las acusaciones contra las expulsiones de gitanos con continuas alusiones a los incumplimientos por Bucarest de sus obligaciones.

El más repetido por Lellouche, en una conferencia de prensa conjunta con Mocanu, fue recordar que de los 4.000 millones de euros que Rumanía recibe cada año en fondos europeos, sólo 85 millones (un 0,4%) se consagran a integrar a la población romaní.

El responsable francés anunció que irá junto a las autoridades rumanas a entrevistarse sobre esta cuestión con la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding "probablemente a partir de la semana próxima (...) para pedirle movilizar medios" en favor de los gitanos.

Se trataría de "una especie de mini plan Marshall", comentó a modo de ilustración, aunque al ser preguntado sobre si lo que quería era que se impusieran a Rumanía unas condiciones para recibir las ayudas europeas respondió que ya existen unos objetivos para la integración de los gitanos, y que el problema es que no se cumplen.

Diferentes textos europeos fijan un porcentaje para políticas específicas dirigidas a los gitanos rumanos -un 2% en vivienda-, indicó, antes de prevenir que la regla es que el dinero no consumido en el objetivo prescrito debe volver a la Comisión Europea (CE).

Por eso, su mensaje repetido una y otra vez es que se trata de que "el Gobierno rumano nos dé claramente su programa de acción con objetivos cifrados en número de personas, de escuelas, de viviendas y en qué regiones".

"Estamos dispuestos a hacer el máximo. Pero esperamos una movilización del Gobierno rumano", advirtió, al tiempo que puso el acento en que ni el Ejecutivo comunitario ni ningún gobierno europeo les ha reprochado el mecanismo de envío de los gitanos a sus países de origen, que se basa en la aplicación "de manera estricta" de la normativa europea.

La respuesta de Mocanu llegó en primer lugar con un 'mea culpa': "hace falta un cambio de políticas en Rumanía a nivel interno" porque "hasta ahora no ha habido suficientes proyectos desarrollados" localmente.

Y aseguró que "estamos determinados a desarrollar políticas a medio y largo plazo" en favor de la integración de los gitanos en terrenos como la educación, la vivienda o la inserción laboral.

No obstante, el secretario de Estado rumano señaló que también harán falta medidas a escala bilateral y europea y comentó que la pobreza es uno de los factores que explican el desplazamiento a otros países de algunos de sus ciudadanos, para los que dijo que se cuidará de que se respeten sus libertades, entre ellas la de movimientos dentro de la Unión Europea (UE).

En cualquier caso, Mocanu afirmó que no tenía constancia de ninguna denuncia de los varios miles de gitanos enviados por Francia a su país -hoy fueron cerca de 300 en dos vuelos desde Lyon y París y suman más de 8.300 en lo que va de año tras los casi 9.900 en 2009-.

Preguntado sobre la posibilidad de que esas personas embarcadas en chárter a Rumanía con 300 euros por adulto vuelvan a Francia, Lellouche garantizó que "nadie les impedirá volver", pero apostilló que "corresponde al Gobierno rumano hacerse cargo".

Su colega rumano precisó que ha pedido a todas las administraciones que se muestren receptivas si esos gitanos solicitan sus servicios.

El responsable francés de Asuntos Europeos cargó contra los que han criticado las expulsiones, a los que pidió que en primer lugar observen lo que pasa "en el patio trasero" de sus propios países.

También argumentó que "la libertad de circular (dentro de la UE) no debe servir de coartada para eludir en los países vecinos sus propias obligaciones", en una evidente referencia a los incumplimientos de Bucarest para con sus gitanos.

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