jueves, 16 de septiembre de 2010

'Basilea III' refuerza el sector financiero pero no evitará una nuevas crisis

PARÍS.- Las nuevas reformas bancarias denominadas 'Basilea III' van a reforzar globalmente el sector financiero gracias a las exigencias más severas en fondos propios, pero no podrán impedir futuras crisis, estiman especialistas y banqueros.

Casi dos años después de la quiebra del banco de negocios estadounidense Lehman Brothers, los principales bancos centrales y reguladores mundiales acordaron nuevas reglas internacionales bancarias que prevén elevar a 7% el porcentaje mínimo de encajes (reservas mínimas de dinero en efectivo que deben mantener en caja) de las entidades financieras.

Este acuerdo tiene que ser adoptado ahora por la cumbre del G20 de potencias industrializadas y países emergentes de noviembre en Seúl, aunque varios especialistas estiman que el texto no va lo suficientemente lejos.

"Nunca se podrá evitar por completo una crisis" reforzando sólo los fondos propios de los bancos, indicó el presidente de la Asociación de Banqueros suiza, Patrick Odier.

Para Odier, es necesaria una gestión rigurosa y una gran prudencia que permita evitar una nueva catástrofe financiera.

En Suiza, donde el principal banco del país UBS fue salvado de la quiebra a último momento durante la crisis financiera, varios expertos criticaron con dureza los acuerdos de 'Basilea III'.

El economista Beat Bernet, profesor en la Universidad de Saint-Gall, considera que el nivel de fondos propios establecido por el acuerdo del domingo es demasiado bajo.

"La propuesta sometida al G-20 es un compromiso, que se parece más a un sedante que a una real voluntad política de disminuir los riesgos" de los bancos denominados de importancia sistémica, explicó Bernet, citado por el diario Tages-Anzeiger.

La nuevas normas "no son suficientes", coincidió por su parte el director del Instituto suizo de Bancos y Finanzas, Manuel Ammann.

"Una buena solución consistiría en garantizar que los grandes bancos dispongan de suficientes capitales para no quebrar", sugirió este especialista.

Para Ammann la solución no pasa por pedir más fondos propios, algo que los bancos no podrían sostener, sino por utilizar instrumentos financieros como obligaciones convertibles, que podrían ser intercambiadas por acciones en periodos de crisis y de este modo liberar capital.

Otro punto criticable de los acuerdos es el periodo de transición de ocho años acordado a los bancos para que consigan los fondos, un lapso de tiempo "demasiado generoso", según el analista Rainer Skierka, del banco Sarasin.

"A largo plazo, las medidas van a volver a los bancos más fuertes", admite sin embargo el economista Siert-Jan Vos, de la Universidad de Amsterdam.

"Pero teniendo en cuenta que la introducción de las reglas no habrá terminado hasta dentro de ocho años, nadie sabe lo que va a pasar hasta ese momento. Quizás entre tanto hay una crisis financiera".

En todo caso, la estabilización a largo plazo de los bancos debería ser beneficiosa para el sector, matizó el miércoles el gobernador del Banco de Canadá, Mark Carney.

Según Carney, los acuerdos de 'Basilea III' podrían hacer ahorrar a los países del G20 unos 10 billones de euros (unos 12,9 billones de dólares).

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