En una entrevista concedida al diario francés 'Le Figaro', Blanchard dijo que los malos datos económicos publicados recientemente en Estados Unidos, en contraste con las buenas cifras registradas por los países europeos, especialmente Alemania, han tenido una gran influencia en la opinión pública, pero advierte de que las tendencias siguen siendo básicamente las mismas. "Una golondrina no hace verano", recalcó.
El economista jefe del FMI considera que el consumo y la inversión deben impulsar ahora la demanda, aunque reconoce que ésta se enfrenta a numerosos obstáculos y, en especial, a la debilidad del sistema financiero.
Asimismo, negó que el mayor crecimiento de la economía alemana incite al Gobierno del país a ser menos riguroso en sus finanzas públicas, ya que, en su opinión, intentará beneficiarse de esta expansión para consolidar más rápidamente sus cuentas públicas. "Aunque los alemanes sean los campeones de la austeridad fiscal, su consolidación fiscal sigue siendo débil en este momento", agregó.
Por otra parte, advierte de que los países de la zona euro se pueden dividir en tres categorías: los que son competitivos y se ven impulsados por la demanda exterior, como Alemania; los que tienen dificultades en las exportaciones y deben mejorar su competitividad, como Grecia, Portugal y España; y los que se encuentran en un punto intermedio entre estas dos situaciones, como Francia.
En este sentido, Blanchard advierte que el hecho de que exista un tipo de cambio y una política monetaria común en la zona euro implica que estas diferencias entre países no desaparecerán "de la noche a la mañana".
Por último, Blanchard rechaza que se haya dejado atrás definitivamente la crisis de deuda soberana registrada la pasada primavera en Europa, dado que países como Grecia y Portugal se enfrentan a procesos de ajuste muy fuertes y llevará años que logren un equilibrio presupuestario y solucionar sus problemas de competitividad.
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