lunes, 6 de septiembre de 2010

China festeja los 30 años de Shenzhen, símbolo de su "milagro" económico

SHANGHAI.- China celebró este lunes el 30º aniversario de la creación de la zona económica especial de Shenzhen, un pueblo de pescadores que se convirtió en una gigantesca metrópolis pionera del "milagro" chino, según el presidente Hu Jintao.

"La zona económica especial de Shenzhen es un milagro en la historia mundial de la industrialización y contribuyó de forma significativa a la apertura y las reformas en China", declaró Hu durante una ceremonia en la ciudad del sur del país.

"Como siempre lo ha hecho, el gobierno central apoya el aliento en la innovación y el papel de vanguardia de la zona económica especial", continuó el jefe de Estado chino.

En 1980, Shenzen, lindante con la por entonces todavía colonia británica de Hong Kong, había sido designada por Deng Xiaoping como la primera de esas zonas destinadas a recibir inversiones extranjeras en el marco de la apertura al mundo del país comunista.

En 1992, dos años y medio después de la represión de las manifestaciones prodemocráticas de Tiananmen, fue también Shenzhen el lugar elegido por Deng para relanzar las reformas.

Gracias a una fiscalidad y procedimientos administrativos flexibles, la zona especial, que cuenta actualmente con 9 millones de habitantes, se convirtió en un modelo para una economía china enfocada en las exportaciones y que vive desde hace 30 años un crecimiento fulgurante.

Presente en la ceremonia, el multimillonario hongkonés Li Ka-shing estimó que Shenzhen "es la locomotora de las reformas y la apertura en China, cuyo éxito ha convencido y entusiasmado a los chinos que viven fuera del país".

Precisamente esos chinos, asentados en Hong Kong o en el extranjero, fueron los primeros en llevar sus capitales a China al aprovechar los vínculos que habían conservado a pesar de 30 años de rígido maoísmo.

El resultado ha sido un crecimiento económico del 25,8% de media en Shenzen, contra un 9,8% para el conjunto de China en los últimos 30 años. La zona especial fue ampliada este año para cubrir cerca de 2.000 km2, es decir, la talla de Luxemburgo.

Shenzhen y sus territorios aledaños, como la ciudad de Dongguan, se convirtieron en una gigantesca base manufacturera donde los obreros trabajan a menudo para empresas contratistas de multinacionales.

Pero el 'boom' atrajo no solo a trabajadores poco calificados, sino también a jóvenes diplomados y profesionales. Grandes empresas chinas, como el proveedor de equipamientos en telecomunicaciones Huawei, tienen su sede en Shenzhen.

Laboratorio del capitalismo en un país comunista, la zona especial ha visto también el surgimiento de una nueva clase obrera procedente del campo que no tenía ninguna ventaja ni ninguna protección reservada a los trabajadores de las ciudades.

Tres décadas más tarde, las condiciones de vida de los obreros apenas han mejorado, como lo ha demostrado este año una serie de diez suicidios en la fábrica de Shenzhen del gigante taiwanés de la electrónica Foxconn.

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