miércoles, 22 de septiembre de 2010

El Banco del Vaticano, de nuevo en el ojo del huracán

CIUDAD DEL VATICANO.- La investigación judicial contra dos directivos del Banco del Vaticano por violar las leyes italianas contra el blanqueo de dinero vuelve a colocar a la entidad bancaria de la Santa Sede en el ojo de huracán tras los escándalos que la azotaron en la década de los 80.

"Un error de procedimiento ha sido usado como pretexto para atacar al Instituto para las Obras de Religión (más conocido como el Banco del Vaticano, ndr), su presidente y el Vaticano", se defendió este miércoles Ettore Gotti Tedeschi, presidente de la entidad vaticana, en declaraciones al diario Il Giornale.

Designado el año pasado para enderezar las cuentas del IOR, Gotti Tedeschi, simpatizante del Opus Dei y por años máximo responsable del Banco Santander en Italia, debe hacer frente a un nuevo escándalo por la violación por parte del Vaticano de las normas contra el reciclaje de dinero.

"Lo siento como algo injusto porque llevamos 10 meses trabajando con las autoridades nacionales e internacionales sobre el tema, en particular con Gafi", el organismo internacional encargado de la lucha contra el blanqueo y la financiación al terrorismo, explicó.

Junto con el presidente de IOR está siendo indagado el director general de la entidad, Paolo Cipriani, acusado también de haber cometido irregularidades en la transferencia de 23 millones de euros (30 millones de dólares).

"Es inevitable que se repitan esos escándalos si IOR no se adhiere a las normas internacionales contra el reciclaje", aseguró el italiano Gianluigi Nuzzi, autor del libro 'Vaticano Spa' ('Vaticano sociedad anónima').

"El problema de IOR son las cuentas anónimas de fondos de beneficencia inexistentes o de sacerdotes testaferros, que el banco no sabe quienes son", sostiene Nuzzi, quien investigó las finanzas de la Santa Sede tras el colosal escándalo político-financiero de los años 80 por la quiebra fraudulenta en 1982 del entonces mayor banco privado de Italia, el Banco Ambrosiano.

IOR, que sigue manejando cuentas de órdenes religiosas y otras asociaciones católicas que utilizan el estatus de paraíso fiscal de la Santa Sede, fue dirigido en los '80 por el controvertido arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, muy cercano a Juan Pablo II, quien lo protegió siempre.

El escándalo, que le costó la vida entre otros al banquero Roberto Calvi, hallado misteriosamente ahorcado bajo el puente Blackfriars (Frailes Negros), en Londres, destapó las relaciones ocultas entre el banco vaticano, la logia masónica P2 de Licio Gelli y la mafia siciliana.

Por primera vez en treinta años, los directivos de IOR se encuentran en la mira de la Justicia italiana, a petición de las autoridades bancarias nacionales, que siguen con mayor atención e independencia las actividades de la institución vaticana.

"No es correcto atribuirle a Benedicto XVI el escándalo del banco como ocurrió con Juan Pablo II, porque éste Papa comenzó a cambiar las reglas de la gestión financiera de la Santa Sede", sostiene el vaticanista Iacopo Scaramuzzi.

Para el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire, es "inexplicable y ofensivo" el comportamiento de los jueces italianos.

El Vaticano, que este miércoles no se ha pronunciado de nuevo sobre el asunto, manifestó la víspera su "sorpresa" y "perplejidad" por la investigación judicial y manifestó su "máxima confianza" a los directivos del banco involucrados.

"Queremos cumplir las recomendaciones del Banco Central italiano y los demás organismos internacionales", declaró por su parte Gotti Tedeschi a la prensa prometiendo a su vez lo que muchos observadores y expertos solicitan: "transparencia".

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