miércoles, 8 de septiembre de 2010

Fidel Castro: "El modelo cubano ya no funciona ni para nosotros"

LA HABANA.- En horas de autocrítica y corrección de errores en Cuba, el líder cubano Fidel Castro da un paso al frente y asume que esto ya no da más de sí. Que, definitivamente, ha llegado el momento de "cambiar lo que debe ser cambiado", como él mismo dijo en uno de sus discursos más repetidos. "El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros mismos", admitió un otoñal y afable Fidel en una larga y distendida conversación con el periodista norteamericano Jeffrey Goldberg. Un Fidel distinto; formalmente retirado pero con ganas y poder para seguir influyendo.

La entrevista duró tres días y se desarrolló entre paseos, visitas y paradas aquí y allá, la más enjundiosa en el Acuario Nacional de La Habana, que Castro hizo abrir especialmente para que Goldberg y sus acompañantes admirasen el espectáculo subacuático que unos delfines y los buzos que los adiestran ofrecen allí tras una enorme mampara de cristal: uno de los entretenimientos favoritos del ex presidente cubano a sus 84 años milagrosamente bien llevados tras su recuperación de la enfermedad que lo alejó del mando en julio del 2006.

Desde hace dos meses, el mayor de los Castro no para. Raro es el día en que, cuando no escribe una de sus reflexiones sobre las amenazas de guerra nuclear, catástrofe climática y demás peligros que acechan al mundo, no se planta en algún ministerio o centro de estudios para exponer in situ sus temores.

Ante el periodista venido del norte, el ex dirigente revolucionario combinó la broma y la cháchara con el análisis político y la reflexión histórica. Y ya no sólo sobre asuntos internacionales, sino también sobre asuntos internos. El campanazo llegó cuando Goldberg le preguntó si creía que el sistema implantado por la revolución seguía siendo exportable.

"Nuestro modelo ya no funciona ni para nosotros", espetó Fidel. El entrevistador quedó tan atónito que, para no meter la pata, revisó varias veces la frase y consultó al respecto a su acompañante y asesora, la jefa de Latinoamérica en el think tank Council on Foreign Relations, Julia Sweig.

Castro "no estaba rechazando las ideas de la revolución", opinó Sweig en una interpretación que Goldberg decidió incluir en la segunda y hasta ahora más importante entrega de la entrevista, publicada ayer en internet por la revista estadounidense The Atlantic.

"Yo lo tomé como un reconocimiento de que, bajo el modelo cubano, el Estado tiene un papel demasiado grande en la vida económica del país", añadió Sweig. La analista vio en las palabras de Fidel la intención de "crear espacio" para que su hermano y presidente del país pueda aplicar las reformas necesarias, frente a las probables resistencias de los comunistas ortodoxos dentro del partido y la burocracia cubana".

No es poca cosa. Así entendida, como de hecho cabe entenderla en el contexto de lo que está ocurriendo en la isla, la intervención del hermano mayor reafirma de la manera más explícita posible los actuales propósitos de rectificación del castrismo.Y disipa de una vez por todas las especulaciones en torno a una supuesta brecha entre Fidel y Raúl.

Es la primera vez en año y medio que el líder histórico habla de asuntos internos; la última fue cuando, en marzo del 2009, puso en la picota al vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque. Y habrá más, pues Goldberg adelantó que, en la entrega que publicará el domingo o el lunes próximo, Fidel saldrá hablando de "la apremiante situación de los disidentes y la reforma económica", así como del embargo estadounidense y de la religión en Cuba.

Raúl Castro anunció en julio y agosto importantes medidas de apertura económica, como la autorización de negocios privados y la cesión de terrenos para inversiones turísticas por 99 años. Hay resistencias. Pero desde ayer se antoja que serán menos.

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