domingo, 26 de septiembre de 2010

Grandes desafíos ambientales esperan al próximo presidente de Brasil

SAO PAULO.- El próximo presidente de Brasil deberá enfrentarse a grandes desafíos ambientales: reducir masivas emisiones nocivas para el clima, explotar de forma sostenible los yacimientos petroleros descubiertos en su costa y hasta una Copa del Mundo 'verde', temas que ganaron relevancia con una candidata ambientalista a los comicios del 3 de octubre. 

"El gran desafío del próximo presidente será no retroceder en la lucha contra la deforestación y aplicar el compromiso asumido por el actual gobierno de reducir las emisiones de carbono en cerca de un 40% hacia 2020", dijo el especialista del instituto de Investigación Ambiental (IPAM) Paulo Moutinho.

El próximo mandatario también abordará la explotación de los grandes yacimientos petroleros en aguas profundas que prometen convertir el país, conocido por sus selvas y biocombustibles, en un gran exportador de crudo. Y además se enfrentará a la preparación de la Copa del Mundo 2014, que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva prometió que será "verde".

Una de las grandes economías emergentes del planeta y también uno de los principales emisores de gases que provocan el calentamiento global, Brasil tiene en sus manos la posibilidad de una significativa reducción de las emisiones reduciendo la deforestación, como hizo en los últimos años, y reconduciendo su industria y agricultura en expansión.

"Brasil debería ser ejemplo de economía verde y el próximo presidente debería poner la sostentabilidad como centro del modelo de desarrollo. Pero eso no lo vemos en las propuestas de los principales candidatos", dijo la secretaria general de la ONG ambientalista WWF en Brasil, Denise Hamú.

El gobierno Lula deja una herencia mixta en medioambiente: "Fue el que creó más áreas protegidas y la mayor legislación criminalizando la deforestación", pero también impulsó grandes obras en la Amazonía y dejó que avanzara en el Congreso una reforma de la ley de bosques que puede revertir los avances contra la deforestación, explicó a la AFP Paulo Adario, responsable de Greenpeace.

El gran proyecto al gusto de los ambientalistas lo trae la candidata del Partido Verde Marina Silva, ex ministra del Medio Ambiente de Lula, y tercera en las encuestas, con un 10% de la intención de voto, que dejó el Ejecutivo enfrentada con los grandes productores agropecuarios y una parte del gobierno, que veía sus reclamaciones como un obstáculo al desarrollo.

"La más resistente" a las prioridades medioambientales es la delfina de Lula y favorita en las encuestas, con un 51% de la intención de voto, Dilma Rousseff, quien como todopoderosa ministra jefe del gobierno defendió grandes obras en la Amazonía, afirmó el director de la ONG Amigos da Terra, Roberto Smeraldi.

El socialdemócrata José Serra, segundo favorito, con un 25%, se ha comprometido a favorecer al mismo tiempo el medioambiente y el agronegocio, dos sectores profundamente enfrentados en este país gran exportador de materias primas.

Pero incluso con las reservas de los ambientalistas, tanto Rousseff como Serra llegan a las elecciones con un compromiso de reducir las emisiones: la favorita, con la ley nacional de cambio climático aprobada por su gobierno; y Serra con otra similar en el estado de Sao Paulo, del que fue gobernador.

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