El índice de confianza que elabora esa entidad se situó en septiembre en 66,6 puntos, desde los 68,9 puntos de agosto y frente a los cerca de 70 puntos que esperaban los analistas.
Este indicador es importante porque está muy ligado a la intención de gasto de los consumidores, que es el principal motor de la economía estadounidense.
El subíndice que mide la confianza actual de los consumidores -la que les animaría a realizar compras importantes de inmediato- avanzó de 78,3 puntos en agosto a 78,4 en septiembre.
Sin embargo, el indicador que estudia la confianza futura -la que creen que les impulsará a acometer grandes compras dentro de seis meses- cayó de 62,9 a 59,1 puntos, el nivel más bajo desde marzo de 2009.
El retroceso de la confianza da a entender que los consumidores estadounidenses tenderán a gastar con más cautela a medio plazo.
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