jueves, 16 de septiembre de 2010

La 'cumbre' europea degenera en un choque entre París y Bruselas por las repatriaciones de gitanos rumanos y búlgaros

BRUSELAS.- La cumbre de la Unión Europea (UE) celebrada este jueves degeneró en un choque entre París y Bruselas, escenificado por un encontronazo calificado de "muy violento" entre Nicolas Sarkozy y José Manuel Barroso, a raíz de las polémicas expulsiones de gitanos en Francia.

"Hubo un encontronazo muy violento entre el presidente de la Comisión (José Manuel Barroso) y el presidente francés (Nicolas Sarkozy)" sobre la cuestión de los gitanos, explicó en Bruselas el primer ministro búlgaro, Boyko Borisov.

Las expulsiones de gitanos que Francia aceleró desde fines de julio y las duras críticas que éstas arrancaron el martes de la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, crearon en los dos últimos días un clima de tensión inusual entre Bruselas y un Estado miembro de la UE, que tuvo su punto culminante durante la cumbre de los 27 jefes de Estado y de gobierno.

Durante una sesión de trabajo, Sarkozy espetó ante sus colegas que la "Comisión hirió a Francia", al relacionar, por boca de Reding, las expulsiones de gitanos con las deportaciones de la Segunda Guerra Mundial.

Esas declaraciones "fueron profundamente hirientes, mi deber como jefe de Estado era defender a Francia", insistió posteriormente Sarkozy ante la prensa, asegurando que todos los jefes de Estado compartieron su "conmoción" ante el discurso de Reding.

La canciller alemana, Angela Merkel, tachó esas palabras de "desafortunadas", el primer ministro británico, David Cameron, se dijo "asombrado" y el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, conminó a Reding a "contener su fuerza declarativa".

Pero más allá de la forma, los Estados miembros de la UE mostraron su "respeto" por el expediente que Bruselas se apresta abrir a Francia al sospechar que las repatriaciones de gitanos a Rumania y Bulgaria violan la ley comunitaria que garantiza la libertad de circulación de los ciudadanos europeos.

Unos 1.700 gitanos fueron expulsados a sus países de origen desde finales de julio, como resultado del endurecimiento de la política de seguridad de Sarkozy.

"La discriminación de las minorías étnicas es inaceptable", declaró Barroso, quien no quiso confirmar su encontronazo con Sarkozy.

El jefe de Estado francés negó por su parte haber discutido con el portugués, pese a que varios participantes en la cumbre afirmaron lo contrario, además de Borisov.

El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, describió un intercambio "viril".

"Los gritos eran tan fuertes que se escuchaban desde el otro extremo del pasillo", agregó otro diplomático europeo.

El presidente de la UE, Herman Van Rompuy, hizo por su parte un llamamiento a la calma, juzgando "esencial" que las relaciones entre la Comisión Europea, el ejecutivo comunitario, y los Estados miembros se desenvuelvan en un clima de "respeto" mutuo.

Van Rompuy puso como ejemplo las disculpas que Reding presentó el miércoles por haber asimilado las expulsiones de gitanos a las deportaciones del régimen nazi y exhortó a "otros a hacer lo mismo", en alusión a las duras declaraciones formuladas por algunos miembros del Gobierno francés contra la Comisión.

Juncker, originario del mismo país que Reding, criticó por su parte que Sarkozy sugiriera el miércoles a la comisaria acoger a los gitanos en su propio país.

"Es inapropiado, cuando una comisaria (europea) es ciudadana de un país, que se ataque a su país de origen", dijo Juncker.

Los rifirrafes en torno a esa polémica, inusuales en las cumbres europeas, eclipsaron los otros asuntos de la cita, especialmente, la aprobación de un acuerdo de libre comercio entre la UE y Corea del Sur.

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