La organización prevé un crecimiento medio entre el grupo de las siete principales economías (G-7) de un 1,4 por ciento anualizado en el tercer trimestre y del 1,0 por ciento en el cuarto, por debajo de los crecimiento del 3,2 y del 2,5 por ciento en el primer y segundo trimestres, respectivamente.
"Prevemos una desaceleración en la recuperación que es más o menos generalizada", dijo el economista jefe de la OCDE, Pier Carlo Padoan, aunque dijo que de momento no ve pruebas de una recaída en cualquier principal economía.
"No prevemos una doble recesión ahora", dijo.
Las previsiones de la organización para Estados Unidos son de un crecimiento anualizado del 2,0 y el 1,2 por ciento en el tercer y cuarto trimestres, tras aumentos del 1,6 por ciento en el segundo y del 3,7 por ciento en el primero.
"Recientes indicadores apuntan a una ralentización en el ritmo de recuperación de la economía mundial que es de algún modo más pronunciado a lo previsto antes", dijo la OCDE.
"Aún no está claro si la pérdida de ritmo es temporal... o si señala a una mayor debilidad en el gasto privado en un momento en el que el apoyo público se está eliminando", dijo el organismo con sede en París.
Para Alemania, Francia e Italia en conjunto, la OCDE prevé que el crecimiento sea del 0,4 y el 0,6 por ciento respectivamente en el tercer y cuarto trimestre, desde el 5,1 por ciento del segundo trimestre.
La economía alemana, que creció un 2,2 por ciento intertrimestral en el segundo trimestre de 2010 - cerca de una tasa anualizada del 9 por ciento - crecería sólo un 0,7 por ciento en el tercer trimestre, según las predicciones de la OCDE.
Para Reino Unido, la OCDE proyecta un crecimiento anualizado respectivo del 2,7 y del 1,5 por ciento para el tercer y el cuarto trimestre.
Las últimas previsiones de la OCDE se limitan a los países del G7, pero la organización dijo que el crecimiento se mantenía fuerte en las grandes economías emergentes.
A la baja, dijo que había riesgo de que unos débiles precios inmobiliarios y un alto paro puedan contener el consumo doméstico.
"Si la actual ralentización es temporal, la respuesta apropiada sería posponer la retirada de estímulos monetarios por unos pocos meses a la vez que mantener la planeada consolidación presupuestaria", dijo Padoan.
"Por otro lado, si la ralentización refleja fuerzas de larga duración contra la actividad, se podría necesitar un estímulo monetario adicional en forma de una relajación cuantitativa y compromiso de unos tipos de interés cercanos a cero por un periodo prolongado", dijo.
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