Esta reforma, sobre la que ya se logró un acuerdo político el pasado mes de junio, ha sido aprobada formalmente por los ministros de Economía de los Veintisiete.
Desde el año que viene, los Estados miembros deberán presentar a Bruselas durante el mes de abril su planes presupuestarios y reformas previstas para el ejercicio siguiente. Para elaborarlas, deberán basarse en las prioridades económicas que se decidan en la UE en marzo.
Estos proyectos presupuestarios serán examinados por la Comisión y por el Ecofin en junio y julio de cada año, antes de su aprobación en los parlamentos nacionales, lo que permitirá introducir correcciones si la UE detecta desequilibrios o incoherencias importantes.
El presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha explicado que la UE no examinará los presupuestos nacionales en detalle, sino que se limitará a revisar las principales hipótesis que sostienen las cuentas públicas, como la previsión de crecimiento o inflación, así como los principales agregados, como el total de ingresos y de gastos y los objetivos de déficit.
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