viernes, 15 de octubre de 2010

González Páramo, del BCE, niega que haya guerra de divisas

MADRID.- El miembro del Consejo del Banco Central Europeo (BCE), José Manuel González Páramo, negó el viernes que hubiera una guerra de divisas pese a las recientes tensiones en los mercados, afirmando que lo que existe es un debate continuado entre los distintos dirigentes mundiales.
 
"Yo creo que el concepto de guerra de divisas es un concepto desafortunado porque no hay ninguna guerra de divisas, lo que hay es un diálogo permanente de las autoridades de los principales países del mundo, tanto emergentes como desarrollados", dijo González Páramo en una entrevista con TVE.
Según él, los países deben esforzarse para que el tipo de cambio de sus respectivas monedas obedezca a los principales parámetros de sus economías.
En este sentido, señaló que los países comparten criterios como que la inestabilidad cambiaria es mala para el crecimiento económico y para la estabilidad financiera.
En un momento de gran tensión en los mercados por los intentos de diversos países por depreciar sus divisas, González Páramo destacó el acuerdo entre estos países en que los tipos de cambio deben reflejar el valor real de la economía evitando intervenciones que lo distorsionen artificialmente.
"Los tipos de cambio deben reflejar el fundamento real de las economías, es decir no deben ser manipulados", dijo. "Los países emergentes con superávit, y esto incluye a China, deberían introducir más flexibilidad en sus políticas de tipo de cambio".
Entre determinados segmentos del mercado, existe actualmente la creencia de que los países están enzarzados en una guerra de divisas para ganar en competitividad, favorecer sus exportaciones y estimular así sus crecimientos económicos.
Además, explicó que las entidades financieras podrían ver limitada su capacidad de conceder créditos para reanimar la economía si a las nuevas exigencias internacionales de capital y liquidez se añade un impuesto a la banca.
"En relación con este impuesto (tasa bancaria sobre actividades financieras) hay que ser muy cuidadoso porque en este momento tenemos junto al impuesto sobre la banca nuevas regulaciones que van a entrar en vigor", señaló el consejero del BCE.
Con las nuevas exigencias de capital internacionales, conocidas como Basilea III, las entidades financieras tendrán que triplicar el capital de alta calidad que deben mantener en reserva, desde el dos por ciento actual hasta el siete por ciento, pero a cambio se han ampliado los plazos para su introducción plena hasta enero de 2019.
"Si uno (tiene en cuenta) todas estas cosas, nos podemos encontrar con la sorpresa de que los bancos tengan una digestión complicada de 10 ó 15 años, y obviamente cuando los bancos tienen que ajustar sus requerimientos de capital van a limitar su incentivo a proporcionar crédito", agregó.
No obstante, González-Páramo reconoció que en general la introducción de este impuesto "a la postre será bueno para la sociedad porque dará estabilidad al sistema bancaria y reducirá la probabilidad de crisis", aunque insistió en que "la transición puede ser difícil".

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