domingo, 31 de octubre de 2010

Un rebaño de ovejas desfila por Madrid en honor a la trashumancia

MADRID.- Los balidos de cientos de ovejas apretujadas que avanzan a empellones, junto a bueyes y caballos, invadieron este domingo el centro de Madrid con motivo de la fiesta anual de la trashumancia, en un desfile insólito para recordar una tradición secular a punto de desaparecer. 

Bajo la mirada atónita de los ciudadanos, las ovejas, asustadas, andaban a trompicones sobre el alquitrán mojado, atendiendo a los silbidos de los pastores. Así se fueron abriendo paso hasta la célebre estatua de Cibeles, en el corazón de la capital española.
"Durante siglos, las ovejas iban por el norte en la primavera por lo de la calor, y regresaban en otoño para pasar el invierno", cuenta Pastora Herrero, una jubilada con atuendo tradicional que vino desde Extremadura. Al frente de un rebaño de 600 ovejas, esta sexagenaria dice haber venido a la 17ª edición de la Fiesta de la Trashumancia para rememorar la tradición.
Esta fiesta, organizada anualmente en Madrid, intenta recordar a los habitantes de las ciudades una tradición que permitió vivir a regiones enteras desde la Edad Media, cuando el ganado se desplazaba de una punta a otra de la Península siguiendo caminos trazados.
"Un evento de este tipo permite ver tradiciones que nunca ven los niños", explica entusiasmada María José Palacios, una mujer de 37 años que se fue a esperar a las ovejas a la gran plaza de la Puerta del Sol. "Yo había oído hablar de la trashumancia -añade- pero los niños de aquí, claro que no".
En España, las sendas de ganado representan casi 120.000 kilómetros y ocupan el 1% del territorio, según cifras del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino.
Hasta el siglo XVIII, cinco millones de ovejas se desplazaban por la Península, contra un millón en la actualidad.
"Los caminos de trashumancia ya no se utilizan y se están cerrando poco a poco", lamenta Vicente Fernández Sánchez, propietario de una cabaña de vacas Tudanca, una raza originaria de Cantabria.
Hoy, el desplazamiento del ganado se hace por carretera o por ferrocarril, en detrimento de la trashumancia que, según las asociaciones de ganaderos, contribuye a conservar la biodiversidad y a mantener viva la economía de regiones rurales abandonadas a su suerte.
Más allá de estas reivindicaciones, la Fiesta de la Trashumancia es una ocasión para las diferentes regiones de presentar su folclore. Entre los habitantes de Castilla y León, que tocan las castañuelas, y los de Cantabria, que hacen sonar la gaita calzados con zuecos de madera esculpida, los madrileños y los turistas se divierten.

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