miércoles, 13 de octubre de 2010

El coste del rescate ya concluido de los 33 mineros chilenos supera los 14 millones de euros y 20 de dólares

SANTIAGO DE CHILE.-  Los 33 mineros chilenos que quedaron sepultados el pasado 5 de agosto ya están todos en la superficie. El último en subir, tras 22 horas de viajes de la cápsula al interior de la mina San José, ha sido el jefe Urzúa a las 02,56 hora española. Quedan aún por salir los seis rescatadores, que lo harán a lo largo de lo que resta del día en Chile.

El jefe de los 33 mineros atrapados en Chile, el topógrafo Luis Urzúa, fue finalmente el último en salir de la mina San José, donde estuvo atrapado 70 días, más que ningún otro hombre sobre la Tierra. 

En una conversación inmediata con el presidente del país, Sebastián Piñera, calificó de "infierno" el día del accidente. "Sentimos que se venía la montaña bajando hacia nosotros y sin saber lo que pasaba", dijo al mandatario. 


   Al salir a la superficie Urzúa se envolvió con una bandera chilena y fue recibido con gran júbilo por sus familiares y las autoridades presentes. El responsable de los operativos de rescate, Andrés Sougarret, y Piñera no pudieron contener las lágrimas mientras Urzúa se disponía a salir de la cápsula que lo llevo desde el interior del yacimiento al exterior.
El coste del operativo desplegado para rescatar a los 33 mineros que desde hace más de dos meses permanecían atrapados en el yacimiento de San José, en el norte de Chile, ha superado los 20 millones de dólares (14,32 millones de euros). 

   La mayor parte del coste ha sido asumido por la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) que hasta la fecha ha desembolsado 15 millones de dólares (10,74 millones de euros), lo que representa más de un 75 por ciento del monto total.

   Este dinero se ha destinado, principalmente, a la contratación de maquinaria y expertos de otras mineras del sector privado, instalación de un sistema de telecomunicaciones que facilitase el trabajo entre los miembros del equipo de salvamento y otras obras civiles que se han emprendido para el alojamiento de los familiares en el llamado Campamento Esperanza.

   Dada la dimensión de los gastos, ha sido necesario crear una partida especial en los presupuestos de los empresa estatal para reflejar la cuantía destinada al rescate de los mineros. De hecho, hace apenas unos días, el ministro de Minería, Laurence Golborne, entregó este documento al presidente, Sebastián Piñera.

   Mientras, los 5 millones de dólares restantes (3,58 millones de euros) han sido aportados por mineras como Collahuasi, Escondida, Anglo American, Drilling y Luksic que han cedido de forma gratuita el uso de las perforadoras de los planes 'C' y 'B', ésta última responsable de la llegada al refugio de los mineros.

   Entre los gastos asumidos por estas entidades se encuentra también la manutención de los miembros del equipo de salvamento con la entrega de desayunos, almuerzos y cenas, entre otros insumos básicos para la supervivencia.

   Sin embargo, no todos los costes han sido cobrados sino que algunas empresas, tanto del ámbito nacional como del internacional, han decidió prestar gratuitamente sus servicios. Es el caso de Movistar que entregó dos teléfonos satelitales a las autoridades chilenas.

   El total de estos gastos supera las deudas asumidas por la empresa propietaria de la mina, San Esteban, que ascienden de momento a 19 millones de dólares (13,61 millones de euros), según informó el diario 'La Tercera'.

Urzúa, convertido a la fuerza en el líder de un grupo obligado a vivir en oscuridad perpetua, mantuvo el orden, el humor y la cohesión entre sus gente, dándoles misiones y sentido de solidaridad.

Repartió los espacios en las galerías subterráneas y logró que sus hombres comieran sólo dos cucharadas de atún cada 48 horas, cuando el salvamento parecía imposible y no había contacto con la superficie.

Toda su humanidad quedó reflejada además en su primer contacto con las autoridades.

Antes que pedir ayuda, preguntó por el destino del grupo de mineros que había abandonado el fondo del yacimiento, minutos antes del derrumbe del 5 de agosto.

Cuando supo que estaban vivos, estalló en gritos de alegría con sus compañeros, con quienes compartía sólo desde hacía dos meses, tras su incorporación como trabajador a la mina San José.

En su primer contacto telefónico con el presidente Sebastián Piñera, trasmitido en vivo al país, Urzúa describió sus angustias y sueños.

"Bajo un mar de rocas, estamos esperando que todo Chile haga fuerza para que nos puedan sacar de este infierno", dijo el minero al mandatario el 24 de agosto.

"Sé que ha sido un infierno, pero es un infierno que le ha significado a todo nuestro país una resurrección en el ánimo, en la fuerza, en la esperanza", lo interrumpió el presidente.

El liderazgo formal y humano de Urzúa, cuya familia no quiere hablar con los medios, fue puesto a prueba en algunos momentos al interior de la mina, cuando un grupo de mineros desafió su autoridad.

La situación finalmente fue resuelta y los mineros, que querían intentar un riesgoso rescate desde abajo, aceptaron seguir el plan de su líder y el gobierno.

En las horas finales, el jefe de turno volvió a dar muestras de su carácter, dando pinceladas de humor.

"Por fin se lo llevaron, nos tenía a todos aburridos", bromeó cuando los rescatistas izaron al minero Mario Sepúlveda, uno de los más animados del grupo.

En la superficie, quizá dándole la razón otra vez a Urzúa, el rescatado Sepúlveda gritó, salto, abrazó a las autoridades, llamó a los rescatistas a gritar por Chile y prometió sexo a su esposa.

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