lunes, 25 de octubre de 2010

El G-20 no dice cómo se cumplirá el pacto contra la guerra monetaria

WASHINGTON.- Ante el riesgo de una guerra en el comercio internacional, los jefes de finanzas de las potencias mundiales y las principales economías emergentes se comprometieron este fin de semana _durante un encuentro del Grupo de los 20 en Corea del Sur_ a no usar sus monedas como armas para beneficiar sus propias exportaciones, pero el pacto es vago sobre cómo se obligará a los países a cumplirlo.

Funcionarios y analistas elogiaron el lunes el acuerdo alcanzado, que consideraron un paso adelante para reducir las tensiones, a pesar de su vaguedad.
El acuerdo podría terminar siendo nada más que un gesto simbólico, a menos que este foro dispar _que tras la crisis financiera de 2008 se ha convertido en la junta directiva de la economía global_ pueda cumplir sus promesas y crear un mecanismo de control creíble.
De hecho, algunas de las presiones que desataron las tensiones monetarias entre varios países seguían presentes el lunes.
El dólar seguía en problemas y se acercaba a su nivel histórico más bajo frente al yen japonés, ante la expectativa de que la Reserva Federal liberalice aún más su política monetaria la semana próxima para intentar impulsar la anémica economía estadounidense.
Los ministros de finanzas y directores de bancos centrales del G20 prometieron el sábado no devaluar sus monedas en forma artificial y tomar otras medidas para corregir los desequilibrios de la economía mundial, como los superávit y déficit de las cuentas corrientes, que hoy favorecen a países en desarrollo como China.
El acuerdo se logró tras la intervención del presidente surcoreano Li Myung-bak, que viajó a la ciudad sureña de Gyeongju para pedir a los delegados del G20 que hicieran concesiones por el bien de la economía mundial. Li, un firme defensor del libre mercado, será anfitrión de una cumbre del G20 en Seúl el mes próximo.
En las últimas semanas, varios países intervinieron en el mercado para vender sus propias monedas y comprar dólares, con la meta de frenar la revaluación de sus divisas causada por la llegada de capitales extranjeros en busca de mayores rendimientos. Japón vendió yenes el mes pasado por primera vez en seis años para ayudar a sus exportadores.
A pesar de la falta de un mecanismo de control _más allá de una promesa de que se redactarán lineamientos y que el Fondo Monetario Internacional los supervisará_, los analistas se mostraron optimistas respecto al pacto, ya que representó un freno a una tendencia peligrosa.
"Siento que el riesgo de una guerra monetaria abierta es ahora probablemente más bajo", dijo el lunes el profesor Yiping Huang, del Centro de Investigación Económica de la Universidad de Peking.
Aún así, otros expresaron dudas por la falta de metas concretas para los superávit y déficit en el documento.
"El acuerdo alcanzado debe ser descrito como falto de transparencia respecto de su posible eficacia", dijo el diario conservador japonés Sankei en un comentario editorial en el que pidió a Estados Unidos y China que tomen la iniciativa para evitar medidas proteccionistas que frenen la recuperación global.

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