jueves, 21 de octubre de 2010

El Gobierno británico defiende su drástico programa de recortes

LONDRES.- El Gobierno británico se defendió este jueves de las acusaciones de que su drástico programa de recortes castigará principalmente a los más pobres, deteriorará los servicios públicos y mutilará el Estado de bienestar. 

El ministro de Economía, George Osborne, insistió en la "justicia" del plan con el que la coalición de conservadores y liberaldemócratas que asumió el poder en mayo pretende ahorrar más de 80.000 millones de libras (90.000 millones de euros) hasta el final de la legislatura en 2015.
Las medidas anunciadas el miércoles, más profundas que las que decidió la 'Dama de Hierro' Margaret Thatcher en los años 80, supondrán la destrucción de medio millón de empleos en el sector público -a los que podría sumarse otro medio millón en el sector privado- y suponen un duro golpe para el Estado de bienestar, instaurado tras la Segunda Guerra Mundial.
Osborne justificó en la radio BBC la decisión de "poner freno al aumento de las facturas de las prestaciones" sociales en la necesidad de seguir financiando el Sistema Nacional de Salud (NHS) y las escuelas. "Esto implicó algunas decisiones difíciles, pero creo que son decisiones justas", agregó la mano derecha del primer ministro, David Cameron.
En otra entrevista con la televisión, agregó que "el 10% más rico es el más golpeado" pero precisó que "todo el mundo debe estar en esto junto", negando las críticas e insistiendo en que la única alternativa es "la ruina económica".
El prestigioso Institute for Fiscal Studies (IFS) alertó sobre el efecto "regresivo" de los recortes, que incluyen una reducción de los subsidios sociales por valor de 18.000 millones de libras (20.000 millones de euros), por golpear más a los pobres que a los ricos.
Su director, Carl Emmerson, explicó que la reducción de las prestaciones impactará más a "la mitad inferior de la pirámide de ingresos que a la mitad superior". Al mismo tiempo, afirmó que "reducirá la cantidad y la calidad de algunos servicios públicos", y recomendó una revisión del plan dentro de dos años.
Por último, el IFS estimó que las finanzas públicas "a menudo no se comportan como uno espera", por lo que es "bastante posible que se necesiten más subidas de impuestos y recortes del gasto" para acabar con el déficit.
El objetivo del Gobierno de Cameron es reducir en cuatro años al 1,1% el déficit actual del 10,1% del Producto Interior Bruto (PIB) que heredó de su predecesor laborista, Gordon Brown, debido en gran parte a las medidas tomadas después de la crisis financiera.
Los laboristas, que coinciden en la necesidad de reducir un déficit excesivo, denunciaron sin embargo que este plan "sumamente radical", con objetivos tan políticos como económicos, corre el riesgo de frenar la vacilante recuperación del Reino Unido, que salió de una larga recesión al final de 2009.
"Lo que mucha gente vio ayer es un presupuesto que es crecientemente señalado como injusto e insensato e incluso falso con respecto a algunas estadísticas, es un regreso de lo que esperan del partido conservador", declaró en una entrevista radiofónica el portavoz laborista de Economía, Alan Johnson.
El diario de izquierda The Guardian denunció por su parte "una especie de golpe político", en un artículo de opinión en el que denuncia que Cameron y sus ministros "quieren terminar lo que comenzó Thatcher".
"La coalición liderada por los Tories está utilizando la crisis económica no sólo para controlar el Estado, sino para reordenar a la sociedad. Es la culminación del proyecto conservador para desmantelar el corazón del Estado del bienestar que comenzó hace más de 30 años", afirmó.

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