lunes, 25 de octubre de 2010

'Glocalización': un reto a la ortodoxia / Manuel José Cárdenas

Con el fin de profundizar este concepto -que significa que la gente piense globalmente, pero actué localmente- y sus implicaciones para el desarrollo del país, la Escuela de Empresa de la Universidad Sergio Arboleda organizó un seminario, en el que participaron expositores internacionales, de los cuales es pertinente destacar los planteamientos formulados por el profesor Francis Fukuyama, sobre la globalización, y del profesor Alejandro Ruelas-Gossi, sobre la localización.

 Como se podrá ver, sus opiniones van más allá de la ortodoxia convencional.

El profesor Fukuyama reconoce que el tipo de globalización que él formuló en 1992, en su libro El fin de la historia, basada en la caída del Comunismo y de un pensamiento único con base en los principios del Consenso de Washington, ya no se encuentra vigente.

 En lugar de una globalización sincronizada, procedente de los países desarrollados hacia los que están en desarrollo, existe ahora una globalización asimétrica, que se alimenta no sólo de los pensamientos de los primeros, sino también de los segundos. Por eso, el proceso de globalización es desigual y no permite una estabilidad política plena.

 Al no funcionar igual todas las economías, surge la 'glocalización'. Aplicando estas ideas a Colombia, destacó como positivo que haya desarrollado soluciones para sus propios problemas, como es el caso de la seguridad, pero consideró como aspectos negativos -que hay que superar- la debilidad institucional, la fragilidad fiscal, la atrasada infraestructura y el alto desempleo. 

Ello se ve agravado por una injusta distribución de la tierra y un limitado proceso de descentralización, que no se ha cumplido, a pesar de lo previsto en la Constitución de 1991.

Por su parte, el profesor Ruelas-Gossi, miró la localización desde las nuevas perspectivas que existen para la realidad empresarial. Mostró, con numerosos ejemplos, extraídos de su experiencia profesional, cómo algunos paradigmas en el mundo de la administración, inspirados en las ideas de Michael Porter, se han quedado algo obsoletos. 

Con planteamientos extremos, que luego matizó, como "lo peor es escuchar al cliente" o "cualquier industria puede ser atractiva, sólo depende de lo que se haga con la empresa", fue introduciendo el concepto de orquestación estratégica que definió "como el proceso de coordinar inteligentemente nodos (individuos, unidades de negocio o empresas) de manera que se ofrezca una oferta de valor más compleja". 

Esta idea, que se enfrenta a una visión egocéntrica de la empresa, genera, además, muchas oportunidades que sólo pueden ser aprovechadas por una red. Destacó que lo esencial es inventarse nuevas formas de generar valor haciendo que la competencia se adecúe a uno y no uno a ella. 

Por eso, rechazó la idea del benchmarking -técnica para medir el rendimiento de un componente comparándolo con otro de la competencia-, por el contrario, dijo, hay que buscar que la competencia se adapte a uno. Sostuvo, que si todos los artistas tuvieran mente de empresarios, habría miles de 'Mona Lisas', unas más baratas que otras, unas mejor hechas que otras, pero todas similares. 

Todo ello, lo llevó a concluir que los nuevos campeones mundiales de los países emergentes no deben buscar mejores respuestas para las viejas preguntas estratégicas, sino cambiar su propio interrrogante: 'ya no piensan cómo optimizar las cadenas de valor tradicionales, sino en cómo crear y coordinar redes para capturar oportunidades que otros no ven'.

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