domingo, 17 de octubre de 2010

Las compras de alimentos a medianoche, reflejo de la crisis en EE UU

WASHINGTON.- Una de cada siete personas vive en la pobreza en EE UU y más de 41 millones de habitantes reciben cupones alimenticios, comparados con los 35 millones del año pasado. Las secuelas de la recesión siguen haciéndose sentir en Estados Unidos, donde a mucha gente le cuesta llegar a fin de mes.

Una vez al mes, poco después de la medianoche, los sonidos de los escáners del supermercado Walmart de la ruta interestatal 95 comienzan a sonar en un coro de desesperación financiera.

Aquí y en tiendas de alimentos de todo el país, las cajas registradoras empiezan una frenética actividad minutos después de que el dinero con que el gobierno asiste a las familias más pobres es depositado en sus cuentas. Gente que ha estado racionando cosas básicas como la leche, la carne picada y el papel higiénico puede finalmente llenar sus estanterías de nuevo.
Empiezan a congregarse a eso de las 11 de la noche y dejan correr el tiempo, a la espera de que ingrese el dinero a sus cuentas. Apenas llegan las 12, van a pagar.
Las tiendas ya saben que en los días previos a los pagos del gobierno, generalmente el 1 y el 15 de cada mes, la actividad disminuye y que en cuanto se deposita ese dinero, hay un frenesí de compras.
Walmart, Kroger, Kmart y otras cadenas de tiendas reciben más leche y otros productos básicos al principio del mes. En los días previos a los pagos, cuando la gente ya no tiene dinero, tienden a exhibir paquetes más pequeños y baratos.
Walmart está trabajando con algunos abastecedores para que le entreguen productos en envases pequeños, que puedan vender por menos de un dólar, para evitar que la gente acuda a los negocios en los que todo se vende a 99 centavos.
Sin contar las pensiones del servicio de bienestar social conocido como Social Security, una de cada seis personas recibe alguna forma de asistencia del gobierno en Estados Unidos, incluidos cupones alimenticios, seguro médico y seguro de desempleo.
No es común que a esta altura de la etapa de recuperación haya tanta gente que dependa de estos beneficios, dijo David Rosenberg, economista de la firma de inversiones Gluskin Sheff.



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