martes, 12 de octubre de 2010

Las viejas cualificaciones ya no sirven para mantener el empleo

NUEVA YORK.- La gente que perdió su trabajo en medio de la recesión está comprobando que hay plazas disponibles en sus campos, pero que tal vez ya no estén cualificados para llenarlas. 

Durante la recesión se generó una tendencia: las empresas se han hecho más productivas, empleando menos gente. Algunas les pidieron a sus empleados que asuman más funciones, que antes se repartían entre varias personas. Ahora, quienes esperan ser empleados en el mismo campo, deben satisfacer más requisitos.
Como resultado de ello, algunos administradores de bancos de datos tienen que supervisar la seguridad de la red, los contadores deben hacer análisis financieros para tratar de reducir costos y los obreros de las fábricas tienen que programar las computadoras que hacen funcionar las maquinarias.
El que haya tantos requisitos hace que resulte más difícil llenar las plazas que hay disponibles en estos momentos. Y explica el por qué muchas compañías se quejan de que les cuesta encontrar personal calificado por más que en Estados Unidos haya ahora un promedio de 4,6 candidatos para cada plaza disponible. Antes de la recesión, había 1,8 personas para cada trabajo.
El caso de Bayer MaterialScience, una unidad de Bayer, simboliza lo que sucede. Cuando la empresa quiso contratar este año un nuevo director de salud, seguridad y medio ambiente, buscó alguien que no solo se pudiese desempeñar en los cargos de salud y seguridad, sino que también estuviese en condiciones de guiar a los empleados para que se adapten a los cambios en el sitio de trabajo.
Joe Bozada, jefe de personal de Bayer, dijo que la firma entrevistó inicialmente a 30 candidatos. Preseleccionó a siete, a los que entrevistó por segunda vez. Y determinó que ninguno reunía todas las aptitudes que buscaba. Al final, señaló Bozada, le dieron el cargo a un empleado de la firma que ya conocía el trabajo.
A los empleados ya no se les pide solamente que aumenten su producción, sino que además desempeñen más funciones, según David Altig, director de investigaciones del Federal Reserve Bank de Atlanta.
Señaló que en el pasado, una compañía podía tener tres plazas y solo una de ellas requería conocimientos de computadoras. Ahora "emplea una persona para las tres funciones, y en las tres es necesario saber de manejar computadoras", manifestó.
Esta tendencia hace que resulte más difícil todavía conseguir trabajo. Los economistas temen desde hace tiempo que personas que se quedaron sin empleo en sectores donde no se avizoran mejoras, como el de la construcción, no estén capacitadas para trabajar en sectores con perspectivas de crecimiento como el de la salud. Por otro lado, muchas personas ya no reúnen las aptitudes para ocupar sus viejas plazas.
Al no poder conseguir gente capacitada afuera, las firmas a menudo nombran a alguien de adentro.
"Contratan gente conocida, cuyas hojas de vida se adaptan a lo que buscan porque tienen experiencia en la firma", manifestó Cathy Farley, directora ejecutiva de Accenture. "Esto hace que a la gente que se quedó sin empleo le cueste más conseguir un trabajo".
Solo el 49% de la gente despedida entre el 2007 y el 2009 había encontrado empleo hacia enero del 2010, según el Departamento de Trabajo. Y más del 40% de los casi 15 millones de desempleados que hay en Estados Unidos no tienen trabajo desde hace seis meses o más.
Las nuevas tendencias reflejan la actitud adoptada por las empresas durante la recesión, en que buscaron reducir costos y mejorar la producción de los empleados.
El empleado soporta así una carga cada vez más pesada. En las fábricas, por ejemplo, se les pide que manejen las computadoras que controlan las maquinarias que realizan las tareas de ensamblaje que antes realizaban ellos. También se les pide que inspeccionen el producto final, tarea que antes desempeñaban otros, según Mark Tomlinson, director ejecutivo de Society of Manufacturing Engineers.
Las fábricas tenían casi 200.000 plazas abiertas hacia fines de agosto, un 40% más que hace un año. Pero les costaba llenarlas.
"Hay trabajos disponibles. Sin embargo, al personal se le piden más calificaciones que antes", dijo Tomlinson.
Bob Brown, de 49 años, de Dayton, Ohio, experimentó en carne propia la nueva dinámica del mercado. Brown fue despedido en julio del 2009, luego de 30 años de trabajo en el sector industrial, incluidos 20 como capataz. Se pasó un año buscando empleo. En los primeros cuatro meses recibió apenas tres llamadas.
Cuando la situación repuntó, Brown notó un nuevo fenómeno: las posiciones de capataz que él buscaba requerían nuevas calificaciones, incluidos diplomas de cursos sobre cómo mejorar la producción.
Brown tomó algunos cursos y consiguió ese diploma. En agosto fue contratado por una planta de ensamblado de productos eléctricos cerca de Williamsport, Pensilvania.
"Esa es la nueva onda. Todos quieren diplomas", afirmó Brown.
Algunos especialistas dicen que las empresas que buscan personas con talentos múltiples prefieren esperar hasta que encuentran el candidato indicado y no tienen apuro por contratar.

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