lunes, 4 de octubre de 2010

Suiza se propone exigir más fondos propios a los bancos UBS y Crédit Suisse

BERNA.- Suiza anunció este lunes su intención de apretar las clavijas a los dos grandes bancos UBS y Credit Suisse, exigiendo más fondos propios que los establecidos en los acuerdos internacionales de Basilea III para precaverse del derrumbe de un sector vital para su economía. 

Una comisión de expertos, compuesta por representantes del Banco Central suizo, por el regulador de los mercados financieros y por los dos principales establecimientos bancarios helvéticos, propuso en su informe entregado al gobierno aumentar las exigencias mínimas de fondos propios a 19% de los activos, incluido un 10% de fondos propios duros (la parte más sólida).

Berna se propone reforzar el arsenal preventivo y curativo previsto en los acuerdos de Basilea III, firmados en septiembre y que aumentaron los encajes de los bancos (reservas mínimas de dinero en efectivo que deben mantener en caja).

Los reguladores internacionales elevaron las exigencias de fondos propios duros a un ratio de 7% compuesto por una base de 4,5% a la que se agrega un amortiguador de 2,5%. En las propuestas a las autoridades suizas, los expertos aumentan este colchón a 5,5%, o sea un total de 10% de fondos propios de gran calidad.

Los suizos también recurren a las obligaciones convertibles en capital-acción en caso de crisis, y recomiendan que UBS y Credit Suisse posean un ratio mínimo total de 9%. Estas obligaciones se pueden convertir cuando los fondos propios caen por debajo de una cierta cantidad.

Las medidas, que deben entrar en vigor antes de 2019, suponen para cada banco unos 76.000 millones de francos suizos (56.900 millones de euros, 77.380 millones de dólares), "o sea un 5% del total del balance", detalló el vicepresidente del Banco Nacional Suizo (BNS) Thomas Jordan en rueda de prensa.

La prudencia de Suiza se debe al tamaño de su sector bancario, cuyos activos son ocho veces superiores al Producto Interior Bruto (PIB) del país. El desmoronamiento de uno de los dos bancos, considerados de importancia sistémica, tendría consecuencias catastróficas para la economía helvética.

Suiza quiere evitar que se repita la situación que llevó a UBS en 2008 al borde de la quiebra. La entidad bancaria se salvó in extremis gracias al rescate del gobierno con un plan de apoyo de varios miles de millones de francos suizos.

La comisión propone en su informe, que será examinado en 2011 por el parlamento, que un banco en suspensión de pagos o amenazado por ella pueda declararse en bancarrota "sin daños mayores para el sector o la economía", según Patrick Raaflaub, director de la Autoridad Federal de Supervisión de los Mercados Financieros (FINMA).

Quiere evitar que el Estado tenga la "obligación de hecho" de salvar un establecimiento en quiebra, añadió.

UBS respondió que se encuentra "preparada para hacer frente a normas más estrictas y bien posicionada para satisfacer nuevas exigencias en materia de fondos propios (...) sin captar nuevos capitales". Credit Suisse estimó que antes de 2019 estará en condiciones "de aumentar sus reservas provenientes de beneficios y de responder por lo tanto a estas grandes exigencias".

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