miércoles, 10 de noviembre de 2010

La sombra del fracaso planea sobre el G-20

SEÚL.- Las dudas empapan los preparativos de la cumbre del G-20 que se celebra hoy y mañana en Seúl. El motivo, la llamada guerra de divisas que enfrenta a las principales potencias del mundo y, al cierre de esta edición, había impedido que se pudiera redactar un comunicado oficial conjunto de conclusiones del encuentro –que se intenta consensuar antes del encuentro–. No hubo acuerdo en la cumbre preparatoria del pasado 23 de octubre ni en las reuniones que han celebrado las delegaciones hasta el pistoletazo de salida del encuentro oficial y al más alto nivel.
 
Además, este asunto aparcó otros como la reforma del sistema financiero, basado en Basilea III, sobre el que sí parece que habrá acuerdo aunque menos concreto de lo que podría esperarse.
Las posturas en lo que respecta a la guerra de divisas se mantienen firmes y nadie parece dispuesto a ceder. China y Estados Unidos se acusan mutuamente de mantener artificialmente baja la cotización de su moneda.
Las posiciones sobre la política cambiaria están distanciadas y los países forman bloques. Estados Unidos, por un lado; China, por otro. La Unión Europea se alinea con China en su crítica hacia la política monetaria expansiva de Obama, que ha supuesto la inyección de 600.000 millones de dólares, y Latinoamérica, en este caso, se pone de parte de la UE.
EEUU hizo pública ayer una carta dirigida a los otros líderes del G-20 en la que los llama a realizar acciones para impedir la depreciación competitiva en la que desde hace semanas están enfrascados varios países. Sin embargo, en el texto no cede un ápice él mismo con respecto a la política de su propia Reserva Federal (Fed). “Una fuerte recuperación que crea empleo, ingresos y consumo es la contribución más importante que puede hacer EEUU a la recuperación global”, dice Obama defendiendo así la decisión de la Fed.

EEUU insiste en que China debe aumentar su demanda interna y las importaciones. Antes de llegar a Seúl, Obama afirmó que “hay países que registran grandes superávit y que intervienen de manera significativa en los mercados de divisas para mantener su ventaja” competitiva. Y, ayer, China dio a conocer los últimos datos de su superávit comercial que, lejos de reducirse, aumentó en octubre hasta los 27.150 millones de dólares.
Ante la incapacidad de llegar a un acuerdo sobre esta materia, el presidente chino, Hu Jintao, indicó que el G-20 debería dar a los mercados un mensaje positivo de “unidad” ante los retos que afronta el mundo. Las negociaciones sí han logrado consenso en otros ámbitos, como dar pleno apoyo al libre comercio y oponerse al proteccionismo. Así, el comunicado final pedirá el avance en Ronda de Doha, y la adopción de medidas para luchar contra la corrupción y la pobreza.

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