martes, 2 de noviembre de 2010

Rousseff asumirá la Presidencia de Brasil y el desafío del control fiscal

BRASILIA.- La presidenta electa de Brasil, la economista Dilma Rousseff, asumirá a partir del 1 de enero en un país con sus finanzas estables, pero con el desafío principal de controlar el gasto público del pesado aparato burocrático brasileño.

En su primer discurso tras ser declarada ganadora en la segunda vuelta del domingo, que la enfrentó al socialdemócrata José Serra, Rousseff trazó sus primeras líneas en materia económica, y se comprometió a dar al país estabilidad fiscal y controlar la inflación, que se ubica en un 4,7%, por encima del centro de la meta oficial.
"Haremos todos los esfuerzos por mejorar la calidad del gasto público, por la simplificación y atenuación de la tributación y por la calificación de los servicios públicos", destacó al dejar entrever la posibilidad de una reforma tributaria.
En este sentido, para el economista Marcelo Neri, de la privada Fundación Getulio Vargas, el próximo gobierno deberá en principio "reducir el ritmo de expansión de los gastos que Brasil viene asumiendo en los últimos años y hacer una opción por programas más costo-efectivos". La idea de moderar el gasto del Estado "no es inconsistente con otra prioridad que planteó (Rousseff en su discurso) que es el combate a la miseria. (...) Ese combate a la pobreza junto con la moderación fiscal creo que es un buen camino", sostuvo.
Rousseff, de 62 años, se comprometió a acabar con la miseria en la que viven más de 20 millones de brasileños y a que el país "se convierta en una nación de clase media".
Aunque Brasil ha realizado grandes mejoras económicas desde que, en 2003, asumió Luiz Inácio Lula da Silva como presidente, el ámbito fiscal sigue siendo uno de los grandes 'debe' del sector económico, según Sebastián Briozzo, analista regional de la consultora Standard and Poor's. "A nivel fiscal, Brasil todavía presenta algunas vulnerabilidades. (...) En un escenario base donde se mantiene la política (económica) actual, Brasil se beneficiaría de avanzar más rápidamente si dispone reformas, reformas fiscales, en la parte tributaria, reforma previsional", destacó.
La próxima presidenta deberá también lidiar con la supervalorización de la moneda local frente al dólar. "La propia restricción del gasto público será el mejor remedio para equilibrar no sólo la cuestión del cambio, sino también el tema de las tasas de interés, que son dos caras de la misma moneda", señaló Neri al subrayar que para eso hace falta "voluntad política".
Brasil tiene una tasa de interés de referencia del 10,75% al año, una de las más elevadas del mundo. Hasta el momento, el gobierno de Lula adoptó algunas medidas concretas para intentar controlar la apreciación de la moneda local, que está afectando industriales y exportadores, así como la balanza comercial del gigante sudamericano.
Rousseff debe acompañar al presidente Lula a la próxima Cumbre del G20, los días 11 y 12 en Corea del Sur, donde los líderes de las mayores economías industrializadas y emergentes del planeta deberán tratar especialmente el tema de los desequilibrios monetarios con la caída del dólar a nivel mundial.

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