sábado, 6 de noviembre de 2010

Dos años después de la crisis, el G-20 sigue luchando para regular las finanzas

TOKIO.- Los líderes de las potencias industrializadas y emergentes del G-20 prometieron hace un año, tras los excesos que condujeron a la crisis más grave desde 1929, regular las finanzas internacionales, pero ciertas prácticas siguen prosperando.

"Las malas costumbres volvieron más rápido de lo previsto", observa Denis Marcadet, del gabinete Vendome Asociados, de París, especialista en la contratación de banqueros. Y el objetivo sigue siendo siempre el mismo: "Ganar mucho dinero, y rápido".
"Nada ha cambiado, salvo que los bancos dan la apariencia de ser mucho más estrictos para no encontrarse en la primera plana de los periódicos", resume Eric Singer, asociado al gabinete europeo de reclutamiento "Singer y Hamilton", especializado en las finanzas.
Los productos derivados, acusados de haber empujado al borde del abismo a la economía mundial, siguen intercambiándose en condiciones más o menos opacas.
"Es evidente que hay menos que antes de la crisis, pero siguen circulando en gran cantidad. Unos siete billones de euros de productos derivados andan por ahí", asegura Olivier Huneau, operador bancario y además responsable del sitio web especializado www.nouveautrader.com.
Huneau explica también que la especulación se ha profesionalizado en las salas de mercadeo, con robots que permiten pasar miles de órdenes de compra o de venta en pocos segundos. Esta desenfrenada carrera tras los beneficios causó la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, que hizo vacilar el sistema financiero mundial en 2008.
Y no obstante, dos años más tarde las instituciones financieras van a batir un récord al pagar 144.000 millones de dólares de remuneraciones variables a sus ejecutivos, según un estudio publicado en octubre por el diario The Wall Street Journal. "En teoría, hemos logrado indiscutibles progresos, pero muchos no son más que fachada", dice Pierre Ciret, economista de Edmond de Rothschild Asset Management.
Aun cuando reconocen que las operaciones arriesgadas han disminuido un poco, numerosos observadores estiman que se ha hecho poco para evitar una nueva crisis. "Se están reformando las causas de la crisis precedente, son sólo combates de retaguardia", ironiza Gregori Volokhine, analista de Meeschaert Asset Management en Nueva York.
Pierre Ciret es partidario de que se revise el modelo económico de los bancos, ya que si ahora son más prudentes que en el pasado, "cuando hayan saneado sus balances, las cosas volverán a ser como antes". Eric Singer estima que "los políticos no han comprendido que las burbujas se crean hoy más rápidamente".
El año pasado, en Pittsburg (este de Estados Unidos), el G-20 pidió la creación de mecanismos de supervisión de los productos derivados, así como una reforma de las agencias de notación, una reducción de las actividades de corretaje por cuenta propia y una regulación de las remuneraciones de los operadores bancarios.
El pago de una parte significativa de las bonificaciones debe ahora ser diferido en el tiempo. Pero puede suceder que un banco transfiera sus traders a una sociedad de gestión o a un fondo, entidades que no están sometidas a esa regla.

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