miércoles, 17 de noviembre de 2010

Bruselas quiere una política agrícola más justa y ecológica

BRUSELAS.- La Unión Europea (UE) se propone reequilibrar las subvenciones en favor de los pequeños agricultores y de los Estados de Europa del Este y ajustarlas para que respeten la ecología, según las líneas de una reforma de la Política Agrícola Común (PAC) que se publicarán el jueves. 

Un documento preliminar que, según parece, presentará el comisario de Agricultura, Dacian Ciolos, sin grandes cambios, describe los principales puntos de la reforma de la PAC a partir de 2014, cuando comienza el próximo presupuesto plurianual de la UE.
El texto recoge tres opciones: una reforma radical que acabaría con las ayudas a la renta y con la mayoría de las medidas de intervención en los mercados, el mantenimiento del statu quo con mejoras limitadas como una redistribución más equitativa de los subsidios y, por último, una solución intermedia con un régimen de ayudas más equilibradas, selectivas y sostenibles.
La última opción es la "susceptible de recabar un apoyo más amplio y cuenta con el respaldo del comisario" Ciolos, considera una fuente próxima a la Comisión. Francia, Alemania o Italia rechazaron claramente una reforma radical, defendida hasta ahora por Gran Bretaña y Holanda. Los subsidios de la PAC (59.800 millones de euros en 2009, o sea un 40% de los presupuestos europeos) deben repartirse mejor, propone Bruselas.
Actualmente los agricultores europeos cobran como promedio 271 euros de ayuda por hectárea. Pero el actual sistema de reparto, basado en criterios de producción históricos, provoca importantes variaciones entre los Estados: desde 460 euros/ha en Bélgica y Holanda a 95 euros/ha en Letonia.
Con su rechazo a una tasa única en toda Europa, Ciolos quiere evitar un reequilibrio demasiado brutal. Ciolos también propondrá un tope para las ayudas a las grandes explotaciones, sin penalizar demasiado aquellas que emplean a muchos trabajadores, e introducir un "nivel mínimo de pago" para apoyar a las pequeñas.
Bruselas ya propuso poner límites durante la última reforma de 2008, pero acabó renunciando a ello bajo la presión de algunos países deseosos de proteger sus grandes explotaciones. Por último, los criterios de atribución de las ayudas directas a los agricultores y de las destinadas al desarrollo de las zonas rurales deberán tener en cuenta el medio ambiente y el cambio climático.
Estos requisitos más "ecológicos" fueron muy criticados por el principal sindicato agrícola europeo, la Copa-Cogeca, que denunció su costo y su impacto nefasto en la viabilidad económica del sector. A la inversa, las ONG defienden una reforma que no se contente con "cambios superficiales" para evitar los impactos negativos en el medio ambiente y en los países pobres.
Bruselas también propone centrar los pagos directos en aquellos que lo necesitan de verdad, o sea los "agricultores activos". 
En cuanto al final de las cuotas lecheras de aquí a 2015, Ciolos sugerirá probablemente mantener los principales instrumentos de intervención en los mercados, como la compra, el almacenamiento y la venta, para corregir la volatilidad de los precios.

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