sábado, 27 de noviembre de 2010

China liderará a los países en desarrollo en la 'cumbre' de Cancún

PEKÍN.- China, mayor emisor mundial de CO2, volverá a defender en Cancún la no obligatoriedad para países en desarrollo de reducir sus emisiones, pero para no ser culpado de "secuestrar" el diálogo como en Copenhague en 2009, expresará su voluntad de reducir sus altos niveles de contaminación.
Un año después del fiasco de Copenhague, una conferencia paralizada por los desacuerdos entre China y EU (que irónicamente, fueron los "padres" del acuerdo de mínimos logrado), Pekín no ha cambiado ni una coma de su discurso.

Según el Gobierno chino son los países desarrollados, como responsables históricos del cambio climático, los únicos que deben, con un pacto internacional que herede el Protocolo de Kioto, reducir sus emisiones a niveles del 40 por ciento o superiores.

Ello no significa, argumenta el régimen comunista, que China se cruce de brazos ante el problema más urgente del planeta, ya que defiende que cada país en desarrollo tome medidas medioambientales voluntariamente y "de acuerdo con sus características nacionales".

En este sentido, China, que desde este año es la segunda economía mundial, ha adoptado en los últimos meses varias medidas de lucha contra el cambio climático que han sido bien recibidas por la comunidad internacional, incluido su gran "rival" en las negociaciones, EU.

Entre estas medidas no sólo se encuentra la más mediática, el anuncio de reducir del 40 al 45 por ciento su intensidad de carbono (emisiones por unidad de PIB) en 2020 con respecto a los niveles de 2005.

También pueden incluirse, por ejemplo, los masivos planes de inversión en energías renovables, puesto que China en 2009 superó a EU convirtiéndose en el país que más dinero gasta en ellas (34.600 millones de dólares).

Igualmente importantes son los programas de reforestación, así como el diálogo que China mantiene con la Unión Europea (UE) para crear un mercado de derechos de emisión que tome como modelo el europeo, uniendo así esfuerzos medioambientales con beneficios económicos.

A estos avances se podrían unir otros nuevos, ya que China ha anunciado una futura ley específica para la lucha contra el cambio climático y también ha garantizado que el Plan Quinquenal 2011-2015, que regirá la economía del próximo lustro, incluirá la reducción de emisiones como una meta para la década entrante.

Beijíng además mostró que no es reacia a las negociaciones internacionales al organizar, casi sin tiempo de preparación, una última ronda de negociaciones previas a Cancún el pasado mes de octubre en la ciudad de Tianjin, que registró pocos avances y los mismos cruces de acusaciones con EEUU.

Y es que el discurso de China en las negociaciones carece de flexibilidad, ya que no cambia con el tiempo ni acepta, por ejemplo, la realidad de que no se le puede considerar ya en el mismo "bloque en desarrollo" en el que pueden estar, por ejemplo, los países más pobres de África o las diminutas naciones del Pacífico.

En esto, no obstante, China cuenta con el apoyo de otras naciones emergentes como la India, Sudáfrica o Brasil, con las que ha formado un bloque y ha coordinado estrategias de negociación.

También es bastante beligerante su postura ante EU, pues considera inaceptable la exigencia de Washington de que China informe a observadores internacionales de sus programas nacionales de lucha contra el cambio climático, argumentando que los chinos no cuentan con financiación foránea.

En este desacuerdo, uno de los que han paralizado el diálogo, la UE se ha posicionado al lado de Washington, señalando que todos los planes en este ámbito han de ser sometidos a verificación y control, estén o no financiados por la ONU.

En todo caso, el inmovilismo del discurso chino podría tener grietas, ya que el jefe negociador chino, Xie Zhenhua, vicepresidente de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (que elabora el Plan Quinquenal), admitió en octubre en Tianjin que en Cancún se debe buscar un acuerdo "que acepten todos aunque no guste a nadie".

También señaló Xie que cuanto antes ayuden financiera y tecnológicamente los países desarrollados a China y otras naciones en desarrollo, antes podrán éstas comenzar a plantearse la posibilidad de reducir las emisiones de CO2.

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