viernes, 19 de noviembre de 2010

El presidente de la Fed defiende su criticada política ante sus colegas

FRANCFORT.- El presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Ben Bernanke, defendió este viernes la criticada política monetaria de su institución ante la flor y nata de las finanzas mundiales, invitada por el Banco Central Europeo (BCE) a extraer lecciones de la crisis. 

Al decidir a principios de mes inyectar 600.000 millones de dólares suplementarios en el circuito bancario, la Fed se atrajo críticas de europeos y de China, e incluso en Estados Unidos, donde algunos expertos denuncian el riesgo de un debilitamiento del dólar y de un repunte de la inflación.
Ante un auditorio de banqueros centrales, Bernanke dijo este viernes que la Fed "intenta apuntalar la recuperación económica, promover un crecimiento más rápido del empleo y reducir los riesgos" de deflación.
El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, también asistió a esta conferencia en Fráncfort, organizada por el BCE.
"El compromiso (de la Fed) de garantizar la estabilidad de los precios sigue siendo inequívoco", prosiguió Bernanke, apuntando a la infravaloración de las monedas de ciertos países emergentes, como China, como una de las causas de los problemas actuales.
Su alter ego europeo, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, se congratuló de la existencia de "una unidad de visión importante" con la Fed. Trichet es un abanderado de la estabilidad de los precios a medio plazo. Pero quiso destacar el carácter temporal de las medidas anticrisis adoptadas por el BCE, que no deben generar "hábitos" cuando "las condiciones se normalicen".
Se trataba de un mensaje dirigido a su homólogo estadounidense pero también a Irlanda, que según algunos expertos cuenta en demasía con la importante liquidez gastada hasta ahora generosamente por el BCE para alimentar indefinidamente a los bancos en dificultades.
Este país, presionado desde hace más de una semana por la Unión Europea, el FMI y el BCE para que acepte un plan de ayuda para superar su grave crisis presupuestaria, tarda en hacerlo y aún podría tomarse más tiempo, ante el descontento de sus socios europeos.
Frente a una crisis que dura y amenaza la estabilidad de la zona euro, Trichet ya expresó el jueves su "profunda inquietud" por la forma en que la zona euro gestiona sus problemas económicos y presupuestarios, y exhortó a un "cambio consecuente" en la manera de hacerles frente.
Trichet ya había opinado hace dos semanas que las reformas propuestas por los Estados europeos para reforzar la disciplina presupuestaria en la Unión no "iban lo suficientemente lejos", ya que se requieren medidas más drásticas.
Por su lado, Strauss-Kahn exhortó en Fráncfort a la Unión Europea a adoptar una estrategia de crecimiento común y a "romper las cadenas de su débil crecimiento".
"La cooperación avanza demasiado lentamente" en la Unión Europea, opinó, aludiendo a la "lentitud en la reparación del sector financiero".
"También falta una visión europea común en materia de política presupuestaria, de equilibrios internos y de mercado de trabajo", sentenció el director del FMI.

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