viernes, 12 de noviembre de 2010

En su adiós al G-20, Lula pide evitar decisiones que perjudiquen a países pobres

SEÚL.- El presidente saliente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se despidió este viernes del G-20 en Seúl, con una llamada a que el bloque que él mismo ayudó a impulsar mejore la coordinación de las políticas económicas entre los países ricos para evitar perjuicios a las naciones pobres. 

"No existen más decisiones unilaterales en la economía mundial" ya que se debe considerar "las repercusiones en las otras economías", dijo Lula a los otros líderes del G-20, que reúne a las potencias industralizadas y emegentes, en una reunión a puerta cerrada, según un audio de su alocución.
"Cualquier decisión que Argentina tome o que Brasil tome tendrá efectos inmediatos en los países vecinos. Imaginen potencias económicas como la Unión Europea, los Estados Unidos o China, tomando posturas unilaterales sin tomar en cuenta la repercusión en el resto del mundo", advirtió Lula, que participa en su última gran cumbre internacional antes del traspaso de mando en enero.
"Es importante que el G-20 de aquí en adelante (...) asuma la responsabilidad de coordinar mejor las acciones unilaterales que los países importantes" adopten, "para que esas acciones se conviertan en multilaterales y no se perjudique" a otras naciones, dijo el mandatario brasileño, que ayudó a consolidar el G-20 como foro de discusión de ricos y emergentes desde 2008.
El G-20 acogió en Corea del Sur su quinta cumbre presidencial, centrada en la necesidad de corregir los desequilibrios cambiarios que están afectando el comercio en el mundo, en un contexto de lenta recuperación de las economías centrales.
Brasil ha criticado duramente lo que su ministro de Economía definió como una "guerra de divisas" en el mundo, producto de decisiones de política monetaria que han depreciado algunas de las principales monedas, como el dólar y el yuan chino.
En este sentido, Lula abogó nuevamente este viernes en su mensaje a los líderes del G-20 por decisiones que permitan fortalecer los mercados internos de los países ricos para que consuman lo que los emergentes y pobres producen. En ese sentido, recordó que Brasil logró superar la crisis de 2008 en parte gracias a "una decisión de gobierno de fortalecer el mercado interno".
Lula se congratuló además por la reciente reforma de cuotas del Fondo Monetario Internacional (FMI), que aumentó el peso de varios países emergentes en el organismo, reflejando de forma más precisa el actual escenario económico mundial.
"Creo que hubo un avance extraordinario en la democratización del FMI", opinó el ex dirigente sindical, que entregará la banda presidencial el 1 de enero a la oficialista Dilma Rousseff, quien lo acompañó a Seúl.
El popular presidente, que se acerca al final de su mandato con más del 80% de aprobación a su gestión y que según algunas versiones no confirmadas, podría lanzar una fundación para combatir el hambre en el mundo, hizo un llamamiento a que el G-20 apoye programas de desarrollo para los países pobres.
"Es extremadamente importante que (...) tengamos una política de desarrollo para ayudar a los países más pobres" con "financiamiento más barato, más a largo plazo, sin reglas preestablecidas", señaló. De ese modo, "estaremos creando un mercado" de consumo para lograr "esa combinación perfecta" de "armonía" entre países desarrollados y en desarrollo, sostuvo.
Finalmente, el mandatario dejó un mensaje de despedida para los demás presidentes. "La responsabilidad de ustedes (miembros del G-20) aumentará mucho de aquí en adelante. El G-20, cada vez más, va a asumir la responsabilidad por la paz mundial, por el desarrollo mundial y por el cumplimiento de las Metas del Milenio" de desarrollo humano, concluyó.

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