martes, 23 de noviembre de 2010

La autoridad de la Reserva Federal se enfrenta a un virulento cuestionamiento en EE UU

WASHINGTON.- La autoridad de la Reserva Federal estadounidense (Fed) es cuestionada con virulencia desde que decidió emitir cientos de miles de millones de dólares, en momentos en que el Gobierno federal se enfrenta a dificultades para sostener la economía. 

La Fed, que el 3 de noviembre anunció su intención de inyectar hasta 600.000 millones de dólares suplementarios en el circuito bancario norteamericano antes de julio de 2011 para acelerar la recuperación del empleo, recibió una lluvia de críticas en Estados Unidos y el exterior.
En el extranjero, la Fed ha sido acusada de permitir la devaluación del dólar para favorecer las exportaciones estadounidenses, a pesar de que sus dirigentes niegan que quieran debilitar el billete verde.
En Estados Unidos, los republicanos, envalentonados por haber conquistado la mayoría de la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas del 2 de noviembre, acusan a la Fed de minar el valor del dólar y de contribuir a una inflación incontrolable.
Los republicanos presentaron un proyecto de ley que simplificaría la misión de la Fed al quitarle la función de velar por el pleno empleo para que se concentre en la estabilidad de los precios. Sin embargo, las posibilidades de que sea aprobado son escasas.
La rebelión de los legisladores contra el banco central ya se había manifestado en la batalla librada contra la decisión del presidente Barack Obama de confirmar a Ben Bernanke por un nuevo período a la cabeza de ese organismo federal. La propuesta de Obama fue validada in extremis por el Senado en enero.
Estamos lejos del respeto del que gozaba el predecesor de Bernanke, Alan Greenspan, y la Fed está hoy acusada por sus detractores más virulentos de no haber anticipado la crisis y de haber llevado al país a la ruina.
Varios ex presidentes de la Fed reconocen que la autoridad de la misma recibe críticas como no las recibía desde los años 80, cuando sus directivos estaban acusados, a la inversa de lo que ocurre hoy, de concentrarse en la lucha contra la inflación en detrimento de la búsqueda del pleno empleo.
La Fed se defiende de los ataques aduciendo que el mejor medio de garantizar hoy el valor del dólar es estimular la recuperación y llama a los legisladores a asumir su responsabilidad y a que consideren la manera de reducir el déficit para complementar las iniciativas de la administración en favor de la recuperación.
Para el profesor Phillip Swagel, ex economista de la Fed, "con sus últimas decisiones, la Fed cruzó la línea que separa la política monetaria de la política presupuestaria".
"Dado que el Congreso había contemplado medidas suplementarias de relanzamiento presupuestario antes de renunciar a ellas, no es sorprendente que los legisladores le reprochen a la Fed que haya seguido ese camino", agrega.
Según Joseph Gagnon, ex responsable de la división de Asuntos Monetarios de la Fed, la intensificación de las presiones políticas amenaza con tener consecuencias sobre su acción, a pesar de que la ley garantiza la independencia del banco central (lo que algunos ultras cuestionan).
Los dirigentes de la Reserva Federal "no viven en una caja impermeable al mundo exterior. Ven que prácticamente nadie les pide que hagan más y que una minoría débil pero ruidosa dice: 'Basta'", agrega Gagnon, en la actualidad investigador en el Paterson Institute. En el futuro, "pecarán por exceso de prudencia", pronostica.
Es también la opinión de Swagel, para quien de aquí en adelante la Fed debería "reflexionar más antes de lanzarse a (tomar) medidas extraordinarias".

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