miércoles, 3 de noviembre de 2010

Las tensiones financieras, principal fuente de riesgo en la Unión Europea

MADRID.- Las tensiones financieras en el seno de la UE se han relajado tras la publicación de los test de estrés y la puesta en marcha de mecanismo de consolidación fiscal, pero siguen siendo la "principal fuente de preocupación" en el seno de la UE, según el último informe de 'Situación global' del BBVA.

   La razón es que la deuda pública y los riesgos financieros están muy vinculados y los diferenciales soberanos en Europa siguen siendo altos. Además, pese a las medidas para contener y reducir los déficits, los países periféricos afrontan aún elevadas necesidades de financiación.
   En este contexto, la entidad presidida por Francisco González, que asegura que el riesgo sistémico es hoy menor que el de antes del verano, propone adoptar medidas "a corto plazo" para preservar la consolidación fiscal y, de paso, evitar mayores retrasos en la reestructuración de la parte más débil de los sistemas bancarios.
   El BBVA enmarca la realidad europea en un contexto de crecimiento mundial "fuerte". Según sus previsiones, la economía mundial crecerá un 4,7% en 2010 y un 4,1% en 2011, gracias, especialmente, a la "solidez" de las economía emergentes, que siguen abriendo "brecha" respecto a las economías más desarrolladas.
   En este capítulo entra en juego EE.UU., que saldrá de la crisis a un ritmo mucho menor al experimentado en ciclos anteriores, aunque "la posibilidad de que se produzca una recaída en una nueva fase de recesión es altamente improbable".
   Según la entidad financiera, el proceso de desapalancamiento que aún vive EE.UU. está ralentizando la demanda interna en conjunción con la debilidad de su mercado laboral.
   Por otro lado, las perspectivas de crecimiento muy bajo y de débiles presiones inflacionistas en las economías avanzadas se traducirán en unos bajos tipos de interés durante un periodo de tiempo prolongado en Europa, EE.UU. y Japón.
   En paralelo, el BBVA espera que se sigan manteniendo las presiones alcistas sobre los tipos de cambio en las economías emergentes y prevé que a medida que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se encamine hacia una relajación en política monetaria, como es de esperar, otros bancos centrales, entre ellos el BCE, se sientan obligados a ajustar sus posturas para evitar una apreciación no deseada de sus monedas.
   En este sentido, el informe concreta que el régimen de tipo de cambio fijo de China y el ritmo de revalorización permitido del yuan serán clave para determinar el momento y el alcance de las acciones de política monetaria de los bancos centrales.

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