domingo, 21 de noviembre de 2010

Otra dura prueba para España / Carolina Gutiérrez-Cortines

España tiene que superar otra dura prueba ante los mercados este martes. El Tesoro trata de colocar en las mejores condiciones una emisión de obligaciones a 12 y 18 meses. Pero no es el mejor momento. A la crisis propia se le añaden dos acontecimientos excepcionales. La fase aguda de tensiones en la que ha entrado Irlanda, y el sorprendente anuncio este fin de semana del ministro de Exteriores Portugués, Luis Amado, de que si Portugal no logra superar sus actuales dificultades presupuestarias y políticas podría verse obligada a abandonar el euro.

Aunque el espectro de la suspensión de pagos de irlanda se ha alejado, las turbulencias reincidentes que llevaron el pasado viernes a fijar un nuevo récord en la prima de riesgo que paga la República de Irlanda desde el nacimiento del euro, evidencian que las dificultades no han desaparecido. También Portugal ha aclarado que no acudirá al rescate de la UE, pero el hecho de que la Comisión Europea asegure que están preparados para ayudar a los dos países, ha permitido un momento de calma en los mercados, pero no garantiza nada.

Los analistas vuelven a señalar a Angela Merkel como responsable del caos que se generó la semana pasada cuando la canciller alemana dijo que si un nuevo Estado tenía dificultades, los inversores tendrían que asumir también su alícuota parte de las pérdidas. Esta forma de advertir otra vez de que Alemania quiere dejar de ser la caja de “reasistencia” de la Unión Europea, además de inoportuna era innecesaria. Bruselas cuenta ya con sus recursos y no es Alemania el país que más paga en porcentaje, aunque si lo haga en términos absolutos.

La aclaración posterior de Berlín fue todavía peor que la primera declaración de Merkel. El Gobierno alemán estimaba que los 440.000 millones de euros de que se ha dotado Europa no serían suficientes para sacar de sus dificultades a los países periféricos de la Unión, incluyendo Irlanda, Portugal y España, si todos ellos tuvieran que recurrir al unísono a Bruselas.

Pese a la diferente situación que atraviesa España frente a la crisis de Grecia, Irlanda o Portugal, todo el mundo teme el efecto simpatía que podría afectar a nuestro país.

Por eso las declaraciones de este fin de semana del ministro de Exteriores, Luis Amado, al semanario Expresso, en las que dice que Portugal podría tener que renunciar al euro si no consigue alcanzar un acuerdo para formar un gobierno de coalición con la mayoría de los partidos que sea capaz de solucionar la crisis financiera, cayeron como un jarro de agua fría en las filas de los responsables de economía del gobierno español.

Lo que deja claro el titular de exteriores de Portugal es que el país se encuentra en una situación extrema. La salida del euro podrían imponérselo los mercados. Pese a haber vivido tantos años de espaldas a España, la economía de ambos países tiene en la actualidad una gran interconexión tanto por las importantes inversiones realizadas por las grandes empresas y bancos españoles en Lisboa, como por el crecimiento de los intercambios comerciales.

Pese a la debilidad del gobierno socialista luso, que necesita para sacar adelante sus presupuestos el apoyo de la oposición, la solución no pasa por una convocatoria de elecciones. La actual legislatura llega hasta el 2013, pero la Constitución no permite convocar elecciones antes de mayo del año próximo. La inestabilidad podría suponer un hándicap adicional para el país vecino.

Con estos antecedentes se comprende el nerviosismo del Ejecutivo de cara a la prueba que afronta hoy España de nuevo ante los mercados. Se ha cedido tanto ante su amenaza de no invertir, que no caben ya más medidas adicionales por nuestra parte que la de pagar un alto diferencial sobre la deuda respecto de nuestros socios comunitarios.

Las medidas de austeridad que impuso el Gobierno por imposición del Fondo Monetario Internacional y de los propios mercados, han agravado nuestro estancamiento. Y claro, ha llevado a la paradoja de que estos mismos mercados ahora duden de nuestra capacidad para devolver la deuda por nuestra atonía en el crecimiento. Habrá que estar atentos al castigo que nos imponen hoy ante la emisión del Tesoro y a la nueva explicación que den para hacérnoslo creer.

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