viernes, 31 de diciembre de 2010

La Eurozona afrontó una crisis inédita que amaga con golpear de nuevo en 2011


BRUSELAS.- La zona euro vivió un 'annus horribilis' en el plano económico, con una crisis de deuda soberana que le obligó a aprobar los rescates de Grecia e Irlanda y a armarse con una batería de medidas inauditas ante la amenaza de un contagio a otros países miembros, como Portugal y España. 

Los líderes europeos cerraron el año con la promesa de "hacer todo lo necesario para garantizar la estabilidad" de la moneda única, en una cumbre a mediados de mes en Bruselas en la que acordaron crear un fondo permanente de rescate para los países en apuros de la zona euro a partir de 2013.
Esta fue la última de una serie de decisiones orientadas a construir unas defensas suficientemente sólidas para asegurar el futuro del euro. Desde 2008, la crisis ha golpeado ininterrumpidamente el Viejo Continente.
Primero fue bancaria y financiera, importada de Estados Unidos tras la quiebra de Lehman Brothers; económica después, con la mayor recesión jamás conocida desde 1945; y presupuestaria y social este año, con la escalada de los déficits públicos, que obligan a ajustarse el cinturón.
La austeridad rige sobre todo en Grecia e Irlanda, con una reducción de las prestaciones sociales, una bajada de los sueldos de los funcionarios y un subida de impuestos.
Es el precio que deben pagar por haber debido recurrir este año a una ayuda financiera de la Unión Europea (UE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI): 110.000 millones de euros en préstamos aprobados en mayo para Atenas, 85.000 millones de euros en noviembre para Dublín.
Europa, ya atormentada por su declive frente a las potencias emergentes, se pregunta ahora cómo ha llegado hasta pedir la ayuda del FMI.
Más allá de que los rescates de los bancos pesan en las arcas públicas, los países europeos recogen ahora los frutos de treinta años de crecimiento gradual de su deuda desde los años 1970 hasta el fin del periodo dorado de fuerte crecimiento.
Después de financiarse a crédito, viviendo por encima de sus posibilidades, "los mercados han pitado el final del recreo" para los europeos, explica un diplomático en Bruselas. Para evitar su estallido, la Eurozona ha iniciado su metamorfosis, llamada a acabar con las lagunas que arrastra desde su nacimiento, en 1999.
Por ahora, la unión monetaria ha puesto fin al obstáculo alemán contra cualquier mecanismo de solidaridad financiera entre países.
Un fondo de rescate temporal de 440.000 millones de euros fue creado en mayo para ayudar a los países en apuros. Este instrumento será reemplazado por un mecanismo permanente, gracias a una modificación del texto fundamental europeo, el Tratado de Lisboa. A los fondos disponibles se suman 250.000 millones de euros del FMI y otros 60.000 millones de la Comisión Europea.
La disciplina presupuestaria común también se endurecerá. A partir de 2011, los países europeos deberán someter a Bruselas sus proyectos de presupuestos nacionales antes de la adopción en sus parlamentos. Las sanciones contra los países laxistas también serán reforzadas.
Pese a las reformas, la crisis de la deuda seguirá dando coletazos en 2011, según los expertos.
Países como Portugal y España, cuya capacidad para enderezar sus finanzas públicas es cuestionada por los inversores, podrían verse forzados a pedir un rescate si el coste de su financiación en los mercados sigue escalando.
En los próximos meses, miles de millones de euros de deuda pública de los países más frágiles de la zona euro saldrán a la venta en los mercados.
"Si no aparecen compradores por arte de magia con intereses asequibles", los bonos o bien serán "adquiridos por el Banco Central Europeo o a través de algún mecanismo de la UE" o bien "podríamos asistir a múltiples suspensiones de pagos", previno Peter Boone, investigador asociado de la London School of Economics.

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