viernes, 31 de diciembre de 2010

La nueva condena de Jodorkovski, prueba del poder de Putin en Rusia

MOSCÚ.- La segunda condena el jueves del ex magnate petrolero Mijail Jodorkovski confirma, según expertos, el papel crucial de Vladimir Putin en Rusia, e ilustra cuán débiles son el Estado de Derecho y la "modernización" del país que tanto defiende el presidente, Dimitri Medvedev. 

"Esto demuestra que Putin sigue gobernando Rusia, que los discursos liberales de Medvedev no significan nada y que Rusia (...) no está lista para la liberalización, la modernización ni (para recibir) inversiones occidentales", considera Lilia Chevtsova, de la radio moscovita del centro Carnegie.
El jueves, Jodorkovski y su ex socio Platon Lebedev, encarcelados desde 2003, fueron juzgados culpables, en un segundo proceso, del robo de cientos de millones de toneladas de petróleo y del blanqueo de 23.500 millones de dólares. Permanecerán en prisión hasta 2017.
Numerosos expertos consideraban este segundo proceso un test revelador de la real aplicación del discurso de Medvedev. Jurista de formación, Dimitri Medvedev no tuvo conflictos directos con Jodorkovski y siempre ha declarado querer combatir la corrupción y "modernizar" el país.
Por el contrario, el primer ministro, Vladimir Putin, bajo cuya presidencia empezaron los problemas judiciales de Jodorkovski y Lebedev, nunca dudó en denunciar públicamente al ex oligarca, e incluso en inmiscuirse en el proceso. Putin lo acusó de tener las manos manchadas de sangre, y lo comparó con el mafioso Al Capone y con el financiero estadounidense Bernard Madoff, quien actualmente cumple una pena de 150 años de cárcel por una estafa piramidal.
Para defensores de los derechos humanos y numerosos observadores extranjeros, Jodorkovski es víctima de un ajuste de cuentas organizado por Putin, que no toleraba la independencia y las ambiciones políticas del antaño magnate petrolero.
Ex jefe de la petrolera Yukos, desmantelada tras su arresto en beneficio de empresas cercanas al gobierno, Jodorkovski tenía entonces la mayor fortuna del país, se mostraba crítico con la corrupción en la cima del poder, y financiaba tanto la oposición como programas de ayuda a la sociedad civil.
Según el politólogo Dimitri Oreshkin, el veredicto "muestra que las conversaciones sobre la independencia de la justicia no son más que viento, y que Medvedev es un mueble que se puede dejar en un rincón".
Medvedev sale de este 'veredicto putiniano' como un hombre que "juega en su cuenta de Twitter y con su iPhone", añade Alexander Konovalov, presidente del Instituto de evaluaciones estratégicas, en referencia a la afición del presidente a las nuevas tecnologías. Por su lado, Putin sale de este proceso como un hombre "muy vengativo y rencoroso", añade. "Es un veredicto con motivaciones políticas, que no tiene nada que ver con la ley", remacha Konovalov.
Chevtsova insiste: "en un país en el que un líder dicta el veredicto al tribunal diez días antes de que sea pronunciado, no existe la justicia".
En efecto, diez días antes de la lectura del veredicto, Putin declaró: "Todo ladrón debe ir a la cárcel",y consideró que los delitos de Jodorkovski habían quedado "demostrados".

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