sábado, 9 de octubre de 2010

El FMI alerta del riesgo de perder a toda una generación a causa de los efectos de la crisis

WASHINGTON.- El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, aprovechó el inicio de la asamblea anual conjunta con el Banco Mundial en Washington para tocar la llaga del lado más doloroso de la recesión, ese que afecta a millones de personas en todo el mundo que han perdido su empleo o que tienen enormes dificultades de acceder a uno. 

La salida de la crisis no será tal si se trata de una «recuperación sin trabajos», una tendencia que parece clara en los países avanzados cuyas tasas de crecimiento podrían no ser suficientes para crear empleos. «Realmente afrontamos el riesgo de perder una generación», alertó el director gerente del FMI.
Lejos de apoyarse la leve mejoría de las principales economías prevista en 2011 para esbozar un panorama más optimista sobre el paro, Dominique Strauss-Kahn habló con la crudeza que le falta a la mayoría de los líderes políticos. 
«No nos engañemos, no estamos al final del túnel y para el hombre de la calle una recuperación sin empleo no significa mucho, así que tenemos que aspirar a un crecimiento sostenido, pero también a crear empleo».
La resolución de esta ecuación no se antoja fácil, porque a los 17 millones de empleos que se perdieron durante la crisis global hay que añadir unos 450 millones más que se irán incorporando al mercado de trabajo en las próximas dos décadas. 
En su opinión, el mundo afronta «un futuro muy incierto» y la recuperación en marcha es «frágil porque es desigual», rápida en el mundo emergente y lenta en el mundo desarrollado. Aunque el FMI es razonablemente «optimista» y descarta una recaída en la crisis, admitió que existen riesgos reales en el proceso de recuperación en marcha.
También están en Washington los responsables de Finanzas del G-7, que agrupa a los países más ricos del planeta, y del G-20, que suma a los emergentes, donde ayer se reunieron en un intento por revitalizar el espíritu de cooperación en medio de las tensiones cambiarias y la ralentización económica mundial.
Su presencia en Washington ha permitido contactos y reuniones preparatorias para la cumbre de jefes de Estado del G-20 que se celebrará el 11 y 12 de noviembre en Corea del Sur, en la que se abordará como uno de los temas prioritarios el crecimiento económico desequilibrado entre las naciones avanzadas y los emergentes.
Mientras el FMI y el Banco Mundial celebran su asamblea, el Comité Europeo de Supervisión Bancaria (CEBS) ha propuesto que se obligue a los directivos de las entidades bancarias a devolver los bonus recibidos en caso de que se muestre que hayan cometido cualquier tipo de actividad fraudulenta o fallos significativos en la toma de riesgos.
En su informe sobre la política de remuneraciones en el sector bancario, el CEBS defiende que, teniendo en cuenta todas las restricciones legales y fiscales, cualquier pago de los bonus por adelantado debe estar sujeto a la posibilidad de recuperar el importe si posteriormente se demuestra que fueron resultado de actividades fraudulentas, si la compañía sufre un fuerte bache financiero o si comete graves errores en la gestión de riesgos. 
La institución incide en que debe existir una «proporción razonable» entre el salario base y los bonus a los directivos y explica que, cuando se pague una prima significativa, no debe ser abonada «en efectivo por adelantado», sino que debe contener un componente flexible (por ejemplo acciones de la compañía, opciones y otros fondos en fideicomiso) que contemple el aplazamiento del pago según los posibles riesgos futuros.