sábado, 20 de noviembre de 2010

"The Economist" sitúa a España entre los países europeos que naufragan


LONDRES.- La portada del último número de la revista The Economist sitúa a España junto a Irlanda, Portugal y Grecia entre los países que han naufragado y que esperan el rescate de la canciller alemana Angela Merkel. La portada de la publicación británica recrea el cuadro de Théodore Géricault La balsa de la Medusa, que representa las consecuencias del naufragio de la fragata francesa "La Medusa". Sin embargo, en la escena, The Economist ha colocado las banderas de España, Irlanda, Portugal y Grecia.

El lugar que ocupan las banderas es intencionado, ya que Irlanda es la que está más alta y la que primero pide la ayuda. A su lado aparece Portugal, aunque está situada un poco más baja y es más pequeña.

Por su parte, España está en el suelo, en un segundo plano, mientras que Grecia está colocada cubriendo el cuerpo sin vida de uno de los náufragos fallecidos.

Por encima de la balsa de los naufragados, la portada de la revista sitúa un moderno helicóptero en el que se lee ECB Rescue, donde ECB son las siglas en inglés del Banco Central Europeo. De este helicóptero desciende la canciller alemana, Angela Merkel, que es la encargada de socorrer a los náufragos.

Además, la balsa en la que sobreviven los marinos tiene dibujada en su única vela las estrellas de la bandera de la Unión Europea.

La Unión Europea y EEUU acuerdan cooperar para lograr "un resultado positivo" en Cancún

LISBOA.- La Unión Europea y Estados Unidos acordaron hoy en la capital de Portugal cooperar para lograr "un resultado positivo" en la próxima cumbre sobre el clima de Cancún (México).

El presidente de EEUU, Barack Obama, y dirigentes europeos coincidieron en cooperar en en foros internacionales para lograr un marco global con "compromisos de reducción de emisiones contaminantes transparentes y firmes" por parte de todas las grandes economías, señaló el texto acordado hoy en Lisboa.

La cita de Cancún, del 29 de noviembre al 10 de diciembre, fue uno de los puntos que trató la cumbre UE-EEUU de Lisboa, en la que ambas partes recalcaron los compromisos de reducción de emisiones que hicieron en la cumbre de Copenhague del año pasado.

"Reiteramos nuestros compromisos de Copenhague para reducir las emisiones a medida que nos acercamos a Cancún", afirmó Obama en una declaración conjunta a la prensa acompañado con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Europeos y estadounidenses acordaron "promover un resultados positivo" en la reunión de Cancún, que incluya "progresos en los elementos centrales" del Acuerdo de Copenhague, según añadió el texto.

Entre esos elementos figuran la financiación para la adaptación de los países en desarrollo al cambio climático, la transparencia en esas ayudas, la transferencia de tecnologías o las políticas en favor del desarrollo de los bosques.
 
La cumbre aspira a un pacto limitado
Casi 200 países se reunirán a finales de mes en México para intentar acordar un "fondo verde" para los países pobres y otros pasos de cara a un acuerdo climático que se ha mostrado esquivo, en medio de las advertencias a que la falta de decisión está aumentando los costes de la lucha contra el calentamiento mundial.
 
Tras el fracaso en lograr un acuerdo en la cumbre del año pasado en Copenhague, las ambiciones para Cancún 2010 se han visto reducidas a un modesto paquete que incluye un fondo para administrar ayuda para países pobres, nuevas formas de compartir tecnologías limpias y la protección de las selvas tropicales.

"Los países se han dado cuenta desde Copenhague de que no hay una gran solución", dijo Christiana Figueres, responsable de la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en referencia a la cumbre que tendrá lugar en la localidad turística mexicana de Cancún, en el Caribe, del 29 de noviembre al 10 de diciembre.

"Necesitamos llevar el proceso un paso más adelante", indicó.

"Todo me dice que hay un acuerdo por hacer", agregó respecto a las negociaciones para disminuir un preocupante aumento de las temperaturas globales que el comité de científicos climáticos de la ONU dice que traerá incluso más inundaciones, sequías, olas de calor y crecidas de los mares.

No obstante, incluso un acuerdo limitado en Cancún - donde sólo se reunirán los ministros de Medio Ambiente en vez de los dirigentes mundiales que fueron a Copenhague- es una aspiración elevada tras un año de disputas entre China y Estados Unidos, los mayores emisores de gases de efecto invernadero.

Ambos dicen que el otro es el que debería adoptar más medidas, quitando la atención sobre la falta de acción de otros países en un momento en el que los presupuestos de las naciones desarrolladas están muy restringidos y las encuestas de opinión muestran que muchas personas están mucho más preocupadas por el paro.

"China y Estados Unidos estancados en punto muerto es una forma de fracaso muy cómoda para todos los implicados", dijo Shane Tomlinson, director de desarrollo del grupo de estudios sobre el clima E3G en Londres.

Poniendo de manifiesto la necesidad de urgencia, la Agencia Internacional de Energía (AIE) indicó en un informe la semana pasada que los costes de una acción firme contra el calentamiento mundial para 2030 han subido en un billón de dólares hasta 18 billones por los retrasos de 2010.

"Si sigue sin haber acuerdo en Cancún y Sudáfrica (donde se celebrará la cumbre de la ONU sobre este asunto a finales de 2011), este coste aumentará más y eso hará aún más improbable que tengamos un acuerdo", dijo el economista jefe de la AIE, Fatih Birol.

"Definitivamente será un aumento en el rango de cientos de miles de millones de dólares", dijo a Reuters sobre los costes adicionales de cambiar de los combustibles fósiles a energías limpias como la eólica o la solar.

Este año va camino a convertirse en el más cálido desde inicios del siglo XIX. Hubo inundaciones en Pakistán y sequía en Rusia; y el vertido de petróleo de BP en el golfo de México puso de manifiesto los riesgos de los combustibles fósiles.

La cumbre de Cancún pretende extender y profundizar el Protocolo de Kioto, que obliga a las naciones industrializadas - excepto Estados Unidos - a reducir sus emisiones de gases invernadero en un promedio del 5,2 por ciento por debajo los niveles de 1990 para 2008-2012.

Los países en vías de desarrollo dicen que los ricos tienen que acordar una extensión de Kioto con mayores recortes. Los partidarios del protocolo dicen que otros países, como EEUU, deben adoptar compromisos vinculantes. Pero el presidente estadounidense, Barack Obama, no podrá aprobar leyes sobre unos recortes de emisiones que anunció a finales de 2009 después de que los republicanos se hayan hecho con el control de la Cámara de Representantes.

A pesar de este obstáculo, Figueres dijo que Washington debería reiterar lo que calificó de "compromiso" de Obama en Copenhague de recortar un 17 por ciento las emisiones en 2020 respecto a los niveles de 2005, lo que supone un 3-4% respecto a los niveles de 1990.

China, India, Brasil y otros países emergentes dicen que necesitan utilizar más energías fósiles para acabar con la pobreza. Pekín dice que está invirtiendo mucho en energías ecológicas, pero se ha resistido a las peticiones estadounidenses de que haya una supervisión internacional a sus compromisos.

Los analistas dicen que el encuentro en Cancún será una prueba de la capacidad de la ONU de seguir siendo relevante cuando las decisiones necesitan de la unanimidad.

"Hay mucho en juego para la ONU en Cancún", dijo Jennifer Morgan, directora del programa de energía y clima del Instituto de Recursos Mundiales, en Washington.

El plan previsto, con un fondo con medidas para proteger los bosques tropicales, que absorben el dióxido de carbono y ayudas a los pobres a adaptarse al cambio climático, podría ayudar a recuperar la confianza.

Un fracaso podría socavar el papel de la ONU en el cambio climático, como ha ocurrido con las negociaciones sobre la liberalización del comercio en la Ronda de Doha, que se prolongan desde hace años. O podría verse reducida a gestionar la ayuda, en lugar de intentar reformar la economía mundial.

Los países ricos y los pobres también están inmersos en una disputa sobre los 30.000 millones de ayuda rápida prometidos en Copenhague para ayudar a los pobres a optar por energías más ecológicas y adaptarse a las consecuencias del calentamiento mundial a partir de 2010-12.

Parte de la ayuda ha comenzado a llegar, pero los países pobres dicen que es insuficiente y que gran parte son fondos prometidos anteriormente.

México pide a Canadá que elimine el requisito de visado para sus ciudadanos

MÉXICO.- Legisladores mexicanos pidieron hoy en el comienzo de la XVII Reunión Interparlamentaria México-Canadá a sus contrapartes norteamericanas que trabajen para eliminar la exigencia de visados para los ciudadanos de este país, vigente desde el 13 de julio de 2009. 

"Sabemos que ha habido un esfuerzo de flexibilización de reglas, pero consideramos que siendo países, no solamente cercanos, sino hermanos y aliados, esta agenda merece reconsiderarse", indicó la diputada Josefina Vázquez Mota en la inauguración del encuentro.

Sobre el mismo asunto, el senador Luis Alberto Villarreal García, copresidente de la delegación mexicana ante la Interparlamentaria, que se prolongará hasta mañana, pidió de forma "respetuosa", "acelerar la eliminación del requisito de visas a los ciudadanos mexicanos".

"Los legisladores mexicanos hemos seguido con puntualidad las reformas que se han aprobado a la Ley de Inmigración y Refugio, nos mantendremos atentos al desarrollo de los diálogos sobre la ley para combatir a consultores migratorios que operan fuera de la ley", señaló.

Además de los temas migratorios, la reunión servirá para abordar cuestiones comerciales, donde existe un volumen de intercambios de 21.000 millones de dólares, de seguridad y de cambio climático.

"México y Canadá no son ajenos a las consecuencias y al costo del cambio climático, sabemos que ambos hemos implementado medidas tendientes a abonar a la lucha contra el mismo, y aún hay trabajo que hacer", indicó Villareal.

El legislador agradeció a Canadá el apoyo brindado por ese país para la formación de nuevos policías en México dentro de la cooperación en materia bilateral.

Por parte de Canadá, los copresidentes de la delegación de ese país, Peter Milliken y Gerald Comeau, no hablaron de las visas pero sí de que entre los dos países existe "amistad" y "diálogo abierto".

La delegación mexicana está formada por doce diputados y diez senadores, mientras que la canadiense la integran cinco senadores y nueve diputados de ese país.

Ambos países, socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigor desde 1994, han celebrado encuentros interparlamentarios desde 1975.

Otro día al borde del abismo / Luis de Velasco *

¿Exagera el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy cuando afirma, como lo hizo este martes tras la reunión del Eurogrupo que el euro está en “una crisis de supervivencia”? Las opiniones difieren pero lo que es cierto que ese día ha sido otro día al borde del abismo, como titula su crónica una “web” de obligada lectura (http://bit.ly/cZmG77).

El antaño admirado Tigre Celta, ejemplo de milagro económico a seguir, se va por el aliviadero. Mejor dicho, se ha ido ya y tras él viene, con seguridad, Portugal. Después… después ya son palabras mayores, con cifras de rescate, por ejemplo en el caso de España, que cuadruplican las de Grecia. Lo que está claro es que estamos otra vez frente a una nueva fase de una compleja y mutante crisis. El caso irlandés es solo el inicio de esa nueva fase.

¿Peligra el euro y, más ampliamente, peligra la Unión Europea? La respuesta es, sin duda, afirmativa. La razón de fondo es sencilla. La Unión es una zona monetaria no óptima (no hay Tesoro central, hay obstáculos para la libre circulación de factores, el presupuesto comunitario es ínfimo, las diferencias internas de competitividad son enormes, no hay un gobierno central) que ha ido defendiéndose mientras la economía mundial iba satisfactoriamente. 

Ante las enormes dificultades actuales, este imperfecto mecanismo no tiene capacidad de respuesta porque esa respuesta pasa, en último término y como condición necesaria pero no suficiente, por un decidido paso adelante de ir hacia una auténtica unión económica y monetaria lo que supone cesiones hoy impensables de soberanía. Y al final del trayecto, una unión política. Nada menos que eso.

Mientras eso tan largo y complejo se intenta, hay muchas otras cosas que hacer. Principalmente, sanear decididamente los sistemas financieros. Fue allí donde (con la complicidad de los reguladores) se inició la crisis. Todavía la mayor parte de sus balances siguen llenos de diversas formas de basura. 

En Estados Unidos, la recientemente aprobada ley Dodd-Frank no resuelve ni de lejos los problemas, entre otras cosas porque para su efectiva entrada en vigor necesita más de doscientos desarrollos reglamentarios y nadie sabe por dónde irán. En la UE, tres cuartos de lo mismo tras una dudosas pruebas de esfuerzo que han servido para muy poco. 

En nuestro país, como ha dicho el gobernador del Banco de España, la imprescindible reforma, sobre todo de las Cajas, no avanza satisfactoriamente (además, cada entrada del regulador en alguna entidad, el último caso en Cajasol, revela un deterioro de sus cuentas mucho mayor que el hasta entonces conocido.) Quizá tenga algo que ver con esa lentitud el hecho de que son las Comunidades Autónomas quienes mandan en estas entidades y no quieren renunciar a esa situación. Pero no seamos mal pensados.

En el fondo, en todas partes, el problema es el mismo: Para ir resolviendo esta situación e, igualmente importante, tratar de evitar en todo o en parte otro desastre semejante, hay que enfrentar intereses muy poderosos que son los que están en el origen del drama y son los que se benefician del mismo mientras un coste brutal recae sobre la mayoría de ciudadanos. Enfrentar a los Masters of the Universe no es tarea fácil.

(*) Luis de Velasco es ex secretario de Estado de Comercio

Un G-20 para poco / Josep Borrell *

Hace un par de semanas me preguntaba en estas páginas digitales si en Seúl se produciría un armisticio en la “guerra de las monedas” y se evitarían las tentaciones proteccionistas que de ella se pueden derivar. La reunión previa de los ministros de economía permitía albergar una débil esperanza. Pero visto lo ocurrido, hay que reconocer que la cumbre del G – 20 del pasado 12 de  noviembre no ha servido para nada.

Uno de los mayores desequilibrios creados por la globalización de la economía es el de las balanzas comerciales de algunos países. De un lado están los que producen a bajo precio y exportan a tipos de cambio infravalorados y gracias a ello acumulan excedentes masivos, como es el caso de China

Y del otro los que consumen muy por encima de sus medios, financiando a crédito ese consumo, endeudándose masivamente y acumulando déficits comerciales insostenibles. Es el caso prototipo de los EE.UU, pero no nos olvidemos de nosotros mismos porque el modelo de crecimiento español ha adolecido del mismo problema estructural. Antes de la crisis España era tenía el segundo déficit comercial más grande del mundo en volumen y todavía ahora tenemos el mayor déficit comercial del mundo en términos del PIB.

Hay por un lado los países “hormiga” , como China, Japón y Alemania, que  consumen poco y exportan mucho, y los países “cigarra”, como EE.UU., España y el Reino Unido, que consumen mucho y para ello importan demasiado. Entre ellos se han producido esos desequilibrios globales (“global imbalances”) que han contribuido al colapso del sistema financiero y son una de las causas subyacentes de la crisis.

Tratar de  resolver ese desequilibrio era uno de  los objetivos de la cumbre del G – 20 en Seúl del pasado día 12. Pero los intereses nacionales de los países representados han sido mas fuertes que la necesidad de una cooperación solidaria entre ellos y ninguna decisión relevante ha podido ser adoptada.

Confiar a un grupo de trabajo del FMI la elaboración de indicadores que permitan evaluar el riesgo que esos desequilibrios comportan no es gran cosa. Es más bien una puerta de salida para camuflar un desacuerdo total puesto que no hace falta ningún grupo de trabajo para confirmar lo que ya se sabe, es decir que estos desequilibrios constituyen un serio peligro para la economía global.

Parece que atrás han quedado ya los días en los que, frente al abismo abierto por la crisis financiera, las reuniones del G 20 permitieron tomar medidas coordinadas para hacerle frente. Parece como si, apenas vueltos a un mínimo de normalidad, los intereses nacionales han prevalecido de nuevo.

Así, Seúl  ha mostrado los límites de la capacidad del G – 20 de regular la globalización económica y financiera poniendo las bases de un sistema de gobernanza que evite la generación de una nueva crisis. Y decimos nueva cuando no podemos decir que ya hemos superado la actual, como muestra el nuevo episodio de la crisis de la deuda europea que está viviendo Irlanda .

Paradójicamente, es esta crisis irlandesa lo que está evitando, por no decir salvando, al euro de convertirse en una divisa sobrevaluada frente al  dólar y al yen. Para mantener funcionado su capacidad exportadora, China mantiene su moneda permanentemente devaluada a través de un férreo control del mercado de capitales y compras masivas de dólares que le han hecho acumular gigantescas reservas de cambio. 

Sólo para mantener el valor de ese tesoro de guerra comercial China necesita evitar que el dólar se devalúe. Y los EE.UU., incapaces de conseguir una reevaluación del yuan que  frene su deficit comercial con China, responden haciendo presión a la baja sobre el dólar produciéndolos en gran cantidad a través de ese plan de compra de Deuda pública por la Reserva Federal por 600.000 millones de dólares sacados de la maquina de imprimir.

Así se ha interpretado el objetivo de ese plan, oficialmente destinado a relanzar la anémica economía americana. Aunque las autoridades americanas lo nieguen enfáticamente, el propio Greenspan lo considera como un intento deliberado de devaluar el dólar. Pero no es menos cierto que todo el mundo tiene interés en que la economía americana vuelva a crecer y que ésta es la mejor contribución que Obama puede hacer a la solución de la crisis económica global.

El problema son los procedimientos empleados para ello. Esos dólares buscaran mejores oportunidades de inversión y muchos países emergentes temen que contribuyan a la formación de burbujas especulativas en sus economías. Por eso algunos han empezado a poner impuestos a las entradas de capital.

Lo cierto es que corregir esos desequilibrios, que no son sino la expresión de la forma en la que se ha organizado la economía globalizada, será una tarea lenta. Guste o no, es difícil y lleva su tiempo reorientar la economía china hacia la demanda interior, lo que implica que los chinos consuman mas, para lo hace falta que dispongan de más renta disponible y menos temor al futuro, lo que a su vez necesita una redistribución de los frutos del crecimiento y la creacion de un sistema de protección social .

Tan difícil como es orientar la economía americana hacia la exportación, lo que implica un menor consumo interno. A ambas cosas ayudaría sin duda un realineamiento de los tipos de cambio de sus monedas que en absoluto se puede decir que correspondan hoy a los fundamentales de esas economías.

Pero eso no lo va a conseguir el G – 20. El FMI fue creado en 1945 para ejercer el papel de gendarme monetario que hoy tampoco tiene fuerza para ser. Salvo que unas nuevas reglas de juego se la den. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato monetario?

(*) Josep Borrell es ex presidente del Parlamento Europeo 

Decálogo para estar preparado / Ricardo Santos *

Lo cierto es que, aunque no lo percibamos, los gobiernos suelen cocinarnos a los ciudadanos al fuego lento de la inflación, aumentando su liquidez en detrimento de nuestros ahorros. Gracias a esta inflación monetaria (la que no proviene de las preferencias de los consumidores y del ciclo económico), cada unidad de dinero vale menos con el paso del tiempo, lo que ayuda a llevar (encubiertamente) de una forma más liviana y apacible la carga del erario público.

Sin embargo, la llegada de la crisis cambió el panorama y a día de hoy tenemos al chef Bernanke entre fogones intentando que no se hunda el soufflé macroeconómico, con el consiguiente riesgo de sobrecalentamiento en precios... 

Y es que la teoría económica señala que pagar las deudas incrementando la divisa en circulación sin incrementar la producción, lleva inevitablemente a precios más altos. Es algo que estamos empezando a ver en las principales materias primas. Así pues la pregunta no es cuando vamos a tener precios más altos, si no cuánto más altos. Sobre todo sabiendo que una vez que la inflación se pone en movimiento, puede ser difícil de controlar.

En 1956 Philip Cagan estableció la definición clásica de hiperinflación: una subida mensual de más del 50% en precios (lo que equivale a un impresionante 12.875% anual). Está claro que en este escenario tercermundista, el valor del dinero se pierde antes de que la tinta se seque en los billetes (de muchos ceros) y la mejor inversión es una escopeta. 

Sin querer ser agoreros, ni llegar a esos extremos, creemos que es conservador prepararse para una versión mucho más diluida (pero no por ello menos peligrosa) de un shock de precios (una subida de precios súbita que genere una devaluación de la divisa y una subida de los tipos de interés, que es lo que sucede en la mayoría de estos casos), aunque tampoco sea nuestro escenario central.

Simplemente creemos conveniente establecer un pequeño decálogo de urgencia para estar preparados. Por si las moscas.

La primera regla de un escenario de inflación elevada es que un euro hoy es menos que un euro mañana por aumento del coste de la vida.

La segunda regla es que un euro hoy es menos que un euro mañana también por el mero lapso temporal. El tiempo se come el dinero.

Dos palabras: activos tangibles. Enfocarse en preservar el patrimonio. Invertir en sectores o bienes duraderos. Invertir en activos que pervivan y/o que vayamos a utilizar de todos modos y que sirvan durante mucho tiempo.

Pensar en términos reales y en el largo plazo. Invertir pensando en el largo plazo, y sin dejarse engañar por la inflación: las inversiones a corto plazo darán resultados distorsionados (parecerán ofrecer beneficios, mientras que en realidad estamos teniendo pérdidas).

Intentar, en la medida de lo posible, mantener el dinero en divisas que no vayan a devaluarse.
Respecto al ahorro: en un shock de inflación el crédito se vuelve más escaso y caro (los inversores exigen más). Esto conlleva varias lecturas. 

Una, negociar duro los depósitos y conseguir una alta remuneración, para al menos en parte, seguir el ritmo de la inflación. La diversificación de depósitos en diferentes bancos es una buena idea ya que algunos bancos probablemente quebrarán. Dos, negociar una tasa fija aceptable para las deudas (si es posible) o liquidarlas (el coste de vida y los intereses subirán, haciendo más difícil el servicio de la misma). Y tres, en la medida de lo posible pagar en cash (valdrá menos).

Respecto a la inversión... Uno, tener cuidado con la compra de bonos: las altas tasas de inflación pueden destruir completamente el valor de los bonos a largo plazo (básicamente, una segunda derivada de pensar en términos reales, no nominales); y dos, saber, por el contrario, que la renta variable y los activos reales constituyen un buena protección sobre la inflación a largo plazo.

No pensar en costes históricos. En tiempos de inflación elevada, no se funciona con LIFO o FIFO, si no con NIFO (Next In First Out), lo que importa no es lo que se ha pagado en el pasado, es el coste de reposición futuro.

Ampliar el círculo de suministradores de capital (recordemos, crédito estrecho y caro), lo que incluye a establecer lazos con clientes y suministradores para dar mercado a los clientes y facilitar nuestras compras y las suyas.

Vivir de manera racional: pensar en la cantidad y la frecuencia con que se necesita algo y luego comprar lo que se necesite, gastando en los no-recurrentes con moderación.

Puede sonar a advertencia taciturna y alarmista. Como en el cuento de Pedro y el lobo, la reiteración de una amenaza que no se materializa pasa de ser considerada un elemento real a un simple desvarío. Lo mismo sucede con la inflación elevada… Hasta que un día llega. Y salta. Después de todo, la inflación también tiene ancas de rana. Esperemos que Bernanke la sirva al punto.

(*) Ricardo Santos es Analista Financiero.

Consejo de ministros urgente en Irlanda para afinar un nuevo plan de austeridad

DUBLÍN.- El Gobierno de Irlanda se reunirá mañana domingo en un consejo de ministros extraordinario para aprobar un nuevo plan de austeridad, en torno a negociaciones con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para una ayuda de varios miles de millones de euros. 

El consejo de ministros tendrá lugar "probablemente" en la tarde del domingo, precisó un portavoz del primer ministro irlandés, Brian Cowen.
La reunión estará dedicada a determinar nuevas medidas de austeridad que prepara el país desde hace semanas, agregó, y no al plan de ayuda internacional que se negocia actualmente en Dublín, precisó, agregando sin embargo que "los dos están vinculados".
El plan irlandés tiene por objeto llevar el déficit público, actualmente de 32% del Producto Interior Bruto (PIB), al 3%, en conformidad con las exigencias de la Unión Europea.
Este plan debería ser anunciado "a comienzos de la semana próxima", precisó el portavoz, pero su adopción podría darse desde el lunes si es aprobado por el consejo el domingo.
Los expertos de la UE, del FMI y del Banco central europeo reunidos desde el jueves en Dublín han revisado dicho plan para determinar el plan destinado a salvar los bancos irlandeses aplastados por las deudas.
A cambio de este plan de socorro de un monto entre 40.000 y 100.000 millones de euros, según estimaciones de los medios, las instancias internacionales podrían exigir un endurecimiento de las medidas de restricción presupuestaria.
Al parecer, los expertos dudan del crédito que puede acordarse al plan irlandés, teniendo en cuenta un repunte económico menos importante que lo previsto.
De todas maneras, los irlandeses ya está sometidos a una austeridad sin precedentes, que comprende una baja drástica del salario de los funcionarios, supresión de empleos en el sector público y recortes a diestra y siniestra.
Este plan de rigor fue decidido por el gobierno de Dublín después de que el déficit público se disparó, debido a una inyección de unos 50.000 millones de dólares en los bancos que hizo el Estado, es decir un tercio del PIB irlandés.
Estas medidas de austeridad son cada vez menos aceptadas por la población. Importantes manifestaciones tuvieron lugar recientemente en el país y una nueva prueba de fuerza está anunciada por los sindicatos, el sábado próximo en Dublín, en vista a la presentación del presupuesto para el año 2011, el 7 de diciembre.
De hecho, se trata del cuarto plan de rigor desde que comenzó la crisis en 2008.
En estas condiciones, la impopularidad del primer ministro alcanza verdaderos récords, con sólo un 11% de opiniones favorables, según un reciente sondeo.
El partido en el poder, el Fianna Fail, es dado perdedor en una elección legislativa parcial que tendrá lugar el jueves en Donegal, en el noroeste.
La pérdida de este escaño reduciría aún más la frágil mayoría del gobierno, pasando de tres diputados actualmente a sólo dos.
En este contexto, la oposición multiplica los llamados a la dimisión del gobierno, apoyándose en el descontento de la población que considera como una "humillación" pedir ayuda exterior para solucionar el problema de la deuda irlandesa.

La falta de consenso en el G-20 alienta a las distintas potencias a buscar recetas propias

MADRID.- Aguas revueltas en la economía mundial; el espíritu de cooperación multilateral por el que tanto han luchado los líderes del G-20, y no han conseguido en la última cumbre celebrada en Seúl, se tambalea dando paso al ¡sálvese quien pueda! en medio de una guerra de divisas que aviva el «desorden» mundial y un desacuerdo irreconciliable en la lucha contra los desequilibrios comerciales, con lo que esto puede implicar para las economías más débiles, como la española, nuevamente acorralada por una prima de riesgo instalada en máximos. ¿Qué está ocurriendo?, ¿donde están los focos del problema de la crisis? Los bandazos de los mercados de divisas han puesto nerviosas a las economías mundiales. 

Hace tan sólo dos semanas era la Reserva Federal (Fed) la que decidía dar un paso al frente en esta guerra de divisas por su cuenta y anunciaba su intención de inyectar en el mercado 600.000 millones de dólares más de nueva creación (425.000 millones de euros) para intentar reanimar la alicaída economía de Estados Unidos. Lo hará comprando deuda pública —bonos— a razón de 75.000 millones de dólares (53.530 millones de euros) al mes hasta junio de 2011, cifra superior a lo esperado por el mercado. 

Una medida que lleva consigo la depreciación de la moneda en un intento de favorecer sus exportaciones y que, precisamente, las autoridades estadounidenses habían criticado anteriormente de la otra gran potencia, China, porque fomentaba los desequilibrios globales mediante su intervención sobre el tipo de cambio del yuan. 

Una iniciativa a la desesperada de la primera economía del mundo por recuperar su crecimiento, lo que le ha enfrentado a Europa, que mira impotente cómo se aprecia la moneda única frente al resto de divisas. ¿Cómo actuar? La opción podría estar en seguir el camino de la economía estadounidense; ya se encargó el presidente Obama de dejar patente al G-20, en un ataque de ambición, que «la mayor contribución que EE.UU. puede hacer a la recuperación global es un crecimiento fuerte que genere empleos, ingresos y gastos». 
 
Con este panorama, la solución a una salida conjunta de la crisis parecen más teoríca que práctica y lo seguirá siendo mientras las decisiones económicas se tomen por los Estados, dejando para los grandes foros como el G-20 las decisiones únicamente políticas. Son muchos los analistas que ven paralelismos entre la actual situación económica y la de la postguerra, y reclaman la recuperación de aquel espíritu de consenso de Bretton Woods para alcanzar algún acuerdo global que acabe con la desestabilización que supone la guerra de divisas y la proliferación de políticas proteccionistas. Problemas viejos... pero afrontados con nuevas reglas.
 
No son pocas las voces de alarma ante una tendencia que ya se produjo en la crisis del 29, devaluaciones competitivas, a las que siguieron un fuerte proteccionistmo y disputas comerciales que hundieron el comercio internacional y profundizaron en la gran depresión. «El proteccionismo es el mayor peligro que afrontamos», aseguraba en una entrevista a Financial Times Angela Merkel. La misma canciller que, mientras a finales del pasado mes de abril la Comisión Europea se esforzaba por lanzar un mensaje de unión y de apoyo de cara al rescate de Grecia, dejaba ya patente su voz discordante: «Alemania no prestará dinero al país heleno mientras éste no presente un plan de ajuste que cuente con el beneplácito del FMI. Sus palabras no pasaron inadvertidas en los mercados: la prima de riesgo de Grecia se disparó hasta batir récords (663 puntos básicos), y el interés del bono a dos años por encima del 13%.
 
Pero no es sólo Merkel la que alerta del peligro de una vuelta al proteccionismo, mientras esta corriente prolifera por doquier. Hubo un momento en 2009, ante el miedo colectivo al colapso, que pareció que los países estaban dispuestos a armonizar la salida de la crisis. «Sí, pero entonces era fácil ponerse de acuerdo para gastar más —apunta Fernando Fernandez, profesor del IE Business School—. Ahora, en 2010, cuando es evidente que la situación exige ajustes de gasto, la coordinación es más difícil. Pero precisamente se hace mucho más necesaria, para evitar una espiral deflacionista mundial».
 
Juan Velarde, vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, recuerda a Kindleberger y su estudio sobre la Gran Depresión en el que mencionaba a su famoso «caracol contractivo».
 
«Consiste —explica Velarde— en que al intentar salvarse un país, dificulta el comercio internacional, con lo que todos los demás se perjudican y, al intentar superarlo todos y cada uno aún lo contraen más, con lo que el primero vuelve a resultar perjudicado y retorna en su actuación, hundiendo más todos, y así sucesivamente».
 
Desde la patronal europea Business Europe muestran también su preocupación por la falta de progreso hacia un marco más sólido de coordinación de políticas económicas mundiales. «El debate sobre la evolución de los tipos de cambio y la amenaza de la guerra de divisas es una clara advertencia —puntualiza el presidente de Business Europe, Jürgen R. Thumann, en un escrito dirigido al presidente de la Comisión Europea y al que ha tenido acceso 'Abc'—.
 
El fracaso en desarrollar un enfoque multilateral para reequilibrar la economía implica grandes riesgos de renovar el proteccionismo y la inestabilidad. Los impedimentos para el crecimiento y los desequilibrios macroeconómicos son asuntos esenciales del G-20. Reducir los déficits públicos y la adopción de reformas de gran alcance para reactivar el crecimiento del sector privado son algunas de las principales propuestas de la UE. Lo que está claro es que el Plan de Acción del G-20 como marco para el crecimiento debe facultar a los gobiernos para llevar a cabo las reformas necesarias en forma coordinada y equilibrada». 
 
En opinión de Martin Rahe, profesor de Economía Internacional de EADA, lo importante es que los países hagan las reformas necesarias para poder responder a una competencia global. «La guerra de las divisas expresa la impotencia de los países por competir a nivel internacional y mantener o hacer crecer el bienestar del país. Es legitimo, por tanto, que cada país busque la mejor solución para sí mismo, de manera que pueda responder mejor a sus necesidades. Difícilmente se puede trabajar en contra de las fuerzas del mercado buscando un crecimiento económico sostenible. Mejorar la competitividad de un país a través de la devaluación artificial de la moneda es una política cortoplacista que no mejora la situación exportadora a largo plazo», puntualiza.
 
Los analistas no dudan al asegurar que existen demasiadas tensiones político-económicas a ambos lados del Altántico como para esperar mayor coordinación ahora. «Tras las primeras declaraciones de intenciones del G-20 en los momentos más álgidos de la crisis todo parece haber quedado, en eso, en buenas intenciones —asegura Santiago Carbó, del departamento de Teoría e Historia Económica Facultad de CCEE y Empresariales Universidad de Granada—. 
 
Los problemas que surgen de esta crisis avanzan a un ritmo más acelerado que la coordinación y las posibles soluciones globales. Ya era de por sí complicado lograr vías de entendimiento común suficientemente consolidadas y concretas respecto a la reforma de la arquitectura financiera internacional cuando, además, han aparecido otros problemas como la guerra de divisas, que está causando inestabilidad y un cierto descontento en el ámbito del comercio internacional, que no acaba de escenificarse en el ámbito diplomático».
 
Según Fernando Fernández, cómo conseguir que americanos y europeos, con la excepción de Alemania, ahorremos más y gastemos menos, y que los asiáticos y otras economías emergentes gasten más y ahorren menos es un reto para el G-20. Asegura que un sistema de tipos de cambio flotante ayuda precisamente a que ese proceso se haga a través de la variación de un precio clave, como es el tipo de cambio.
 
«De no funcionar ese fusible, los ajustes son reales, en términos de empleo y producción. Surgen así las respuesta nacionalistas y el mercantilismo económico como forma de política internacional. Estamos empezando a ver algo de eso y es muy preocupante —advierte—. Aún estamos a tiempo de evitarlo, pero hace falta coraje político y se echa en falta mayor visión global». 
 
El nerviosismo se ha instalado entre las principales auroridades económicas mundiales y los intentos por aportar soluciones se han vertido a la desesperada desde todas las vertientes y ángulos. Una de las últimas propuestas llegó de la mano de Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial y ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, quien para poner freno a la guerra de dividas ha levantado ampollas al poner sobre la mesa la posibilidad de volver a utilizar el patrón oro como referencia a la hora de fijar el tipo de cambio y la paridad de las principales monedas internacionales. 
 
Desde el Banco Mundial se pretende volver, por tanto, a un sistema monetario en el que el valor de la moneda de cada país debe estar respaldado por una cantidad fija de oro en poder de su banco central. «Va a tener dificultades la vuelta al patrón oro y desde luego desbarataría al euro y a su zona, con lo que algún país, como España, da la impresión de que volvería a moneda fiduciaria», asegura Juan Velarde ante tal propuesta.
 
El profesor del IE, Fernando Fernández, no comparte la tesis de que hay un nuevo espacio para una revisión del patrón oro, «pero hay que reconocerle a Robert Zoellick el valor para poner el tema sin tapujos encima de la mesa». 
 
En momentos de tensión resultan más apreciables las desconexiones en la coordinación internacional. ¿Es posible que se genere un nuevo orden mundial? Para Santiago Carbó este supuesto es exagerado, «vivimos, en cualquier caso, agobiados en exceso por el corto plazo y debemos volver a poner el énfasis en la grandes medidas y acuerdos de largo plazo que garanticen y consoliden la estabilidad. 
 
En este punto tampoco parece haber consenso, puesto que el profesor de Eada, Martin Rahe, señala que seguramente habrá un nuevo orden mundial. «China e India surgen como nuevas potencias económicas que hay que tomar muy en serio.
 
Al mismo tiempo, EE.UU. está luchando contra un declive que no se basa sólo en una mala coyuntura, sino que tiene mucho que ver con aspectos estructurales. En el caso de que la guerra de las divisas y los «global imbalances» se mantienen o agravan, la dinámica de la globalización podría ralentizar a favor del proteccionismo».

España e Italia, los rescates imposibles

MADRID.- Con Grecia intervenida e Irlanda y Portugal en la cuerda floja, la eurozona mira de soslayo a España e Italia, dos economías diferentes pero con problemas, el tercer y el cuarto país más grandes del euro y que «cuando a Irlanda le sube la fiebre, sufren también», según palabras de un funcionario europeo. En mayo, el Gobierno se empeñaba en destacar la obviedad de que «España no es Grecia» y ahora aseguran que «España no es Irlanda». Pero por desgracia, todos los expertos coinciden en que si la situación empeora a España le podría bastar con «ser» España, dice 'Abc'.

En Bruselas saben bien que organizar un «rescate» de estas dos economías es prácticamente imposible, pues el fondo para contingencias creado tras la caída griega es de 750.000 millones de euros y las cuentas no salen. Porque Grecia necesita ayudas durante tres años por valor de 110.000 millones de euros, un 40% de su PIB, de los que 80.000 salen de arcas europeas y otros 30.000 del FMI. Y la factura de la banca irlandesa superaría los 40.000 millones de euros, a los que podría sumarse al menos una cifra similar para el propio Estado irlandés. Estos números aplicados a España o Italia harían la ayuda casi imposible de llevar a cabo.
 
La población italiana es de 60 millones de personas (el mismo número que Reino Unido y Francia) mientras que en España se cuentan 45 millones de almas. Entre Grecia (11 millones), Irlanda (4,5 millones) y Portugal (11 millones) apenas superan la mitad de la gente que vive en nuestro país. Los PIB totales de estas naciones en 2009, en paridad de poder de compra, fueron de 247.000 millones de euros Grecia, unos 200.000 millones Irlanda y unos 172.000 nuestro vecino Portugal, según datos del FMI. En total unos 619.000 millones de euros que palidecen ante los 1,3 billones de España y los 1,7 billones italianos.

Si Irlanda y Portugal cedieran al rescate y tuvieran que ser intervenidas, España e Italia serían las siguientes de la lista, con la salvedad de que son países muy grandes que el mercado sabe que no pueden caer sin sacudir al euro de forma irreversible. Son dos economías con problemas, aunque distintos: si España bate a Italia en paro (20,8% en septiembre frente a un 8,3% según Eurostat), en el país italiano es el porcentaje de deuda pública sobre PIB (116% a finales de 2009) el que preocupa, un porcentaje mucho peor que el español, cuyo ratio fue en 2009 del 55% de deuda emitida sobre el PIB mientras que se espera para este año un 65,9%.
 
Con respecto al «spread» de los bonos de ambos Estados respecto a la referencia alemana, la situación es muy pareja ya que el bono italiano estaba ayer a 154 puntos básicos por encima cuando en enero se encontraba a penas a 69 (un 0,69%). 
 
España, por su parte, tenía su bono a diez años por debajo del italiano en enero (57 puntos básicos) y ayer se encontraba por debajo de los 200 puntos básicos, o sea de los dos puntos porcentuales (198). Unos 40 puntos por encima del bono italiano, pero unos 360 puntos por debajo de Irlanda y hasta 880 por debajo de Grecia.
 
La enorme cantidad de deuda emitida por Italia se mitiga con su déficit, que en 2009, peor año de la crisis, fue tan sólo del 5,3% del PIB, mientras Portugal marcaba un 9,4% y España un 11,2%.

Tercer día de negociaciones en Dublín para otorgar ayuda a Irlanda

DUBLÍN.- Las negociaciones con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un amplio plan de ayuda internacional para Irlanda entraron este sábado en Dublín en su tercer día, en vísperas de un consejo de ministros encargado de aprobar un drástico plan de austeridad. 

Las conversaciones se refieren a un préstamo de varias decenas de miles de millones de euros, que actuaría como un fondo de previsión y sería puesto a disposición del gobierno irlandés para apoyar los bancos, cuya deuda astronómica hace temer se repita la crisis griega.

Los montos evocados para este préstamo van de los 40.000 a los 100.000 millones de euros. Los expertos estudian también el nuevo drástico plan de austeridad que debe finalizar el Gobierno irlandés para economizar 15.000 millones de euros de aquí a 2014.

Un consejo de ministros se reunirá extraordinariamente el domingo para afinar estas nuevas restricciones presupuestarias, las que deberían ser anunciadas de aquí al martes. Es sólo después que este plan sea publicado que Dublín pediría formalmente la ayuda de la UE y del FMI.

Lula tilda de "inadmisible" la guerra de divisas impulsada por EEUU

RÍO DE JANEIRO.- El presidente brasileño, Lula da Silva, acusó a Estados Unidos de impulsar una "inadmisible" guerra de monedas para solucionar su déficit presupuestario. 

"Lo que hace Estados Unidos para resolver el déficit presupuestario sin preocuparse qué ocurre en los otros países es inadmisible", dijo Lula al recibir en Río de Janeiro el premio a Personalidad del Año Francia-Brasil.

El Gobierno brasieño denuncia regularmente la baja del dólar estadounidense, lo que perjudica a su industria y sus exportaciones. A pocas semanas de culminar su segundo mandato, Lula se congratuló de que "Brasil emerja como uno de los grandes actores del mundo".

"Antes, en los foros internacionales, Brasil debía decir 'amén'", dijo Lula, quien subrayó que actualmente su país se puede permitir criticar la "guerra de divisas". 

"En las relaciones internacionales, ya no hay países ricos y pobres, sino países que se respetan y que se hacen respetar", indicó el ex obrero metalúrgico. Lula abandonará la presidencia el 1 de enero y será sustituido por su correligionaria, Dilma Rousseff.

Argentina, lista para iniciar la negociación de la deuda con el Club de París

BUENOS AIRES.- Argentina está lista para iniciar en la primera semana de diciembre la negociación sobre la deuda impaga con el Club de París, dijo el ministro de Economía argentino, Amado Boudou. 

"Estamos listos para en la primera semana de diciembre encarar la primera reunión concreta para avanzar con las negociaciones", dijo Boudou en una conferencia de prensa en el Palacio de Hacienda.
El ministro precisó que la deuda base ascendía a unos 6.050 millones de dólares al 25 de diciembre de 2001, cuando Argentina declaró la moratoria unilateral de la deuda externa, tras desencadenarse la mayor crisis económica del país.
"Queremos lograr una buena reestructuración con menores intereses posibles. Será una negociación en la que el Club dirá sus pretensiones y nosotros trataremos de lograr los mayores beneficios para el país", dijo el ministro que encabezará las negociaciones por el lado argentino. En abril pasado, el propio Boudou había cifrado la deuda en "alrededor de 7.500 millones de dólares", aunque había dicho que era "un número a revisar".
Fuentes cercanas a la negociación dijeron en París que el primer paso será "ponerse de acuerdo en las cifras" y estimaron que "las discusiones técnicas podrían empezar en las próximas semanas". El Club de París accedió a la pretensión de Argentina de negociar sin la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), según una carta enviada el lunes pasado a la presidenta Cristina Kirchner.
Entre los mandatos del recientemente fallecido Néstor Kirchner (2003-2007) y de su esposa, Cristina Kirchner, Argentina levantó el 'default' declarado en 2001 sobre casi el 95% de la deuda pública por unos 90.000 millones de dólares.
En 2006 el gobierno argentino desembolsó en un solo pago los compromisos con el FMI, por 9.500 millones de dólares, y dejó de estar bajo supervisión del organismo multilateral.
Kirchner estimó el lunes que Argentina saldrá definitivamente de la moratoria en 2011, si llega a buen puerto la negociación con el Club de París, un grupo informal de potencias acreedoras, entre las que figuran Alemania, Japón, Holanda, Italia, España, Francia y Estados Unidos.

Controles, confinamientos y expulsiones en las fronteras de Europa

PARÍS.- En su segundo informe anual sobre las fronteras de Europa, la red Migreurop se centra en tres cuestiones claves del combate que llevan las autoridades contra las personas candidatas a la migración : los obstáculos a su desplazamiento, el confinamiento y la expulsión.

Sobre la base de encuestas propias en los lugares investigados, el informe proporciona ejemplos dramáticos de las consecuencias de la puesta en práctica de esta guerra contra las personas migrantes, que implica un retroceso generalizado de los derechos que protegen las libertades y la integridad de las personas.

Denunciando el proceso de “externalización” por la Unión Europea de su política migratoria, Migreurop muestra cómo los países terceros se ven obligados, bajo la amenaza del cuestionamiento de los acuerdos de cooperación y de ayuda al desarrollo, a readmitir en su territorio a las personas migrantes expulsadas de Europa y a impedirles reemprender el viaje hacia sus fronteras.

De la región de Calais, en Francia, a las fronteras de Turquía y del mar Adriático, de los parajes de Gibraltar al desierto sahelo-sahariano y a los nuevos países miembros al este de la Unión Europea, la subcontratación de los controles migratorios se efectúa en cadena, a veces muy lejos de la Unión pero también en su interior, muy en particular cuando se trata de reenviar de país en país a solicitantes de asilo considerados indeseables.

Toda una población de exilados se encuentra así sometida, desde ambos lados de las fronteras de Europa, sea al encarcelamiento arbitrario, sea a un continuo vagar y a las vejaciones permanentes de un entorno hostil.
 
En el momento en que, por primera vez desde su creación, la agencia Frontex despliega sus equipos militarizados de intervención rápida para enfrentar la “afluencia masiva” de migrantes en la frontera griega como si se tratara de enemigos peligrosos, el informe de Migreurop insiste en que el derecho, reconocido en los tratados internacionales, a abandonar todo país y a buscar protección en otro lugar, queda sin sentido si las personas candidatas a la emigración o al asilo son confinadas o retenidas en el camino.

"¡Huy! Por qué todo el mundo debe a todo el mundo y nadie puede pagar" / Lanchester, John

BARCELONA.- Aunque el autor es conocido del público lector español gracias a varias novelas, en este libro describe, para el lector no especializado, la crisis económica mundial del capitalismo del final de esta primera década del siglo XXI.

Con gran conocimiento del tema, soltura estilística y ácida ironía, nos va explicando cómo funcionó esta economía de la pura especulación. Es interesante el pa­pel que tuvieron en la crisis los cálculos demencialmente equivocados que los matemáticos financieros realizaron acerca del riesgo. 

Otro factor primordial de la crisis fue la dejación de la función reguladora por parte de las ins­tituciones oficiales que representan los intereses de los contribuyentes, quienes serán los que pagarán la factura del desastre. 

Finalmente, encontramos la apelación eco­nómica y ética a la idea de respetar el concepto de «sufi­ciente» y de poner los límites al afán de posesión para construir una economía sostenible y satisfactoria para la humanidad en su conjunto.
“Imperaba la más desenfrenada economía de libre mercado. No había reglas ni impuestos, ni Estado del bienestar ni garantías de atención sanitaria o escolar”…En las últimas décadas, dice, el funcionamiento desenfrenado y desregulado de la colonia se ha convertido en la normalidad del mundo, que se ha hongkonizado. La caída del Muro de Berlín fue el disparo de salida para que el sector financiero “empezara a premiarse con una parte desproporcionada del pastel económico”, hasta cifras nunca imaginadas…Lanchester dedica el libro a intentar explicarse y explicarnos qué ha pasado desde entonces y hasta el estallido de hace dos años. Y se sumerge como pocos en el mundo de los derivados financieros…Aborda también la ideología que ha guiado este camino, desde Alan Greenspan, alumno de Ayn Rand, a Margaret Thatcher o Bush, todos partidarios de un capitalismo de propietarios que ha tenido efectos en la burbuja inmobiliaria de EE.UU… Para Lanchester las décadas de capitalismo desregulado deben tocar ya su fin: que las finanzas sirvan a la sociedad en vez de saquearla» (Justo Barranco, La Vanguardia - Dinero). 

«¡Huy! recoge datos vertiginosos…Lo que se propone Lanchester en esta obra es algo tan necesario como enrevesado: explicar a los profanos las causas de la crisis. Debo decir que su empeño se ve coronado por el éxito. Incluso yo, que soy refractario a la ciencia económica, he acabado familiarizándome con los swaps, los CDO y demás productos de la ingeniería financiera. Leer acerca de productos tan tóxicos puede parecer una opción truculenta, como lo era leer las biografías de los asesinos de la mafia. Pero leer ¡Huy! me parece ahora prioritario. Porque ayuda a hacerse una idea de la realidad y debería reforzar nuestra cultura cívica e impulsarnos a presionar a los gobiernos para que corrijan la desregulación financiera. Lo que cuenta Lanchester da miedo» (Llàtzer Moix, La Vanguardia). 

«El autor de novelas de éxito narra el origen y las consecuencias del caos financiero con claridad formal y rigor económico…Con ¡Huy! el autor ha demostrado que es capaz de simplificar lo complejo sin recurrir al maniqueísmo ni la síntesis exagerada. El secreto radica en buscar referentes cotidianos para explicar situaciones que en principio parecen inescrutables. Por ejemplo, para describir qué ocurrió con los créditos basura (o subprime) no es preciso estudiar macroeconomía, ni siquiera contabilidad, basta con explicar, por ejemplo, cómo un caradura logra recuperar sus bienes cuando los subasta el juzgado a pesar de que él sigue sin abonar las amortizaciones al banco y no paga a ninguno de sus acreedores» (Félix Soria, La Voz de Galicia).

Irlanda sitúa las ventajas fiscales como 'línea roja' de la negociación

LONDRES.- Irlanda encaró el segundo día de negociaciones con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, reconocidas por primera vez por su jefe de Gobierno, Brian Cowen, estableciendo una línea roja para cualquier compromiso sobre su propio rescate financiero: la negativa a hacer concesiones en materia fiscal modificando uno de los impuestos de sociedades más bajos de Europa (12,5%).

Criticado por Alemania y Francia como competencia ventajosa e injusta frente a otros socios europeos, ese atractivo incentivo para las multinacionales extranjeras es considerado por el Gobierno de Brian Cowen pieza fundamental en la recuperación económica. Como lo fue para el espectacular crecimiento del Tigre Celta a lo largo de una década, antes de que los últimos tres años finiquitaran ese espejismo.

Mientras la misión internacional de expertos analizaba el estado de las finanzas públicas de la República, la viceprimera ministra irlandesa, Mary Coughlan, volvió a insistir en que la tasa del 12,5% (que, por ejemplo más que dobla el 28% impuesto en el vecino Reino Unido) "no es negociable".

Aunque un miembro de la Administración francesa, citado por Financial Times, calificaba esa orientación fiscal de "depredadora", la canciller alemana, Angela Merkel, tranquilizó ayer a Dublín subrayando a través de un portavoz que el paquete de ayuda europeo no le exigirá contrapartidas en esta materia.

Para Cowen, acosado por una prensa que ha dibujado el plan de rescate como una "humillación" nacional, es importante proyectar la imagen de que sigue controlando la gestión económica del país. Insistió en que su Gobierno es el único responsable del plan de ahorro presupuestario que pretende reducir un déficit del 32% del PIB hasta el 3% en los próximos cuatro años. El ejecutivo de Dublín va a proponer un recorte de 6.000 millones en el gasto público, combinado con un ahorro de 15.000 millones de euros en el próximo cuatrienio. 

El primer ministro lo presentará la próxima semana con la esperanza de que el Parlamento dé su visto bueno en la votación del 7 de diciembre. El ejecutivo de coalición cuenta con una ajustada mayoría que, según todos los sondeos, se reducirá a solo dos diputados cuando el Sinn Féin arrebate a su partido (Fianna Fail) el escaño por Donegal South West en la elección parcial del próximo jueves.

Cowen deberá, sin embargo, tener en cuenta el análisis de los expertos europeos que han desembarcado en Irlanda para obtener una inyección exterior que superaría los 100.000 millones de euros, si bien ninguno de los implicados ha querido hacer precisiones sobre cifras concretas. El Fondo Monetario Internacional quiere garantizar que los recortes que se avecinan no acaben concentrando sus efectos en los sectores más débiles de la sociedad irlandesa, donde el paro asciende ya al 13,2%, la cota más elevada desde 1967.

Los analistas esperan algún anuncio de acuerdo entre ambas partes a partir del próximo lunes, después de que el propio taoiseach (primer ministro) confirmara que las negociaciones "abiertas y constructivas" van por buen camino. Los escenarios para canalizar esa ayuda económica son múltiples, aunque se espera que esté enfocada en primer lugar hacia la crisis del sector financiero y sus posibles efectos de contagio de otras economías. En admisión del gobernador del banco central irlandés, Patrick Honohan, el pasado jueves, la República necesita "un préstamo muy importante de decenas de miles de euros" para socorrer a su debilitada banca.

Si las cuentas públicas de Irlanda presentan un estado desastroso, ello obedece principalmente a los ingentes fondos empleados por el Estado para el rescate de sus bancos, víctimas del estallido de la enorme burbuja inmobiliaria y de los generosos préstamos destinados al sector de la construcción. El valor de la vivienda, que creció un 250% en tan solo dos décadas, ha registrado una caída del 40%.

El orgullo nacional de este pequeño país con 4,5 millones de habitantes es uno de los factores que lastran la búsqueda de una salida a la crisis. Mientras el periódico Irish Daily Mail hablaba directamente de "humillación", el influyente Irish Times sentenció que "el destino de la nación ya no está en nuestras manos". 

Incluso el ex primer ministro irlandés John Bruton, actual embajador de la Unión Europea en Washington, ha descrito la aceptación del rescate exterior como "un día muy, muy triste para Irlanda". Quizá todos ellos pasaron por alto que los bancos celtas han sobrevivido a base de nutrirse de los fondos del Banco Central Europeo. La dependencia de Europa es mucho más nítida de lo que el nacionalismo irlandés quiere reconocer, según recoge 'El País', de Madrid.

Los impuestos a empresas es la clave


El presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo el sábado que esperaba que Irlanda eleve sus impuestos a las empresas, pero que la medida no sería una condición para recibir ayuda internacional, mientras Suecia afirmó que podría evaluar un préstamo bilateral a Dublín.

“El Gabinete se reunirá mañana para aprobar el documento de 160 páginas con gráficas que explican cómo el Estado reducirá sus gastos”, indicó el Irish Times, agregando que un plan por separado para reestructurar al sector bancario también debería ser finalizado este fin de semana.

Irlanda podría requerir asistencia de entre 45.000 y 90.000 millones de euros, dependiendo de si sólo necesita apuntalar a sus bancos o abordar también su deuda pública.


La mayor preocupación de las autoridades de la UE es que los problemas de Irlanda se propaguen a otros miembros altamente endeudados de la zona euro como España y Portugal, amenazando con una crisis sistémica.

Los mercados se calmaron en los últimos días cuando hubo indicios más claros de que Irlanda recibiría ayuda, pero permanecieron nerviosos el viernes.

El euro subió brevemente por sobre 1,3720 dólares, sólo para caer devuelta a 1,3660 en la última cotización europea.

El diferencial de riesgo de los bonos irlandeses a 10 años respecto a los referentes alemanes bajó a 5,4 puntos porcentuales, antes de repuntar a 5,6 puntos, afectando a la deuda griega, portuguesa y española.

Las negociaciones de ayuda aún podrían extenderse si Dublín y la UE no logran llegar a un acuerdo sobre las condiciones para recibir la asistencia financiera.

El ministro de Finanzas finlandés, Jyrki Katainen, dijo que Dublín debería prepararse para elevar sus impuestos a cambio de un acuerdo.

“Requeriremos un paquete serio (a cambio del préstamo) y es posible que eso incluya elevar los impuestos a las empresas”, sostuvo Katainen a la emisora finlandesa YLE. “Irlanda es un país con bajo nivel impositivo y ellos podría subir muchos tributos, por el ejemplo el IVA”, declaró.

Responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea están en Dublín para discutir un rescate a los vapuleados bancos irlandeses, en medio de temores sobre su capacidad para asumir sus responsabilidades y después de que los planes para reestructurar la deuda de la zona euro dispararan los costes del crédito.

El bajo impuesto a las empresas del 12,5 por ciento está operando como la gran manzana de la discordia, ya que los vecinos de la zona euro presionan a Irlanda a elevarlo como parte de cualquier acuerdo, mientras que Dublín se resiste, argumentando que es crucial para la inversión extranjera.

En el marco de una conferencia de la OTAN en Lisboa, Sarkozy dijo que esperaba que Irlanda eleve sus impuestos sobre las empresas.

“Es obvio que cuando nos enfrentamos a una situación como esta, hay dos palancas a usar: los gastos y la recaudación”, dijo. “No puedo imaginar que nuestros amigos irlandeses, en total soberanía, (no usen) esto porque tienen un gran margen de maniobra que otros, sus impuestos son mucho menores”, aseveró.

En tanto, Suecia afirmó el sábado que podría considerar un préstamo bilateral a Irlanda si ésta lo solicita.

“Podría haber una ayuda bilateral. Estamos esperando oír más del Gobierno irlandés. Creemos que somos muy cercanos a Irlanda y estamos siempre listos para escuchar y ayudar si lo podemos hacer”, afirmó el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, a la emisora irlandesa RTE.


El diario Irish Times informó de que el plan irlandés para reducir el déficit en cuatro años sería publicado el martes, antes de que se anuncie cualquier paquete de ayuda financiera internacional.

El mes pasado, Irlanda duplicó a 15.000 millones de euros (21.000 millones de dólares) el montante que según reconoció necesita para controlar su déficit para 2014, una decisión que de acuerdo al ministro de Finanzas buscaba garantizar que el país no requeriría un rescate.
Pero ésto no consiguió calmar a los mercados.

El jefe del banco central de Irlanda admitió esta semana que la nación necesita un préstamo de decenas de miles de millones de euros para apuntalar el sector bancario, que se ha vuelto dependiente de los fondos del BCE y ha visto un éxodo de los depósitos en los últimos seis meses.

El Irish Times dijo que el Gobierno - profundamente impopular y con una ajustada mayoría parlamentaria - adelantó la publicación de su plan fiscal de cuatro años, a fin de que sea identificado como una propuesta elaborada por Dublín y no conducida por el FMI o Europa.

El diario sostuvo que el plan sería divulgado el martes, citando a altos cargos irlandeses. Un portavoz del Gobierno dijo el viernes que el texto sería revelado a inicios de la semana próxima, pero no especificó la fecha.

Se espera para poco después el anuncio de un paquete de ayuda internacional.

El ministro británico de Exteriores expresa dudas sobre el futuro del euro

LONDRES.- El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, expresó hoy sus dudas sobre el futuro del euro al afirmar que “nadie sabe” qué puede pasar con la moneda única con crisis como la que actualmente afecta a Irlanda. 

En una entrevista con Radio 4 de la BBC, Hague, conocido opositor de la unión económica europea, subrayó que “espera” que la zona euro recupere la estabilidad financiera, dado que la incertidumbre afecta también al Reino Unido, pero, preguntado si la moneda única podría desplomarse, contestó: “Espero que no, pero ¿quién sabe?”. 

“Nadie ha señalado más que yo a lo largo de los años los problemas que supone tener una moneda en la cual encerramos los tipos de cambio y los tipos de interés de países con muy diversas economías”, declaró. 

Hague insistió en que el Reino Unido quiere asegurarse de que “hay estabilidad en la zona euro y, al margen de ésta, también hay razones para ayudar a Irlanda si Irlanda solicita ayuda”. 

“Es de interés nacional para Gran Bretaña que la zona euro esté estable, por mucho que señaláramos todos los fallos que tendría, y yo los señalé más que muchos otros”, manifestó el ministro. 

“Pero la realidad es que existe -prosiguió-, y cuando hay un problema grave en la zona euro, afecta a nuestra economía, a nuestros trabajos y a las empresas de nuestro país”. 

Hague reiteró que Londres tenía particular interés en apoyar a Irlanda por la interconexión entre ambas economías. 

El Gobierno irlandés evalúa con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) un paquete económico para sanear las finanzas públicas. 

El martes, día clave


El plan de cuatro años de Irlanda para reducir su déficit será publicado el martes, antes de que se anuncie cualquier paquete de ayuda financiera internacional, informó el sábado el diario Irish Times.

Responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea están en Dublín para discutir un rescate a los vapuleados bancos irlandeses, en medio de temores sobre su capacidad para asumir sus responsabilidades financieras y después de que los planes para reestructurar la deuda de la zona euro dispararan los costes del crédito.

El mes pasado, Irlanda duplicó a 15.000 millones de euros (21.000 millones de dólares) el montante que según reconoció necesita para controlar su déficit para 2014, una decisión que de acuerdo al ministro de Finanzas buscaba garantizar que el país no requeriría un rescate.
Pero ésto no consiguió calmar a los mercados.

El jefe del banco central de Irlanda admitió esta semana que la nación necesita un préstamo de decenas de miles de millones de euros para apuntalar el sector bancario, que se ha vuelto dependiente de los fondos del BCE y ha visto un éxodo de los depósitos en los últimos seis meses.

El Irish Times dijo que el Gobierno - profundamente impopular y con una ajustada mayoría parlamentaria - adelantó la publicación de su plan fiscal de cuatro años, a fin de que sea identificado como una propuesta elaborada por Dublín y no conducida por el FMI o Europa.

El periódico sostuvo que el plan sería divulgado el martes, cintando a altos cargos irlandeses. Un portavoz del Gobierno afirmó a Reuters el viernes que el documento sería revelado a inicios de la semana próxima, pero no especificó la fecha.

Se espera para poco después el anuncio de un paquete de ayuda internacional.

“El Gabinete se reunirá mañana para aprobar el documento de 160 páginas con gráficas que explican cómo el Estado reducirá sus gastos”, indicó el Irish Times, agregando que un plan por separado para reestructurar al sector bancario también debería ser finalizado este fin de semana.

 Irlanda podría requerir asistencia de entre 45.000 y 90.000 millones de euros, dependiendo de si sólo necesita apuntalar a sus bancos o abordar también su deuda pública.


La mayor preocupación de las autoridades de la UE es que los problemas de Irlanda se propaguen a otros miembros altamente endeudados de la zona euro como España y Portugal, amenazando con una crisis sistémica.

Los mercados se calmaron en los últimos días cuando hubo indicios más claros de que Irlanda recibiría ayuda, pero permanecieron nerviosos el viernes.

El euro subió brevemente por sobre 1,3720 dólares, sólo para caer devuelta a 1,3660 en la última cotización europea.

El diferencial de riesgo de los bonos irlandeses a 10 años respecto a los referentes alemanes bajó a 5,4 puntos porcentuales, antes de repuntar a 5,6 puntos, afectando a la deuda griega, portuguesa y española.

Las negociaciones de ayuda aún podrían extenderse si Dublín y la UE no logran llegar a un acuerdo sobre las condiciones para recibir la asistencia financiera.

El bajo impuesto a las empresas del 12,5 por ciento está operando como la gran manzana de la discordia, ya que los vecinos de la zona euro presionan a Irlanda a elevarlo como parte de cualquier acuerdo, mientras que Dublín se resiste, argumentando que es crucial para la inversión extranjera.

El ministro de Finanzas finlandés, Jyrki Katainen, dijo que Dublín debería prepararse para elevar sus impuestos a cambio de un acuerdo.

“Requeriremos un paquete serio (a cambio del préstamo) y es posible que eso incluya elevar los impuestos a las empresas”, sostuvo Katainen a la emisora finlandesa YLE. “Irlanda es un país con bajo nivel impositivo y ellos podría subir muchos tributos, por el ejemplo el IVA”, declaró. 

¿Cambio de Gobierno en Portugal?


El primer ministro portugués, José Socrates, podría remodelar pronto su Gobierno, informaron el sábado diversos medios, pero no estaba claro si el ministro de Finanzas se vería afectado por los cambios en mitad de una crisis de deuda.

El ministro de Exteriores, Luis Amado, la titular de Sanidad, Ana Jorge, y el responsable de Obras Públicas, Antonio Mendonca, son los que más suenan en la remodelación que se prevé entre la aprobación de los presupuestos de 2011, cuya último trámite es el 26 de noviembre, y las elecciones presidenciales de enero, según varios diarios.

En cuanto al ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, que autorizó el presupuesto austero diseñado para recortar el déficit fiscal el próximo año y despejar las dudas de los inversores sobre la solvencia portuguesa, la mayoría de los medios coincidían en que sería difícil sustituirle en mitad de la actual crisis.

La endeudada Portugal sufrió una pronunciada pérdida de confianza de los inversores en las últimas semanas después de que las inquietudes sobre otros débiles países de la eurozona como Irlanda se intensificaran antes de que la isla acordara negociar un plan de ayuda financiera europeo para sus bancos.

“Teixeira dos Santos está en el punto de mira, pero hay dudas en el seno del ejecutivo de que Socrates se deshaga de su ministro de Finanzas”, dijo el influyente diario Publico.

“No sólo es porque sea el responsable del presupuesto, sino por su relación personal”, dijo.

En un artículo denominado “Remodelación sólo después de la aprobación del presupuesto”, el diario “i” dijo: “Teixeira dos Santos continúa como ministro de Finanzas. La ejecución del presupuesto es la principal prioridad del Gobierno”.

No obstante, el Diario de Noticias dijo que había presión en el Partido Socialista para que Socrates sustituya a Teixeira dos Santos y que el titular de Economía, José Vieira da Silva, podría ocupar su lugar.

Una portavoz del Gobierno declinó hacer comentarios.

Teixeira dos Santos quedó en el punto de mira este mes cuando dijo que Portugal podría tener que recurrir a la ayuda exterior si los intereses de los bonos soberanos subían por encima del 7%. Cuando sobrepasaron brevemente esa cifra, el Gobierno se apresuró en convencer a los inversores de que no tenía intención de pedir ayuda.