martes, 4 de enero de 2011

El real por las nubes, desafío para el gobierno de Rousseff en Brasil

SAO PAULO.- El gobierno de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se comprometió este martes a adoptar las medidas necesarias para evitar una escalada de la moneda brasileña frente al dólar que afecte seriamente la competitividad del país, uno de los grandes desafíos del recién inaugurado Ejecutivo. 

"No permitiremos que el dólar se derrita (...) el Gobierno está listo para tomar medidas que van a impedir que prosiga esa valorización" del real, aseguró este martes en rueda de prensa el ministro de Hacienda, Guido Mantega.
El lunes el real escaló a 1,65 por dólar, un simbólico nivel por encima del techo de 1,7 en el que había estado en los últimos meses y que no se registraba desde septiembre de 2008 con la crisis financiera en Estados Unidos.
"Un dólar en ese nivel perjudica nuestras exportaciones" y "enciende una señal de alerta para la economía brasileña", denunció Mantega.
Este martes, tras el anuncio del ministro, el real perdió un poco de fuerza y cerró a 1,664 frente al dólar.
"Si se consolida un nivel por encima de 1,7 por dólar, es muy difícil que el Gobierno no adopte medidas; la presidenta Rousseff dejó claro el sábado en su discurso al asumir el cargo que la tasa de cambio es una preocupación y que no aceptará que sea perjudicada por capitales especulativos", dijo José Francisco Gonçalves, economista jefe de Factor Doria.
La moneda brasileña, que gana alas con las masivas entradas de capital extranjero en el país y la pérdida de valor del dólar en el mundo, cerró 2010 con valorización de 4,6%, tras ganar 32% en 2009. La apreciación en los ocho años del mandato de Luiz Inacio Lula da Silva fue de más de 100%.
La valorización de la moneda brasileña afecta a la balanza comercial, que cerró 2010 con el menor superávit en ocho años (20.278 millones de dólares) y su máxima histórica de importaciones de más de 181.000 millones de dólares.
Por primera vez en décadas, en 2010 Brasil exportó más productos básicos que manufacturados, estos últimos afectados por una moneda supervalorizada que les quita competitividad.
"El Gobierno no se quedará pasivo, inerte, viendo como nuestra moneda se valoriza y nuestra industria es perjudicada", advirtió el lunes al asumir el cargo el nuevo ministro de Industria y Comercio, Fernando Pimentel.
"Hay una evidente guerra cambiaria mundialmente abierta, con impactos en nuestra balanza comercial y efectos perversos en nuestras industrias", criticó además el nuevo ministro en declaraciones a la prensa. "Los países todos (están) trabajando para desvalorizar sus monedas para tener ventaja comercial", afirmó Mantega este martes.
"Actuaremos decididamente en los foros multilaterales, en defensa de políticas económicas saludables y equilibradas, protegiendo al país de la competencia desleal y del flujo indiscriminado de capitales especulativos", aseguró Rousseff el sábado al asumir el cargo.
Para contener la apreciación del real, el gobierno del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva impuso al final de 2009 un Impuesto a las Operaciones Financieras (IOF) que grava al capital extranjero en renta fija y bolsa.
Pero ese mecanismo es limitado, advirtió el economista de LCA consultores Homero Guizzo, porque "la diferencia de las tasas de interés entre Brasil (10,75% al año) y el resto del mundo es tan grande" que compensa cualquier aumento del IOF, y porque "Brasil, mercado consumidor creciente, continuará atrayendo mucha inversión productiva que el gobierno no frenará".
La inversión extranjera en acciones y papeles domésticos de Brasil superó los 50.000 millones de dólares de enero a noviembre de 2010, según el Banco Central. En el mismo período la inversión extranjera directa (productiva de largo plazo) alcanzó 33.136 millones.

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