martes, 11 de enero de 2011

El pasado de China la coloca en el ojo de la tormenta del espionaje en Renault

PARÍS.- Las sospechas, rechazadas por China el martes, de su implicación en el caso de espionaje que afecta al fabricante de automóviles francés Renault se suman al largo historial de denuncias contra Pekín por este tipo de procedimientos con los que se dice busca salvar su retraso tecnológico. 

Tres directivos de Renault fueron apartado de su cargo el pasado 3 de enero, sospechados de haber divulgado informaciones sensibles sobre el desarrollo de vehículos eléctricos del fabricante francés.
Los servicios secretos franceses dan prioridad a la pista china en este caso y los tres ejecutivos del grupo sospechosos habrían recibido dinero de los chinos a cambio de secretos sobre las baterías de los vehículos eléctricos que desarrolla Renault, según medios de comunicación franceses.
De su lado, Renault mencionó "una filial organizada internacional", pero el gobierno se negó a confirmar la pista china adelantada por la prensa francesa.
Una investigación interna concluyó que Renault se encontraba "frente a un sistema organizado de colecta de informaciones económicas, tecnológicas y estratégicas en provecho de intereses situados en el extranjero".
Pero acusar a China de implicación en el caso de espionaje de Renault es "totalmente sin fundamento, irresponsable e inaceptable", reaccionó el martes un portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Hong Lei.
Si la pista china se confirmase, no sería una sorpresa, estimó R.S. Vasan, un experto en seguridad del Centro de Estudios Asiáticos de Chennai (India).
"Nadie ignora que quieren esos coches (eléctricos). Es un sector importante para China. Por ello, me sorprendería si esas acusaciones se confirman", agregó.
"Sabemos de manera fehaciente que China recurre a diversas agencias y entidades para obtener ciertos secretos y concebir luego tecnologías. Se han vuelto muy buenos en ese aspecto. Para ellos, el fin justifica los medios", explicó.
China ya ha estado implicada en varias acciones desleales.
Uno de los escándalos más graves había estallado en enero de 2010, cuando el motor de búsqueda en internet norteamericano Google había denunciado ataques informáticos masivos desde China.
Esos ataques habría tenido como objetivo robar códigos de seguridad y de correo de la mensajería electrónica Gmail utilizada por militantes de los derechos humanos.
A principios de 2009, el presidente del grupo industrial francés Alstom Transport, Philippe Mellier, había denunciado el cierre progresivo de China a los proveedores ferroviarios extranjeros y estimo que los países occidentales deberían rechazar comprar trenes chinos fabricados con tecnologías derivadas de los primeros.
Pekín espía cada vez más a Estados Unidos, había afirmado en noviembre de 2009 la comisión económica y de seguridad para las relaciones con China del Congreso norteamericano.
Pero China no es único cuestionado. Francia es el "Imperio del Mal" en materia de robo de tecnologías, según el dirigente de un grupo alemán citado en una nota diplomática obtenida por WikiLeaks.

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