viernes, 11 de febrero de 2011

Los desequilibrios globales siguen "firmemente asentados" y reaparecerán a pesar de la recuperación

MADRID.- Las raíces de los desequilibrios globales sigue "firmemente asentadas", por lo que reaparecerán de inmediato a pesar de los indicios de recuperación, según el nuevo número de la publicación 'Apuntes Económicos' del Círculo de Empresarios, correspondiente al mes de febrero.

   Esta es una de las conclusiones del Círculo tras analizar la evolución de las exportaciones de algunos de los países con mayores superávit comerciales, como China y Alemania.
   El Círculo ve "evidente" que, tras lo acontecido en la actual crisis, un nuevo ensanchamiento de las diferencias en los saldos comerciales de las economías ahorradoras y gastadoras sólo produciría nuevas tensiones, que nada ayudarían a conseguir un crecimiento sostenible.
   Además, cree que los desequilibrios experementarán un cambio cualitativo, ya que los superávit de las economías emergentes servirán para atender las necesidades financieras del endeudamiento público en los países desarrollados, en vez de financiar el apalancamiento del sector privado, como sucedía antes de la crisis.
   Así, asegura que, "desafortundamente", aún no se vislumbra cómo se abordará la "imprescindible corrección" de estos desequilibrios, ya que, además, el panorama se ha complicado con la aparición de tensiones inflacionistas.
   En este sentido, explica que la reducción de los déficit de unos debe significar la mengua de los superávit de otros, por lo que la carga del ajuste podría recaer sobre cualquiera o sobre ambos grupos.
   Así, las economías con mayores superávit podrían reducir ese saldo incrementando la demanda de productos extranjeros, impulsando la demanda interna o permitiendo la apreciación de sus monedas, mientras que las economías deficitarias deberían recortar su gasto para reconducir sus cuentas frente al exterior.
   La segunda opción, según el Círculo, plantea más interrogantes, ya que las políticas de demanda contractivas podrían acarrear mayores costes en términos de recesión y empleo. Aunque si ese ajuste se acompaña de reformas estructurales que ayudaran a la productividad, llevarían a ganancias para el conjunto de la economía mundial.
   Aún así, admite que no es recomendable abordar un problema "tan complejo" con soluciones "simplistas", ya que se necesita un enfoque global que tenga en cuenta los defectos observados en las estrategias de política monetaria y fiscal de las principales economías del mundo, así como las diferencias que lastran el correcto funcionamiento de los mercados financieros.

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