viernes, 4 de febrero de 2011

El eje franco-alemán reclama a la eurozona mayor concertación y rigor económicos

BRUSELAS.- Alemania y Francia reclamaron este viernes un mayor rigor fiscal y una integración de las políticas económicas en la zona euro, al lanzar un plan que quieren ver aprobado en marzo y que Berlín condiciona para movilizar más fondos para los Estados en apuros financieros. 

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aprovecharon una cumbre de los 27 países de la Unión Europea (UE) para presentar el plan, que llamaron de "competitividad", y convocar públicamente para marzo una reunión de jefes de Estado y de gobierno de la zona euro sobre la cuestión, sin concretar por ahora el día.
"Queremos reforzar la competitividad de Europa y de su economía, queremos hacer converger las diferentes economías europeas", declaró Sarkozy. Ambos mandatarios presentaron a sus socios de la unión monetaria "los detalles de lo que deseamos que se apruebe" en la cita de marzo de forma que "todo el mundo entienda que vamos en la buena dirección para superar las preocupaciones sobre nuestras carencias en competitividad", insistió Sarkozy.
El pacto, según el eje franco-alemán, tiene por vocación defender la moneda única y evitar nuevas crisis de deuda pública, como la que el año pasado forzó el rescate de Grecia e Irlanda. "El año 2010 fue una prueba para el euro. Alemania y Francia están decididas a actuar de forma que 2011 sea un año determinante para generar una nueva confianza" en la moneda única, subrayó Merkel.
La definición de objetivos comunes en materia de jubilación, como retrasar la edad legal a los 67 años, de política salarial o de deuda pública con límites vinculantes, como hizo Alemania al inscribir en 2009 sus topes en su Constitución, figuran en el plan de competitividad.
Pero la iniciativa levantó rápidamente una controversia. Bélgica rechazó de plano la idea, estimando que los Estados miembros deben "disponer de un espacio para llevar a cabo sus propias políticas", mientras que España y Austria expresaron reservas.
La confederación europea de sindicatos tachó por su parte el pacto de "perjudicial" para los convenios colectivos y alertó del riesgo de crear "nuevas desigualdades".
Pero para Berlín, principal economía de la zona euro, reforzar la disciplina fiscal es el precio que sus socios deben pagar para obtener un mayor apoyo financiero y blindarse ante toda nueva oleada de desconfianza en los mercados.
Concretamente, la zona euro estudia elevar la capacidad de préstamo de su fondo de rescate de 250.000 millones de euros a 440.000 millones de euros, de manera a asegurar una financiación suficiente en caso de que Portugal o España, blancos de los temores de los inversores en los últimos meses, sigan los pasos de Grecia e Irlanda.
Esa medida requeriría un aumento de las garantías aportadas por los Estados miembros y podría además estar acompañada de nuevos instrumentos para el fondo, como la posibilidad de comprar deuda pública nacional en los mercados.
La unión monetaria está decidida a garantizar la "flexibilidad necesaria y la capacidad financiera" adecuada para "aportar un apoyo apropiado" a los miembros que lo requieran con el fin de paliar sus dificultades de financiación en los mercados, indica el borrador de un texto  que la UE preveía aprobar este viernes en su cumbre en Bruselas. Las reformas del fondo de rescate serán aprobadas en la próxima cumbre europea, los próximos 24 y 25 de marzo.

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