sábado, 19 de febrero de 2011

El G-20 acuerda una lista de indicadores para medir desequilibrios mundiales

PARÍS.- Los ministros de Finanzas del G-20 llegaron ayer sábado en París a un laborioso acuerdo sobre una lista de indicadores destinados a medir los desequilibrios económicos mundiales, tras arduas negociaciones con los países emergentes liderados por China y Brasil. 

"Hemos llegado a, lo que es importante, un acuerdo del conjunto de los países del G20 para avanzar en la evaluación de la medidas para resolver los desequilibrios mundiales fundada en indicadores económicos", dijo la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, cuyo país ejerce la presidencia del G-20, al final de la reunión.
El acuerdo se alcanzó tras dos días de duras tratativas para superar las reticencias de ciertos países emergentes, encabezados por China y en menor medida Brasil, a la inclusión de determinados indicadores, especialmente las reservas cambiarias, que finalmente no fueron tomadas en cuenta.
El compromiso toma en cuenta en cambio el saldo de la balanza de cuenta corriente, la balanza comercial, así como los tipos cambiarios reales y las políticas fiscales y monetarias, indicó Lagarde.
También, y para medir los desequilibrios internos de los países, se acordó incluir el déficit y deuda públicos de un lado, así como el ahorro privado.
Frente a la complejidad de las discusiones, Lagarde había decidido modificar el programa de este sábado para avanzar en otras cuestiones y dejar el espinoso tema de los indicadores para el final de la reunión.
Francia se ha puesto como objetivo principal de su presidencia del G20 la reforma del sistema monetario mundial y una corrección de los desequilibrios mundiales, con la cual se quiere poner fin a la 'guerra de divisas' originada por las medidas adoptadas por varios países para impedir la valorización de sus monedas y favorecer sus exportaciones.
Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) siguen este proceso de discusión en el G20 con mucha atención, ya que temen que las potencias desarrolladas quieran recuperar su crecimiento poniendo un freno a la dinámica del mundo emergente.
Según Estados Unidos y otras potencias occidentales, esos desequilibrios tienen como gran responsable a China, que mantiene muy depreciado al yuan y acumula un descomunal excedente en su balanza comercial.
Acordados los indicadores a tener en cuenta, el G20 debería comenzar a discutir objetivos en cifras sobre esos criterios en una reunión a mediados de abril próximo en Washington.
Según Largarde, los ministros del G20 también "debatieron sobre los defectos" del actual sistema monetario internacional y la necesidad de tener un "código de conducta" para regular los flujos de capitales, otro punto que provoca reticencia entre los países emergentes.
Los BRICS están preocupados por esos flujos, disparados por las atractivas tasas de interés de los emergentes y las políticas monetarias expansivas de los desarrollados, pero preferirían por el momento que cada cual tenga libertad para ir manejándolos.
Otro de los puntos que se debatieron en esta ministerial que abrió la presidencia francesa del G20 fue la volatilidad excesiva de los precios de las materias primas, en particular los productos agrícolas y sus derivados financieros y los productos energéticos (petroleros y gasíferos).
"Hubo una gran convergencia de puntos de vista de países desarrollados y emergentes" al considerar que "debemos ir más lejos en la transparencia y el uso de los stocks", precisó Lagarde, antes de indicar que se trabajará para "mejorar el intercambio de información".
Brasil y Argentina, grandes exportadores de materias primeras, estarían dispuestos a discutir una mejor regulación de los mercados de materias primas para terminar con la especulación pero rechazan un control de los precios.

Esencia del acuerdo
 Las economías dominantes del orbe se comprometieron a vigilar los factores que desequilibran la economía mundial y a los que atribuyeron la exacerbación de la crisis financiera global, dijo ayer sábado la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde. 
Los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los 20 países ricos y en desarrollo lograron que China acepte una lista de cinco indicadores básicos para dar seguimiento a los desequilibrios después de que flexibilizaran el criterio de medición del superávit de cuenta corriente de ese país.
"Las negociaciones han sido francas, a veces tensas", dijo Lagarde, pero al final se logró un compromiso.
Los pagos de intereses derivados de las reservas en divisas de China _las más grandes del mundo_ serán excluidos del cálculo de la balanza de cuenta corriente de ese país, dijo un funcionario.
La balanza de cuenta corriente mide los flujos del comercio y capitales que entran y salen de un país.
Esto convierte al indicador en una combinación entre la balanza de cuenta corriente -el indicador que deseaban la mayoría de países- y la balanza comercial, el indicador que pretendía China.
El avance se logró gracias a que Alemania y Francia cortejaron con intensidad a China, dijo un funcionario que solicitó el anonimato.
Los otros cuatro indicadores a los que se dará seguimiento son los niveles de deuda pública y privada, las reservas de divisas y las tasas cambiarias verdaderas y efectivas.
El acuerdo supone un triunfo parcial para Francia, que tiene este año la presidencia del G-20. Sin embargo, se difirió para reuniones posteriores, debido a su aspecto complicado, la concertación del nivel en el que los desequilibrios representan un peligro y como podría reducirse éste riesgo.
En una declaración que puso de relieve los próximos obstáculos, el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, dijo que se opondría a que se fijen objetivos numéricos específicos para los indicadores. Alemania tiene un superávit de cuenta corriente incluso mayor que el de China en proporción a su producto interno bruto.
Lagarde advirtió a sus colegas que el fracaso para superar los desequilibrios peligrosos podría encaminar al mundo directamente a otra crisis, en tanto que el presidente Nicolas Sarkozy dijo que la autocomplacencia que exhibieron algunos gobiernos podría propiciar la desaparición del G-20.
El grupo coincidió de manera amplia en la necesidad de que países como China incrementen el consumo, ahorren menos y permitan el aumento de valor de sus monedas a fin de que dependan menos de las exportaciones para su crecimiento.
Sin embargo, aspectos sobre la celeridad, los mecanismos y el papel de las políticas estadounidenses suscitaron divisiones.
En las conversaciones se reconoció que ante la crisis, es insostenible el orden de crecimiento económico global como ha sido durante décadas centrado en las compras de Estados unidos al resto del mundo a costillas de un déficit comercial gigantesco mientras que países como China, Alemania y Japón acumulan superávit enormes.
Países como India, China y Brasil, que han surgido como gigantes económicos y políticos por mérito propio, han dado impulso a los intentos para una remozada extrema de la economía mundial.
Las reuniones del G-20 suponen en sí una señal de lo mucho que las cosas han cambiado desde la crisis. Simbolizan el fin de un sistema que ha estado vigente desde la década de 1940 en el que la economía mundial era regida principalmente por un reducido grupo de naciones ricas al que encabezaban Estados Unidos, países de Europa y después Japón.
El foro, establecido en 1999, reúne a países ricos, en desarrollo y potencias emergentes, así como a consumidores y productores de recursos naturales. La Unión Europea también es integrante del G-20.

Se retira la reserva de divisas
El G-20 retiró ayer sábado las reservas de divisas y logró un compromiso escrito sobre otros indicadores en una lista de medidas que utilizará para evaluar los desequilibrios económicos globales, según un comunicado divulgado tras el encuentro del grupo. 
El acuerdo, alcanzado tras dos días de duras negociaciones en París, cede terreno a China, que se había resistido a la inclusión de las reservas de divisas y los balances de cuenta corriente en la lista.
El documento no hacía mención a las reservas. El grupo convino en utilizar "el equilibrio externo compuesto por la balanza comercial y los flujos netos de ingresos por inversiones y transferencias, teniendo debidamente en cuenta el tipo de cambio, fiscal, monetario y otras políticas".
"Nos pusimos de acuerdo en un conjunto de indicadores que nos permitan centrar la atención, a través de un proceso integrado de dos etapas, en los desequilibrios persistentes de gran tamaño que requieren una acción política", dijo el comunicado.

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